Opinión: Hubo un buen fin a un mal comienzo
Por Rodolfo Bueno
Evgueni Prigozhin, líder de la empresa de seguridad privada, grupo Wagner, el 22 de junio planteó un gran desafío al gobierno ruso cuando acusó al Ministerio de Defensa de Rusia de haber atacado a una base de Wagner y haber matado a un gran número de sus hombres, lo que fue desmentido con firmeza por esta institución: “Todos los mensajes y videos difundidos en las redes sociales en nombre de Prigozhin sobre un ataque del Ministerio de Defensa ruso contra los campamentos de retaguardia de Wagner son falsos y constituyen una provocación informativa”, e hizo este llamado: “Han sido engañados para participar en la aventura criminal de Prigozhin y en un motín armado. Muchos de sus compañeros se han dado cuenta de su error y buscan ayuda para poder regresar sanos y salvos a sus unidades permanentes, ayuda que ha sido prestada a quienes la han solicitado”.
El conflicto se agravó cuando Evgueni Prigozhin anunció lo que denominó la marcha por la justicia y prometió hacer rendir cuentas al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y al jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov. El grupo Wagner tomó el cuartel general del Distrito Militar Sur en Rostov del Don, la base logística de la operación militar especial de Rusia para eliminar el nazismo en Ucrania, y amenazó con avanzar hacia Moscú. Prigozhin publicó varios videos sobre la situación en Rostov, en uno de los cuales se lo ve cuando habla con Yunus-Bek Evkúrov, viceministro ruso de Defensa, al que le exige un encuentro con el alto mando del Ministerio de Defensa. En otra grabación asegura haber tomado las instalaciones militares de Rostov, incluido el aeródromo, y que sus efectivos no impiden que la aviación cumpla las misiones del operativo militar en Ucrania.
El 23 de junio, el FSB, Servicio Federal de Seguridad de Rusia, órgano federal que se encuentra bajo la autoridad del Presidente de Rusia, abrió una causa penal contra Prigozhin, lo acusó de incitar a la rebelión armada, instó a los integrantes de Wagner a no cometer errores irreparables, a desobedecer las órdenes criminales traicioneras de Prigozhin y a tomar medidas para su arresto. Por otra parte, el gobierno ruso canceló las reuniones de masas en la provincia de Moscú, reforzó las medidas de seguridad en varias regiones de Rusia y, para prevenir posibles atentados, impuso el régimen de operaciones antiterroristas en Moscú y las regiones de Moscú y Voronezh.
En un mensaje a la nación, el Presidente Putin declaró: “Nos enfrentamos a una traición, la ambición desorbitada llevó a una traición contra Rusia. Como presidente de Rusia y su comandante en jefe, como ciudadano de Rusia, haré todo lo que esté en mis manos para defender al país, proteger el orden constitucional, la vida, la seguridad y la libertad de sus ciudadanos”. Dijo que las Fuerzas Armadas de Rusia recibieron la orden de neutralizar a quienes participen en la insurgencia armada, para evitar que Rusia se divida, y agregó: “Fue exactamente así el golpe que recibió Rusia en 1917, cuando luchó en la Primera Guerra Mundial. Pero la victoria le fue robada. Las intrigas, las disputas, politiqueos a espaldas del Ejército y del pueblo provocaron una mayor conmoción, la destrucción del Ejército, el colapso del Estado y la pérdida de vastos territorios. El resultado fue la tragedia de la guerra civil: Los rusos mataron a los rusos, los hermanos a sus hermanos, y de ello sacaron provecho todo tipo de aventureros políticos y fuerzas extranjeras, que dividieron el país y lo destrozaron. No permitiremos que esto vuelva a ocurrir. Protegeremos tanto a nuestro pueblo como a nuestro Estado contra toda amenaza, incluida la traición interna. Serán contundentes las acciones para proteger a la patria de tal amenaza.
Rusia libra hoy una ardua batalla por su futuro, repeliendo la agresión de los neonazis y sus amos. Toda la maquinaria militar, económica e informativa de Occidente está dirigida contra nosotros. Luchamos por la vida y la seguridad de nuestro pueblo, por nuestra soberanía e independencia, por el derecho a ser y seguir siendo Rusia, una nación con una historia milenaria”. Denunció que las acciones que dividen la unidad de Rusia son una apostasía contra el pueblo e instó a quienes se ven arrastrados a participar en tales acciones a tomar la única decisión correcta, dejar de ser parte de estos actos delictivos.
