IN MEMORIAM
Jefe, vamos a extrañarlo, gracias por todo…
El Dr. Marcelo Arboleda, Fundador y Director de Ecuador News, nos ha dejado
Mucho antes de hacerlo personalmente, ya conocía muy bien al Dr. Marcelo Arboleda Segovia por sus escritos. Trabajaba él en el influyente diario hispano de Nueva York “Noticias del Mundo” y yo en el hispano también, “Impacto Latin News”. Estamos refiriéndonos a una época en la Capital del Mundo, hace 30 años, cuando estaban estableciéndose definitivamente las comunidades hablantes en español y los medios de comunicación en este idioma eran numerosos.
Me agradaba leerlo, porque tenía un conocimiento total de la situación política internacional y de los vaivenes noticiosos relacionados en otras latitudes, pero que repercutían en Estados Unidos y Latinoamérica. Después me enteraría que Arboleda estaba a cargo de esa sección por pedido expreso del director José Cardinali, un periodista argentino que sabía rodearse muy bien.
No hacía mucho que los dos habían tenido contacto profesional y “don Pepe”, como se le conocía a Cardinali, quedó impactado de los conocimientos del joven ecuatoriano residente en París, llegado a estos lares con el fin de ampliar su mundo durante seis meses, lapso permitido por su visa.
Para llegar a “Noticias del Mundo” era indispensable no sólo tener calidad a la hora de redactar sino bases profundas del tema a tratar. Se trataba de un medio cuyas notas y comentarios eran seguidos por numerosa gente e instituciones, a nivel municipal, estatal y nacional. Inclusive era fuente de información para medios impresos en el exterior.
No fue complicado para Cardinali trabajar con Arboleda. Los que tuvimos la suerte de conocerlo de cerca a nivel profesional, comprobamos que además de poseer una prodigiosa memoria, se introducía por los vericuetos políticos con asombrosa agilidad.
Varias veces de adelantó a las noticias por lo que podíamos llamar su “sexto sentido”, aunque realmente era por su dedicación a los temas. Siempre trabajó los siete días de la semana, jamás descansaba y era un lector desaforado. Cuando no existía el internet, se las ingeniaba para que le llegaran periódicos de todos los rincones del mundo que leía con avidez total.
Predecía entonces los movimientos que estaban por hacer los grandes líderes del mundo. Y si por alguna razón viajaban, él descifraba las razones por lo que lo hacían y redactaba sus informes. No resulta difícil comprender la razón por la que “Don Pepe” o apreciaba y lo mantuvo en su lista de colaboradores.
Una visa que se prolongó para siempre
Los seis meses de visa se fueron prolongando. Se trataba no sólo de que ya había adquirido un buen nombre en “Noticias del Mundo”, sino que el amor hizo que su vida diera un giro de 180 grados.
Resulta que el Dr. Marcelo Arboleda Segovia se involucraba mucho en temas de la comunidad ecuatoriana. Era invitado habitual a todo tipo de celebraciones, incluyendo las de carácter político. Un rasgo heredado de su señora madre, quien forjó un nombre en Nueva York como activista antes de decidir regresado a Ecuador. De ella se sabe que organizaba eventos trascendentales y la gente le respondía. Por ejemplo, fue anfitriona de una visita del importante político León Febres-Cordero, antes de ser presidente de la República.
Arboleda heredó tal talento y apoyaba todas las reuniones de ecuatorianos en el área tri-estatal, en una de las cuales conoció a Carmen Barrera, una agraciada joven que también frecuentaba los salones sociales y ya había labrado un nombre de importancia en la ciudad. Atrás había quedado su precioso Milagro, municipio del Guayas, su finca de banano de exportación y su familia, porque la ilusión de ella era abrirse camino en Nueva York. Lo logró a plenitud desde el primer instante en que conoció a Marcelo.
“Nuestras vidas cambiaron en menos de un minuto”, refería él en charlas de amigos. “Los dos entendimos que no había otra posibilidad en el mundo que compartir nuestras existencias eternamente”.
Así fue. Debió pedir una y otra y otra extensión de su visa, hasta que definitivamente París quedó atrás. Al parecer una naciente relación allá no fue tan fuerte como la surgida aquí y Arboleda tomó la decisión de firmar un contrato indefinido no sólo con “Noticias del Mundo” sino con la milagreña que conoció.
En su cerebro se gestó un periódico
Cuando se acercaba el 2000, los periódicos del mundo empezaban a tener dificultades en sus ediciones impresas por la irrupción del internet. Como respuesta inicial varios empezaron a reducir sus plantillas. Previendo lo que se venía, el Dr. Marcelo Arboleda empezó a pensar en un medio dedicado en su totalidad a la comunidad ecuatoriana.
