Pachamamismo extremista
Por Farith Simon
Los extremos políticos comparten muchas similitudes, entre ellas, presentarse como opciones radicales que buscan romper con un sistema político corrupto e injusto, que no favorece a las mayorías; ofrecen transformaciones profundas en el orden social, económico y político, ya sea a través de la promoción de la igualdad, de la identidad nacional o de los valores tradicionales. En la última campaña, se multiplicaron los ofrecimientos radicales, con visiones polarizadas de una sociedad dividida entre el «nosotros», los que se dicen representantes del pueblo y las mayorías, y el «ellos» o “ustedes”, mirados como sus enemigos. Con su lenguaje y prácticas dejan poco espacio a versiones moderadas de la sociedad, a consensos mínimos y acuerdos básicos; estas versiones son consideradas como tibias e incluso cobardes por los extremistas.
En los extremos, con sus versiones populistas, la realidad se explica a través de un simplismo casi pueril, con un dogmatismo que utiliza frases hechas y efectistas llenas de estereotipos y prejuicios. En elecciones, juegan a la democracia, pero la desprecian profundamente. Por eso, cuando llegan al poder, utilizan prácticas autoritarias, ya sea siguiendo el modelo de Bukele, un populista pragmático de derecha, o defendiendo visiones similares a las de Ortega, Chávez o Correa.
Entre aquellos que compiten por el espacio de los extremistas salvadores de la patria, se encuentra un sector del movimiento indígena, representado por Leonidas Iza y conformado por quienes creen que el camino es demoler a palos la democracia burguesa, haciendo uso de la violencia pura y dura como opción política. Usando el discurso pachamamista de defensa de los derechos de la naturaleza, promueven una visión de la sociedad incompatible con la democracia y la diversidad social. La polarización, el dogmatismo y la violencia contrarían valores democráticos mínimos. Lamentablemente, cada vez hay más personas que se dicen defensores de los derechos y la democracia, que se suman a estos extremos.
OPINIÓN
Farith Simon
Especial para Ecuador News
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