La mojiganga estadounidense al desnudo
Por Rodolfo Bueno
Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, dio ánimo a Donald Trump antes de que fuera acusado legalmente: “¡Siga luchando, señor presidente! Estamos con usted”. El gran jurado de Nueva York le culpó de haber pagado 130.000 dólares a la ex actriz porno Stormy Daniels. para comprarle su silencio sobre la presunta relación sexual que tuvo con ella, y es la primera vez en la historia de EEUU que un expresidente enfrenta cargos penales, de los que desde el mismo inicio se declaró inocente.
Por su parte, Alvin Bragg, fiscal general de Manhattan, le acusa: “Trump y otros emplearon el esquema de ‘atrapar y matar’ para identificar, comprar y ocultar a los votantes estadounidenses información negativa acerca de él e impulsar sus perspectivas electorales antes y después de las elecciones de 2016… Posteriormente, hizo lo posible para tapar esta conducta, realizando en los registros comerciales docenas de entradas falsas para esconder su actividad criminal, incluidos los intentos de violar las leyes electorales estatales y federales… No se trata solo de un pago, sino de 34 declaraciones falsas y registros de negocios, que ocultaban una conducta criminal. Manhattan alberga el mercado empresarial más importante del país. No podemos permitir que las empresas de Nueva York manipulen sus registros para encubrir conductas delictivas… Hoy mantenemos nuestra solemne responsabilidad de garantizar que todo el mundo sea igual ante la ley”.
Los pagos se habrían etiquetado falsamente como gastos legales. Bajo la legislación neoyorquina, este encubrimiento es un delito menor, no obstante, se convierte en delito grave si los registros falsos son destinados a ocultar un segundo delito, en este caso se podría tratar del uso de fondos para promover la campaña electoral de Trump.
En cambio, Trump denunció: “El fiscal Alvin Bragg es una vergüenza, fue financiado por el inversor de origen húngaro George Soros y elegido a dedo. Ambos promueven la persecución en mi contra e incluso, al ocultar la historia sobre la computadora personal de Hunter Biden, clasificándola como ‘desinformación rusa’, protegen a la familia de Joe Biden. En lugar de detener la ola de delincuencia sin precedentes, que se ha apoderado de la ciudad de Nueva York, e ignorar los asesinatos, los robos y los asaltos, en los que debería estar centrado, está haciendo el trabajo sucio de Joe Biden… El trasfondo político de este acoso es beneficiar al Presidente Biden. Esta caza de brujas le va a ser contraproducente porque el pueblo estadounidense se da cuenta de lo que los demócratas de izquierda radical están haciendo”.
Si Trump fuera declarado culpable de cada uno de los 34 cargos, según la legislación neoyorquina, tendría la pena máxima de 136 años. Ni la acusación ni la condena le impedirían que se postulara nuevamente a la presidencia, pues no tiene antecedentes penales y la Constitución de EEUU no prohíbe su elección.
El 31 de marzo, Trump dijo que apelará la acusación en su contra, argumentando la parcialidad de Alvin Bragg y la de los funcionarios involucrados en el caso. También afirmó que la acusación del Gran Jurado de Nueva York es un acto de persecución política e interferencia electoral. “Los demócratas han mentido, han engañado y han robado en su obsesión ‘atrapar a Trump’, pero ahora han hecho lo impensable: acusar a una persona completamente inocente. Nunca en la historia de nuestra nación se había hecho esto. En innumerables ocasiones, a lo largo de décadas, los demócratas han hecho trampas, incluido el espionaje a mi campaña, pero utilizar a nuestro sistema judicial como un arma para castigar a un oponente político, que casualmente es expresidente de los Estados Unidos y, con una gran diferencia, el principal candidato republicano a la presidencia nunca había ocurrido antes. Nunca”.
El 4 de abril, antes de escuchar los 34 cargos que le imputó Alvin Bragg, Trump fue puesto bajo arresto y custodia policial, se convirtió así en el primer expresidente de EEUU en ser procesado penalmente. Posteriormente fue dejado en libertad y abandonó el tribunal penal sin hacer ninguna declaración. Joe Tacopina, su abogado, sostuvo que los cargos en contra de su cliente carecían de fundamentos.
Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes de EEUU, declaró: “Alvin Bragg, en un intento de interferir en nuestras elecciones presidenciales, ha dañado irreparablemente a nuestro país. Mientras libera rutinariamente a criminales violentos para aterrorizar al público, armó nuestro sagrado sistema de justicia contra el expresidente Trump. El pueblo no tolerará esta injusticia y esta Cámara hará que Alvin Bragg rinda cuentas por su abuso de poder sin precedentes”.
