Ecuador se viste de luto
El domingo 20 de agosto iremos muy tristes a la urnas, pero esperanzados de que todo cambie
Las balas asesinas acabaron con la vida no sólo de Fernando Villavicencio, candidato a la presidencia y luchador en contra de la corrupción, también de las esperanzas de los ecuatorianos que aspiran a que su país vuelva a ser un lugar de paz. Siguen las calles tiñéndose de sangre. Las mafias o quien quiera que sea, no quieren la estabilidad, ni control, ni nada… Sólo dominar con la amenaza y la muerte. Lamentablemente el estado parece permisivo.
Ecuador es un país asfixiado, con un Estado ausente, en retirada. El gobierno de Guillermo Lasso no tiene control del territorio, ni de la policía y tampoco de las Fuerzas Armadas. Mientras, las bandas que trafican drogas ilegales tienen, cada vez más, una influencia significativa en la política, la economía y la sociedad. El asesinato, días de las elecciones generales del 20 de agosto, primero del candidato de a la presidencia, Fernando Villavicencio, y este lunes del dirigente del correísmo, Pedro Briones, expuso el deterioro. Señala la analista Cecilia Diwan.
La crisis de seguridad y violencia que atraviesa Ecuador es la peor de su historia y su origen es multicausal. El ejecutivo es incapaz de abordarla. Desde hace tres años se ha decretado varias veces el “estado de excepción”, que ha permitido el despliegue del ejército, imponer toques de queda y la suspensión de los derechos individuales. Pero poco ha servido.
El país está en guerra permanente por los enfrentamientos entre los cárteles de la droga, que se disputan el control de los puertos y las calles. La ciudadanía es rehén. Cada vez más, la población busca blindar el acceso a sus cuadras y barrios con vallas, cámaras y seguridad privada: una suerte de bunkerización.
Este domingo 20 de agosto tenemos oportunidad de expresarnos. Debemos hacerlo. Votemos a conciencia por la que creamos la mejor opción, Ecuador nos necesita
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