Ya nos habíamos conocido y fue obra de la casualidad. “Impacto Latin News” empezó por esa época a publicar notas de aquella parte del sur del continente él se convirtió en asiduo colaborador, en vista de que “Noticias del Mundo” ya tenía personas encargadas en la especialidad y muchas informaciones suyas no tenían cabida. Así que con la venia del director Carlos G. Carrillo, otro argentino que hizo de la información su vida, empecé a recibirlas. Inclusive con temas exclusivos como la firma de la paz entre Ecuador y Perú enfrascados en la guerra del Cenepa por conflictos fronterizos.
Arboleda fue uno de los invitados a ese momento histórico entre los presidentes Jamil Mahuad y Alberto Fujimori. La foto de estos dos mandatarios y junto a ellos Arboleda, sosteniendo el pendón nacional, fue uno de los mejores orgullos suyos y de lo cual hablaba más bien con humildad.
Para mí no resultaba extraño que él hubiese estado allá y más tarde con otros influyentes de la actualidad ecuatoriana. Se trataba de un hombre carismático que jamás pasaba inadvertido. Sus puntos de vista, así como sus reflexiones todos los tenían en cuenta. Con su libreta de apuntes llegaba a cualquier lugar y sus fuentes le confiaban cualquier cosa.
Era común escucharlo en prolongados diálogos con embajadores, ministros, legisladores y hasta presidentes. Les llegaba con sorprendente facilidad y ninguno olvidaba su nombre.
Hace poco, por ejemplo, el reciente Ministro del Interior, Juan Carlos Holguín Maldonado, estuvo de visita en Nueva York en uno de sus últimos compromisos diplomáticos en el gobierno de Guillermo Lasso. Por boca de Carmen, supo que Arboleda se encontraba mal de salud, noticia que a Holguín le impactó, y a nosotros lo que fue su comentario:
“Vine hace más de diez años a las oficinas de él en Queens y recuerdo con aprecio el recibimiento del Dr. Arboleda. Me comentó sobre temas muy importantes y yo quedé asombrado de sus conocimientos”.
La intención de Holguín fue visitarlo, pero por agenda le resultó imposible, Sin embargo, es un ejemplo de lo que fue como periodista y ser humano. Mencionemos igualmente la amistad que tuvo con otro importante hombre público, el Embajador Luis Gallegos Chiriboga. Se reunían en sus oficinas de las Naciones Unidas en NY, o en la embajada de Ecuador en Washington. Todo comenzó con un reportaje que fue la semilla de una amistad que perduró en el tiempo.
Era obvio, ya en el plano periodístico, que Arboleda sentía injusto represar tanto caudal de información. Y con el ocaso del milenio, en su mente le dio forma definitiva a lo que sería su gran obra: “Ecuador News”.
Comenzamos a trabajar juntos
En verdad, el Dr. Marcelo Arboleda Segovia colaboraba con varios medios en aquella época, pero aun así muchas cosas se quedaban engavetadas. Ya se había desligado completamente de “Noticias del Mundo”, así que tomó la decisión de fundar un medio de circulación mensual para la comunidad ecuatoriana del área tri-estatal.
Las dificultades eran complicadas, porque se requería de una infraestructura básica y un apalancamiento económico propio para comenzar. Sin anunciantes era como arar en el desierto, pero la fe suya era inquebrantable. Tenía un grupo de comerciantes que prometieron apoyarlo, aunque esperaban ver el primer ejemplar en las calles.
En principio “Ecuador News” fue “Ecuador USA” y él junto a Carmen debían desplazarse hasta News Jersey con los originales debajo del brazo y esperar un par de días a que fuera armado. No les agradó que el encargado los hiciera esperar más allá de lo prometido y decidieron buscar a alguien en Nueva York que hiciera ese trabajo.
En ese momento comenzamos a trabajar juntos y de eso se cumplieron ya 28 años. Por razones personales, nación definitivamente “Ecuador News” con el concepto informativo intacto. Debería tenerse en cuenta a las comunidades ecuatorianas de Nueva York, Nueva Jersey, Connecticut, Illinois y la Florida.
Muchas veces, trabajando, veíamos amanecer y anochecer, hasta que él estuviera satisfecho del resultado. Los demás nos íbamos a dormir, pero él continuaba. Se iba para la imprenta y a las pocas horas regresaba a recoger la edición. Junto a su inseparable esposa Carmen, la distribuían y llevaban al aeropuerto los ejemplares que esperaban en otros lugares.
El público lo ignora un sacrificio de esta magnitud. Entiendo que más allá de la parte comercial, lo que motivaba a Arboleda era su pasión informativa. No concebía que la gente se quedara sin leer las noticias que la TV, la radio y los impresos locales ignoraban. Ese fue parte del secreto del éxito. Nos convertimos luego en quincenario y después en semanario. Los que preveíamos dificultades por el aumento de costos, nos estrellábamos con la fe y estrategias de Arboleda, estricto calculador en lo periodístico y en lo comercial.
Durante todo el tiempo hicieron parte de las páginas de “Ecuador News” todo tipo de personas, lo mismo que en el apartado de producción. Esa era otra de sus características, la generosidad. Jamás le negó una oportunidad a nadie, a pesar de que varios después le pagarían mal. Aun así, no se refería a la ingratitud como algo grave sino como un aprendizaje de quienes debemos perdonar.
