Voto sin engaños
Por Miguel Rivadeneira Vallejo
Este domingo 15 se resuelve en las urnas el futuro del país con la definición en la elección presidencial. Los electores tienen la responsabilidad de ejercer un voto libre, pero bien informado y responsable, sin caer en los engaños y las mentiras de la campaña electoral, porque eso les puede llevar a arrepentimientos posteriores, pero será demasiado tarde porque está latente el fantasma de ir a la desdolarización y a un modelo dictatorial y de pobreza como Venezuela
Más allá del debate último entre los finalistas, los electores tienen la obligación de discernir entre las propuestas, informarse bien, sin caer en los engaños y las mentiras de campaña, que ofrecen arreglar los problemas en un periodo corto de un año y medio, en medio de los acuciantes problemas de inseguridad, desempleo, sociales, económicos, debilidad institucional, ingobernabilidad, falta de acuerdos, a los que se sumará el impacto del fenómeno de El Niño. Existe la disyuntiva: escoger entre los que quieren el poder para saciar sus ambiciones, venganzas y lograr la impunidad de sus actos de corrupción o salvar la democracia y exigir un mejor país para hijos y nietos.
No pueden caer en los engaños de quienes ya gobernaron y prometen todo lo contrario de lo que hicieron cuando fueron poder. En el tema de inseguridad ofrecen un acuerdo con EE. UU. cuando sacaron a los gringos de la Base de Manta y que debilitó al país frente al narcotráfico y el crimen organizado. Debilitaron a las FF. AA. y a la Policía, destrozaron la disciplina y ahora prometen fortalecerlas. Permitieron el ingreso al país de grupos armados irregulares de Colombia y facilitaron la entrada de extranjeros sin controles, gente buena y mala con antecedentes penales, con la aprobación de la ciudadanía universal. Crearon la tabla de drogas y ahora justifican que no fue para los menores pero en la práctica les tiene afectados gravemente.
Prometen solucionar la crisis del seguro social cuando hicieron todo lo contrario: le debilitaron cuando proclamaron que no había deuda del Estado con el IESS, lo cual fue una falacia. Eliminaron el aporte del Estado del 40 % para el fondo de pensiones, que determinó que se deje de pagar cerca de 6.400 millones de dólares durante tres años hasta que la Corte Constitucional declaró la inconstitucionalidad de la Ley de Justicia Laboral que aprobaron.
Ofrecen tomar 2.500 millones de dólares de la reserva monetaria que está en el exterior y que no le pertenece al Gobierno sino que son sagrados recursos de los clientes del sistema bancario y financiero, que a su vez están depositados en el Banco Central como encaje bancario. Además hay dineros del seguro social, instituciones públicas y gobiernos seccionales. Se muestran favorables a desdolarizar la economía y establecer el ecuadólar cuando la gran mayoría de ecuatorianos defiende la vigencia del dólar.
Ofrecen contratar miles de médicos para los hospitales, pero no precisan si serán extranjeros (procedentes de las dictaduras de Cuba o Venezuela) como ya lo hicieron cuando gobernaran el país. Por todo ello es obligación abrir los ojos antes de sufragar y ejercer un voto libre, pero informado, razonado y responsable.
OPINIÓN
Miguel Rivadeneira Vallejo
Especial para Ecuador News
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