Políticos, dejen ambiciones
Por Miguel Rivadeneira Vallejo
La mayoría de los dirigentes y actores políticos debiera dejar sus aspiraciones electorales, por legítimas que sean, y pensar en una transición seria con los próximos comicios presidenciales y legislativos del 20 de agosto entrante. Alguna vez abandonen sus ambiciones y piensen en el futuro del país y en un proceso de recuperación de la institucionalidad.
El no actuar así sería la demostración que están empeñados o quieren sumarse al proceso de la toma de las instituciones en favor de quienes trabajan para lograr la impunidad, como fuera el comportamiento de la mayoría de mediocres ex asambleístas, que se fueron a su casa luego de sus intentos golpistas y desestabilizadores.
Razonen que será un período de administración de un año y medio y el gran desafío es recuperar la nueva Asamblea y el resto de las instituciones, hoy en manos de quienes impulsan o se allanan, por acción u omisión, a la búsqueda de la impunidad. Ese es el caso del Consejo de Participación, el Consejo de la Judicatura, la administración de justicia y hoy buscan afectar a la única institución (la Fiscalía General) que con firmeza viene actuando en el combate de la corrupción y la impunidad
que vive el país.
Piensen primero en recuperar la Asamblea, que es necesaria en democracia para los pesos y contrapesos de poderes.
Por qué no unificar la tendencia que busque la recuperación del país y luego, en febrero del 2025, participar con todas sus aspiraciones legítimas en las elecciones generales para un período de cuatro años.
De no asumir esta responsabilidad, divididos, no van a tener posibilidades porque la otra tendencia, aunque no sea la mayoría, puede volver al poder, con una Constitución que resultara un desastre para el país, y puede ser tarde si esto se encamina hacia la impunidad, el desbaratamiento mayor de la economía e incluso poner en riesgo la dolarización que la mayoría defiende, pero no repara en esta amenaza, que puede llevar al fracasado modelo venezolano, en donde si lograron la igualdad, pero todos en la pobreza y la miseria.
OPINIÓN
Miguel Rivadeneira Vallejo
Especial para Ecuador News
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