LA UTN UNIVERSIDAD PÚBLICA DE EXCELENCIA
Por Rosalía Arteaga Serrano
Hace unos pocos días tuve la oportunidad de hacer un recorrido por la Universidad Técnica del Norte, centro de educación superior que ya se acerca a los cuarenta años de vida y que ha constituido un pivote para el desarrollo no solamente de la provincia de Imbabura, sino para todo el norte del Ecuador, llegando con su influjo probablemente a la parte sur de Colombia.
Con el propio rector de la Universidad Dr. Miguel Naranjo, pudimos visitar los diversos espacios con los que cuenta la universidad, con una infraestructura deportiva envidiable en sus diversos campus, con laboratorios, algunos de ellos como el textil, que no tienen parangón en el país, así también en áreas como las ciencias médicas, las que tienen que ver con diversas tecnologías, entre otras.
Dentro de los lugares visitados, hay dos que quiero singularizar y que convocaron mi atención de inmediato, el uno, ubicado en el centro de la ciudad, un antiguo claustro rehabilitado y puesto a servir a su nuevo uso, a la Empresa Pública de la UTN, con la recuperación de los patios, los pasillos, los diferentes espacios en los que se respira la calma que nos trae la reminiscencia de los claustros pero que ahora bulle con la dinamia de los nuevos servicios que presta a la universidad y a la ciudad.
El otro es el antiguo hospital en el que precisamente vemos modernos laboratorios con tecnologías tres D, espacios amplios para la investigación, para el ejercicio de la docencia y también la vinculación con la sociedad, que garantiza que los jóvenes que se gradúan en sus aulas están conscientes de las problemáticas que existen y que indudablemente reflejan las necesidades ciudadanas.
La Universidad Técnica del Norte está en un proceso de modernización y de actualización a los nuevos tiempos y requerimientos que todo centro de Educación Superior enfrenta. Lo hace con paso firme, sin titubeos, pero también consciente de las necesidad de preservar raíces a través de los enfoques culturales, que van mucho más allá de la reconstrucción de casonas y espacios que cargan la historia de una ciudad o comunidad, porque velan para que los conocimientos y saberes no mueran y sean parte, en su esencia, de ese sincretismo mágico que nuestras sociedades poseen.
OPINIÓN
Por Rosalía Arteaga Serrano
Ex Presidenta Constitucional de la República del Ecuador
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