Voluntarios
Monseñor Julio Parrilla
Una de las experiencias más hermosas de mi paso por la parroquia de Iñaquito fue el trabajo con voluntarios vinculados a Caritas. Me alegra enormemente el ver que la parroquia sigue siendo, de forma pujante y comprometida, un espacio de solidaridad importante y de que son muchas las personas, especialmente las mujeres, que abren su corazón y su mano, su sensibilidad y su tiempo, al servicio de los demás.
Los ecuatorianos siempre hemos sido solidarios en tiempos de prueba, dentro y fuera de nuestras fronteras. ¿Cómo no recordar la respuesta del Ecuador, de innumerables ONG`S, al grito y al dolor de Haití? La solidaridad va tiñendo de justicia y de esperanza la vida de las personas y de los pueblos. Y puede que ese sea el camino para construir sociedades democráticas en las que el centro de la economía, de la política y del desarrollo social sea la persona y su dignidad.
Hay gente que colabora esporádicamente, otros lo hacen habitualmente, pero es importante que el tema de la solidaridad sea, sobre todo, fruto de la conciencia social y del compromiso, un auténtico estilo de vida, el único que podrá salvarnos del desastre de la violencia y de la confrontación. Sin duda que el Covid frenó muchas de nuestras inquietudes. Hoy, en que la situación pandémica se va normalizando, tendríamos que recuperar nuestro compromiso con el voluntariado. Es un tema de todos, creyentes y no creyentes, pues lo que está en juego es nuestra condición humana.
La situación compleja que hoy vive el Ecuador y el mundo tiene que llevarnos a revisar nuestras formas de hacer. No basta con dar pan. Es necesario promover justicia y equidad, fomentar el tema educativo y dar mayor cohesión y esperanza a las familias, a los migrantes y refugiados. Más allá de las tareas, el voluntariado será siempre una propuesta magnífica para caminar en la dirección de la dignidad humana y de la paz. Hoy toca no sólo dar una bolsa de alimentos, sino también sentarse a escuchar, a hablar y transmitir a los pobres la certeza de que no están solos en su desvalimiento.
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