El otro ‘sí’ de Ecuador
El papel de los indígenas en frenar la explotación petrolífera del Amazonas
Hace apenas 60 años, los waorani —la mayor tribu indígena del Parque Nacional del Yanusí (Ecuador)— entraron de golpe, en contacto con la modernidad. Lo hicieron a base de ruidos extraños y grandes máquinas de metal, que habían decidido usurpar su tranquilo hábitat. La industria petrolera había aterrizado en el corazón de la Amazonia.
Desde ese día, los wao han visto alterada su realidad. Además de imponerles forzosamente una modernidad de la que habían decidido aislarse, el Gobierno optó por explotar el territorio — conocido como el Bloque 43—, que constituye una de las zonas de mayor biodiversidad del planeta y ha sido declarada Reserva de la Biosfera de la Unesco.
Pese a que la Constitución reconoce que los pueblos originarios «tienen la propiedad colectiva de la tierra, como una forma ancestral de organización territorial», la potestad del Estado sobre el subsuelo siempre ha sido más fuerte.
Sin embargo, los indígenas de Ecuador han visto la luz al final del túnel este 20 de agosto. La ciudadanía ha votado a favor de un futuro para el área natural, concretamente, para mantener el petróleo en el subsuelo y frenar la extracción.
‘Sí’ ha sido el voto del 58,99% de los participantes a la pregunta ‘¿Está de acuerdo en que el Gobierno ecuatoriano mantenga las reservas de petróleo del ITT, conocido como Bloque 43, en el subsuelo de forma indefinida?’.
El nombre del bloque petrolero ITT proviene de los tres yacimientos que se encuentran en la zona: el de Ishpingo, el de Tambococha y el de Tiputini. En estos territorios viven varios pueblos indígenas que, pese a haber mostrado su rechazo a la explotación del terreno, han tenido algún que otro altercado por los beneficios económicos que esta podía conllevar.
Según France24, la población Kawymeno, con 400 habitantes, así como algunas comunidades de la nacionalidad kichwa, ubicadas en esta región defendían la actividad: «Si no hubiese la industria petrolera, nosotros no hubiéramos (…) tenido educación, salud, bienestar familiar», explicó a los medios Panenky Huabe, presidente de la aldea.
El positivo resultado de la consulta implica la retirada progresiva y ordenada «de toda actividad relacionada a la extracción de petróleo en un plazo no mayor a un año desde la notificación de los resultados oficiales», según lo establecido el pasado mes de mayo por la Corte Constitucional de Ecuador.
A esto se le suma la medida en la que se dicta que el gobierno ecuatoriano no podrá emprender nuevos contratos para retomar la explotación de los recursos petrolíferos.
Los indígenas, detrás de la campaña
Pese a solo conformar poco más del 5% de la población mundial, los pueblos indígenas son los encargados de preservar alrededor del 80% de la biodiversidad del planeta, según datos de Naciones Unidas. La razón detrás de esto es que sus tierras son las más protegidas de la deforestación y los incendios masivos, así como de los proyectos petroleros y mineros.
Leo Landon, co-fundador de la Asociación Jiboiana, que trabaja con personas indígenas para preservar la naturaleza explica que «estas comunidades continúan enfrentándose hoy a la discriminación en su vida diaria y también en los sistemas legales de sus países, lo que las deja aún más vulnerables a la violencia y el abuso».
«Su falta de protección jurídica facilita invasiones, asesinatos y conduce a que tengan que desalojar sus tierras. No se trata solo de una cuestión de justicia social, sino también de justicia ambiental.
Muchos estudios científicos y antropológicos han demostrado que el uso sostenible de la tierra por parte de los pueblos indígenas ayuda a combatir el cambio climático y genera resiliencia ante los desastres naturales», relata el activista.
«Creo que los humanos y la naturaleza pueden trabajar juntos para el bien mayor no solo de la humanidad, sino también de la biodiversidad de la que formamos parte», finaliza.
Las comunidades indígenas de la Amazonia, que conforman el 20% de la biodiversidad del mundo, están detrás del triunfo del plebiscito sobre el futuro del Yanusí. Tanto ellos como varios activistas recorrieron Ecuador para pedir el ‘sí’ a favor de frenar la actividad petrolera, semanas previas a la votación.
«Nos encontramos aquí porque vamos a dar inicio por una caravana por la paz, por la vida, por la naturaleza», manifestó a los medios la activista indígena Helena Gualinga, que explicó que la caravana busca «paz en el país» pero también «paz en la selva», para las comunidades que «están ahorita sufriendo por los impactos de la industria petrolera».
Como consecuencia, Ecuador ha decidido a favor de la acción por el clima, de los derechos de los indígenas y de la protección medioambiental. Y todo gracias a una papeleta.
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