Para que Ecuador salga adelante
Por Rodolfo Bueno
Rusia, India y China están en los primeros lugares del mundo desarrollado, porque han dado primordial importancia al fortalecimiento de la ciencia. En el caso ruso, Pedro I, el Grande, fundó La Academia de Ciencias de Rusia en San Petersburgo el 22 de enero de 1724. Los primeros científicos invitados a trabajar en este centro del saber fueron matemáticos de la talla de Leonhard Euler, Christian Goldbach y los hermanos Nicolás y Daniel Bernoulli, también llegó el embriólogo Caspar Friedrich Wolff, el astrónomo y geógrafo Joseph Nicolas Delisle, el físico Georg Wolfgang Krafft, el historiador Gerhard Friedrich Müller y otros grandes académicos.
La Academia mantuvo ese nombre desde 1724 hasta 1917. La princesa Yekaterina Dáshkova, que la presidió entre 1783 y 1796, organizó las expediciones, al mando de Vitus Bering, para explorar Kamchatka y, de Peter Simon Pallas, para investigar Siberia, la zona más alejada de Rusia. En 1925, el gobierno soviético declaró que la Academia de Ciencias de Rusia era la “institución científica más elevada de toda la Unión”; por eso la denominó Academia de Ciencias de la Unión Soviética y posibilitó la obtención masiva de científicos en toda la URSS. Luego de la extinción de la Unión Soviética, el 2 de diciembre de 1991 se volvió a llamar Academia de Ciencias de Rusia. Esta historia demuestra la importancia de mantener un rumbo si se busca el desarrollo nacional, algo que no hemos hecho en Ecuador.
El economista Pablo Lucio Paredes y el ingeniero Mario Ruiz Jaramillo tenían un importante proyecto de beneficio nacional; se trataba de la creación de un laboratorio virtual de Física. Sucede que sin Matemática y Física no hay desarrollo tecnológico, lo más básico de todo progreso. La enseñanza de Matemática requiere solo de un profesor, de lápiz y papel; en cambio, la Física exige además de costosos laboratorios. Por eso, el proyecto mencionado era fabuloso, porque, con ayuda de una computadora, se podía simular y cambiar los parámetros de un fenómeno físico, para calibrar cómo en la realidad funcionan las cosas en cada caso. Mediante el antedicho programa, todo estudiante podía efectuar cálculos milimétricos acerca de cualquier experimento de la Física, incluso los más avanzados. Cuando el proyecto estuvo terminado, se estableció contacto con el ministerio de educación, en ese entonces, Sandra Correa era Ministra de Educación del gobierno de Abdalá Bucaram. Luego de analizar el programa, la ministra quedó encantada del proyecto y decidió adquirirlo. Poco después cayó Bucaram y el proyecto fracasó. En Ecuador no hay continuidad para los proyectos y son archivados si cambia el gobierno. Es tremendo. Tampoco es posible encontrar un ministro que tome un proyecto del ministro anterior y lo desarrolle. Ecuador no tiene metas ni programas que duren lo suficiente hasta obtener resultados concretos; los países desarrollados sí las tienen. Eso nos hace falta.
Mucho más grave es el problema del Proyecto Hidroeléctrico Toachi Pilatón, ubicado en las provincias de Pichincha, Santo Domingo de los Tsáchilas y Cotopaxi, y que generará 254.40 MW de potencia, producción energética que para el país es fundamental por suplir la producción de los grandes proyectos hidroeléctricos de la cordillera oriental cuando se encuentran en estiaje; por eso es catalogado como un proyecto estratégico para el país. Además, permitirá disminuir la generación térmica y la importación de energía desde Colombia, con la consabida baja del uso de los derivados del petróleo y la reducción del valor de los subsidios a los combustibles, también evitará los apagones, generará empleo para mano de obra calificada y no calificada y reducirá en aproximadamente 430 mil toneladas anuales la emisión de CO2. El proyecto tenía un avance de 85.40% hasta julio de 2022.
El expresidente Rafael Correa había anunciado la construcción de ocho centrales hidroeléctricas con la finalidad de promover la seguridad energética, entonces sostuvo: “La posibilidad de que el país se quede sin energía será nula. Ecuador será uno de los países con mayor seguridad energética del planeta”.
Sin embargo, en la actualidad está retrasado el proyecto Toachi Pilatón, que a fines de 2007 fue adjudicada a Odebrecht, empresa brasileña que, por el mal manejo de la hidroeléctrica de San Francisco y otras obras bajo su responsabilidad, un año después fue expulsada de Ecuador. Luego de la salida de Odebrecht, el proyecto Toachi Pilatón se adjudicó al consorcio chino-ruso, CWE e Inter Rao; los chinos se encargaron de ejecutar la obra y los rusos de instalar y poner en marcha de los equipos electromecánicos.