Con meticulosidad de relojero leía las colaboraciones. Daba su punto de vista para mejorarlas y, lo mejor, muy difícil que se le escapara un error ortográfico o de mecanográficos. Yo lo llamaba “ojo de Águila”. Era impresionante, por más agazapado que estuviera por ahí la palabra “ves” a cambio de “vez” la descubría en un segundo.
a nadie y tampoco fallaba a
eventos comunitarios.
Otra de sus notables características, que yo envidiaba, era que prefería dictar a cambio de escribir. Quienes somos profesionales sabemos lo complicado que es eso, para conservar la idea y el hilo de la historia. Para Arboleda era natural, al igual que el ajedrecista que juega a ciegas, usa su mente para organizar y exteriorizar el informe.
Testigo soy de otro tipo de generosidad de Arboleda. Aunque siempre fue muy cuidadoso con el dinero, le importaba poco desprenderse de un billete si a otro le hacía falta. Sé de varios colaboradores, cuyo nombre me reservo por respeto, que afrontaron situaciones económicas estrechas y Arboleda siempre les resolvió.
Igualmente, cuando por razones del oficio debía llegar a casas ajenas, no recuerdo que se haya aparecido con las manos vacías. Incluso pecaba de exagerado. Que las galleticas, que el refresco, etc.
Y en la oficina igual. Leía las etiquetas con maestría. Cuando el médico le sugirió seguir una dieta especial, se las ingeniaba para conseguir en las bodegas de los alrededores, una serie de productos que cumplieran con los requisitos para el consumo, especialmente el queso, que le encantaba, de todos los colores y sabores. También compraba embutidos, que uno pensaría eran dañosos, pero él, antes de ofrecer, dictaba una mini-conferencia de lo contrario
Por esos avatares de la vida, llegó un momento en que le suspendieron tales golosinas. Sin embargo, él siguió comprándolas para ofrecerme en los días de trabajo. Un grande este hombre.
Personas como él generan pasiones. Ejemplos vemos todos los días. Por tal motivo no faltaron los que el Dr. Arboleda llamaba, con cierta dosis de extraño respeto, “los enemigos, aquellos que no compartían sus posiciones políticas, por las cuales abogó todos los días de su existencia, escuchando a los adversarios, pero enfatizando en las razones de sus puntos de vista.
Puedo decir que “los enemigos”, muy contados en realidad, eran quienes sentían envidia de su éxito. Trataron siempre de atravesarse en su camino, acudiendo incluso a la calumnia. Hasta se metieron con su familia, lo que Arboleda soportaba con la paciencia que el caracterizó. Ni siquiera quiso demandar a un individuo que lo atacó -más bien lo embistió- por la espalda, por motivos que sólo existían en el cerebro del atacante.
¿Me creerían que echaron mano hasta de recursos de hechicería los que querían sacarlo del camino como el gran líder de la comunidad que fue? En una correría por un estado vecino le dieron a tomar un menjurje que lo envió al hospital. Lo interesante del caso es que él supo quién fue y sin embargo, no quiso tomar acciones legales. Ese era su temperamento, no peleaba con nadie y prefería arreglar las cosas diplomáticamente.
Es que la diplomacia fue una de las cosas que le encantaban, en teoría y en la práctica. Muy joven anduvo en la embajada de Ecuador en la Unión Soviética. Lo aprovecharon porque hablaba ruso perfectamente, al igual que inglés, francés y español. Inclusive era ex alumno de la importante universidad Patrice Lumumba de Moscú, de donde salió graduado con honores.
Arboleda refería con excesiva humildad un detalle que, para cualquiera, especialmente ecuatoriano, hubiera sido motivo de gran orgullo: trabajar al lado de Jorge Icaza Coronel, una gloria de las letras latinoamericanas, a la sazón embajador. El firmante de “Huasipungo” le encomendaba una serie de labores que él cumplía a la perfección.
Hace cuatro años estuvo de nuevo experimentando el mundo de la diplomacia, cuando el presidente Rafael Correa, le encomendó representar al país en Bielorrusia. Se alejó de su familia y de nosotros durante casi un par de años, pero siempre pendiente de su más importante creación en la vida, “Ecuador News”.
Otra característica importante del Dr. Marcelo Arboleda Segovia era su elegancia. Siempre lucía impecable y no permitía que los visitantes a su oficina del periódico lo encontraran siquiera en mangas de camisa.
En sus desplazamientos dentro y fuera de los Estados Unidos, debía pagar exceso de equipaje, porque las maletas las utilizaba más que todo en sus numerosos ternos, abrigos y camisas de marca.
Jefe, vamos a extrañarlo,
pero le aseguramos que seguiremos
su ejemplo y legado.
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IN MEMORIAM
Por Néstor Espinoza
Ecuador News
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