María Zajárova, portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, escribió: “Tenemos un comandante en jefe. No dos, ni tres. Uno. Y llamo a todos a unirse. Esto es lo principal ahora mismo. Hay momentos en la historia, en que tienes que poner tus sentimientos personales en espera. Incluso si crees que tienes razón al 100%. ¿Por qué? Porque si no nos unimos ahora, si cada uno está para sí mismo o para su propia visión de la situación, nada importará. El enemigo está esperando nuestras luchas internas. La tentación de poner la propia opinión por encima de los intereses del país y del pueblo es grande. Pero si cedemos a ella, todo por lo que vivimos y luchamos cada uno en nuestro lugar se desmoronará”.
Viacheslav Volodin, presidente de la Cámara Baja del Parlamento ruso, expresó: “Los combatientes de Wagner deben tomar la única decisión correcta: estar con su pueblo, del lado de la ley, defender la seguridad y el futuro de su patria, cumplir las órdenes del comandante en jefe supremo. Cualquier otra cosa es traición”.
Valentina Matvienko, presidente del Consejo de la Federación de Rusia, afirmó: “La fuerza de un país tan vasto, multiétnico y multiconfesional reside en la unidad basada en la posición cívica de cada uno y en nuestra intolerancia histórica a la traición y la provocación”.
Serguéi Narishkin, director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, dijo: “Los rusos demostraron su madurez cívica, su capacidad para distinguir la verdad de la mentira. El intento de motín armado, la traición emprendida a espaldas de un ejército combatiente es el peor de los crímenes, no justificable por ningún mérito anterior”.
Ramzán Kadírov, dirigente checheno, declaró que los soldados del Ministerio de Defensa y del Servicio de la Guardia Federal de la República de Chechenia ya partieron hacia las zonas de tensión. “Haremos todo lo posible para preservar la unidad de Rusia y proteger su estatalidad. ¡Hay que reprimir la insurgencia, y si hay que tomar medidas duras para ello, estamos dispuestos a hacerlo!”
Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, condenó la traición del grupo Wagner y las acciones de su jefe, Evgueni Prigozhin. “Ahora, lo más importante para salvar a nuestro Estado y derrotar al enemigo exterior e interior, que quiere destruir nuestra patria, es unirse en torno al Presidente, al Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas del país. La división y la traición es el camino hacia la mayor de las tragedias, una catástrofe universal. No lo permitiremos. ¡El enemigo será derrotado! ¡La victoria será nuestra!
La mañana del 24 de junio, el Presidente Putin informó a Alexandr Lukashenko, su homólogo bielorruso, sobre la situación con el Grupo Wagner. Y cuando parecía inevitable el derramamiento de sangre, Lukashenko mantuvo durante todo ese día conversaciones con Evgueni Prigozhin. La noche del 24 de junio se supo que los esfuerzos del mandatario bielorruso cumplieron el objetivo de evitar la confrontación. Según su oficina de prensa, como resultado de las negociaciones se logró acuerdos sobre lo absurdo que sería desencadenar un baño de sangre en el territorio ruso y se alcanzó una forma aceptable de resolver la situación, que estipula el fin de las acciones judiciales contra los combatientes del grupo Wagner, libres ahora de tomar la decisión personal que más prefieran, y contra su jefe, que aceptó frenar el avance de sus fuerzas por territorio ruso y se va a trasladar a Bielorrusia.
Donald Trump fue el único dirigente de Occidente que se dio cuenta de que el triunfo de una insurrección en Rusia sería maligno para el mundo. “Un gran lío en Rusia, pero tengan cuidado con lo que desean. Lo próximo puede ser mucho peor”, dijo. Muy cierto, a los demás les enceguece la rusofobia y sus inclinaciones neonazis.
Algunos agentes de los servicios secretos de Occidente, que posiblemente le inflaron el ego a Prigozhin, pensaron que el levantamiento iba a ser más largo y muy sangriento. No obstante, sus sueños fueron sueños de perro y no se hicieron realidad. No hubo combates por Moscú gracias al pueblo ruso, a su unidad y su patriotismo, que detuvo la rebelión. La sociedad rusa está unida por la responsabilidad ante el destino de su patria, por eso se aglutinó alrededor de la legalidad, representada por el gobierno del Presidente Putin, y la habilidad de Lukashenko evitó que se produjera el derramamiento de sangre. Se dio un buen fin a un mal comienzo, lo que demuestra que Rusia superó ya la aciaga época del colapso de la Unión Soviética, cuando, tal vez, esta insurrección hubiera tenido éxito. La institucionalidad del Estado ruso se salvó y no solo eso, sino que la estructura de su sociedad va a servir de ejemplo para todo país que busca la libertad.
OPINIÓN
Por Rodolfo Bueno
Ecuador News
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