Toachi Pilatón no se terminó en 2015, como estaba previsto. En 2017, Ecuador rompió de forma unilateral el contrato con Inter Rao, empresa que demandó al país por 86 millones de dólares. En 2019, Ecuador firmó un contrato con la empresa rusa Tyazhmash, que reemplazó a Inter Rao en la provisión y montaje del equipo electromecánico y se unió a la constructora estatal china International Water & Electric Corporation, CWE, para concluir Toachi Pilatón. En 2022, Ecuador rompió de forma unilateral el contrato con CWE, empresa que demandó al país por 100 millones de dólares.
Entre estas y las otras, Toachi Pilatón le ha costado al país un poco más de mil millones de dólares, sin producir un solo centavo de rédito. Lo peor del caso es que no se sabe cuándo operará por completo este proyecto, pues otro gobierno tendrá que contratar a otra empresa para que lo termine. Ahora dicen que Toachi Pilatón es la prueba del despilfarro que hubo durante el gobierno de Rafael Correa, pese a que se trata de la mala fe de los mandatarios posteriores, que pretendieron castigar a Rafael Correa, convirtiendo este proyecto en un campo de batalla contra China y Rusia.
Otro problema grave es la Refinería del Pacífico, RDP, un megaproyecto planificado en alianza con Venezuela durante el gobierno de Rafael Correa. Petroecuador y PDVSA conformaron el consorcio RDP-CEM; Venezuela exportaría petróleo a Ecuador, los productos refinados abastecerían el mercado ecuatoriano y el excedente se exportaría. La RDP tendría la capacidad de procesar 300.000 barriles diarios de petróleo y, sin generar residuos, obtendría gasolina de alto octanaje y otros productos petroquímicos. La refinería sería construida en la parroquia El Aromo, de la provincia de Manabí.
En materia petrolera, se trata del proyecto más grande del Pacífico sur y convertiría a Ecuador de país exportador de petróleo, en un exportador de productos con alto valor agregado. Era un reto gigantesco, que valía la pena correr. La traición de Lenin Moreno destruyó lo que hubiera sido el mayor éxito de la Revolución Ciudadana, por transformar radicalmente la economía de Ecuador.
Apenas terminó el gobierno de Rafael Correa, comenzaron las mentiras sobre la RDP. Se difundió el bulo de que solo se había aplanado un terreno de 540 hectáreas, a un costo de 1.521 millones de dólares, y se repite sin variar la cantaleta de los millones de dólares gastados en aplanar un terreno, lo que no es cierto, pues en ese rublo se gastó solo alrededor de 304 millones, y callan que se trataba del movimiento de tierra más grande en la historia del país, que requería de un colosal conocimiento científico, de un enorme gasto económico en estudios y levantamiento de planos, pues se trataba de la construcción de un moderno complejo petroquímico. El siguiente gobierno iba a ser el encargado de ejecutar el proyecto, lo que no pasó.
También confunden adrede los conceptos de sobrecosto y sobreprecio. Se habla de sobreprecio cuando se recarga sin motivo el precio real y de sobrecosto cuando hay razones técnicas específicas que incrementan el costo de la construcción de una obra. Generalmente, en la mayoría de proyectos los costos se subvaloran. Un sobrecosto tiene que ver con imprevistos que aparecen durante la ejecución de un proyecto, como es la aparición de fallas topográficas y tectónicas. Esto pasa en el mundo entero y no sólo en Ecuador, como sostienen los críticos de la construcción de la RDP. Está claro que en el sobreprecio puede haber corrupción, o sea, pagar más que el valor real del producto; en cambio, el sobrecosto da lugar al reajuste de un contrato, que es lo que pasó en la RDP. La pregunta del millón: ¿Quién gana si Ecuador depende de las refinerías extranjeras? La respuesta señala a quienes el país les importa un bledo y que pretenden seguir gobernando.
Ecuador elegirá presidente el 15 de octubre. Luisa Gonzales debería terminar el proyecto Toachi Pilatón y la RDP, si es que esos proyectos todavía son viables. El otro candidato ofrece privatizar el IESS, la Educación Pública y la Seguridad; además, dice que las mujeres se dejan preñar para sacar dinero a los hombres, que la gente comete delitos para ir a la cárcel y así tener comida y medicina gratis. Él es libre de pensar lo que guste, pero esa mentalidad no le faculta para gobernar con equidad e inteligencia un país que necesita de un verdadero político, que conozca profundamente los problemas del pueblo ecuatoriano.
OPINIÓN
Rodolfo Bueno
Corresponsal de Ecuador News en Quito
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