Ron DeSantis, gobernador de Florida y posible rival de Trump en la nominación del candidato republicano en la elección presidencial de 2024, afirmó: “El uso del sistema jurídico como arma para promover una agenda política, pone patas arriba el Estado de Derecho. Es antiestadounidense”.
Los diputados republicanos de EEUU acusaron a Alvin Bragg de que, “al inculpar al expresidente Trump, cometían un abuso de poder sin precedentes”, que sus acciones harían tambalear la confianza en la justicia y se podrían considerar una injerencia en la campaña electoral de 2024.
Nayib Bukele, presidente de El Salvador, se burló: “Imagínense que esto le ocurriera a uno de los principales candidatos presidenciales de la oposición aquí, en El Salvador… Lamentablemente, a partir de ahora será muy difícil para la política exterior de EEUU utilizar argumentos como ‘democracia o elecciones libres y justas’, e intentar condenar la ‘persecución política’ en otros países”.
Por el contrario, otros políticos celebraron la acusación contra Trump. La diputada Maxine Waters escribió: “¡Así que Trump finalmente fue acusado! ¡Predije que lo harían y predije que Stormy Daniels lo atraparía! ¡A veces la justicia funciona!”
Nancy Pelosi, expresidente de la Cámara de Representantes de EEUU, expresó: “Nadie está por encima de la ley y todo el mundo tiene derecho a un juicio para demostrar su inocencia. Esperemos que el expresidente respete pacíficamente el sistema, que le concede ese derecho”. Hubiera sido verdaderamente democrático que la política demócrata declare: “Todo el mundo es inocente mientras no le demuestren su culpabilidad. Esperemos que el fiscal demuestre que Trump es culpable”.
Ninguna de estas declaraciones devela el meollo de esta entretenida mojiganga, que se persigue a Trump por ser único político con alta posibilidad de ganar la presidencia de EEUU, que habló contra la intervención de su país en el conflicto de Ucrania; que sostuvo que el sabotaje a los gasoductos Nord Stream 1 y 2 podría provocar la Tercera Guerra Mundial y recordó que Biden prometió destruirlos.
Trump, luego de arribar a Washington, a cuyo mundo político llamó la cloaca, ofreció eliminar gastos superfluos, como mantener a la OTAN; acusó a la prensa de impedir a la gente conocer lo que en realidad sucede; propuso aliarse con Rusia para combatir al Estado Islámico; amenazó con investigar lo que realmente pasó el 9/11, cuya versión oficial, según él, es una mentira que contradice las leyes de la física; planteó auditar a la FED, banco privado que controla el sistema financiero de EEUU; sostuvo que EEUU gastó siete trillones de dólares en Eurasia y causó millones de muertos; ofreció finalizar las guerras y denunció que los líderes del Pentágono las provocan para que sean felices todos los fabricantes de aviones, bombas y demás armas y dijo que EEUU no debe involucrarse en conflictos de países, de los que la mayoría de los estadounidenses no sabe nada. Sería bueno que Trump explique a sus partidarios por qué no cumplió estas promesas.
También sostuvo: “Somos un país cuya economía se tambalea, sus tiendas no están llenas, sus cadenas de suministro están rotas, sus paquetes no llegan y su sistema educativo está al final de todas las listas… Nuestro país se está yendo al infierno”.
Por decir estas verdades es ahora juzgado y no por tener sexo clandestino, algo que solo les compete a sus familiares más cercanos y no a la opinión pública mundial.
¿Adónde va EEUU? Es una pregunta cuya respuesta no la dará la próxima elección presidencial, pues es difícil prever cómo y en qué va a terminar la actual convulsión social de EEUU, bastante compleja, porque sus gobernantes no han abordado los reales problemas que agobian a la sociedad de ese país.
Más allá de que la persecución a Trump, muy vergonzosa, por cierto, lo ha convertido en el candidato favorito de la próxima elección presidencial, también es cierto que ha borrado los valores de libertad y democracia, en que deben actuar los políticos, los economistas, los militares y el sistema financiero, todo lo cual suena sarcástico ante la cruda realidad: que el remedio, Biden, resultó ser peor que la enfermedad, Trump.
OPINIÓN
Por Rodolfo Bueno
Corresponsal de Ecuador News en Quito
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