Una pizca de paz…
La Patria Boba
Por Antonio Molina Castro
*Dónde queda el mensaje supremo de observación cotidiana “Amaos los unos a los otros” y el que proclamamos en estos tiempos: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra entre los hombres de buena voluntad”… La irracionalidad responde a bala y la insensatez con odio.*
–No creo que las realidades del contorno de los seres humanos, en el mundo entero, hayan endurecido tanto al corazón de los hombres, porque siempre en lo más recóndito de su ser quedará una razón para articular una expresión de amor a sus semejantes. Dios, te ruego que con hechos despejes mis dudas…
Por ese razonamiento, que en la escala zoológica nos muestra superior a las bestias, es que nos conmueve ver imágenes – en medios audiovisuales e impresos – de niños moribundos o muertos, ensangrentados y desmembrados siendo trasladados en brazos ajenos a improvisados hospitales de campaña y en medio de explosiones tremebundas que sacuden la tierra y transforman la desesperación en terror, la angustia en dolor, la impotencia en rabia contenida, mientras nuestros ojos no paran de llorar.
20 mil muertos en 7 días en una guerra de zapa, ciega y obnubilada, en esa Franja donde convergen tantos credos, que dicen abrazar el amor y la paz. Estoy más confundido que en el principio: ¿Puede haber amor entre los seres humanos, impuesto a balas? O, desde otro ángulo, ¿puede imponerse a un Dios a fuego de metrallas?…
Dónde queda el mensaje supremo de observación cotidiana “Amaos los unos a los otros” y el que proclamamos en estos tiempos: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra entre los hombres de buena voluntad”… Siempre la irracionalidad responde a balas y la insensatez con odios.
El nuevo orden mundial que está cuajándose gobernará sobre la nada, dominará una tierra arrasada y a un tris de desprenderse de su eje, a consecuencia de las guerras que sirven para eliminar seres humanos y no las alimañas que nos atacan de pandemia en pandemia. En ese mundo de odio que construyen a bala NO habrá ni pan ni agua, el conocimiento será inservible, el caos no reconocerá las creaciones humanas, las ciencias y las artes. Terminará su obra desintegradora, simplemente…
Sin embargo, en los hombres de Buena Voluntad quedará impregnado por siempre los esfuerzos por alcanzar la paz, que sí los hubo, como el que se dio aquel invierno de 1944, en Normandía, a un lado del Canal de la Mancha, cuando combatientes alemanes e ingleses después del Día D, atrincherados y ateridos por el frío polar, cantaron en sus idiomas el villancico “NOCHE DE PAZ”… Uno a uno salió de la fosa y sin conocerse – siendo enemigos – fueron a abrazarse entre sí porque había llegado la Navidad. No hubo declaratoria oficial de paz, ni ningún tipo de protocolo: El hombre simplemente entendió que Navidad es paz… La guerra se detuvo y los enemigos se abrazaron dándose una pisca de paz… Horas más tarde el fragor renació intenso y esos soldados rivales atrincherados demostraron que sí es posible la paz entre los hombres de Buena Voluntad. Había obrado el milagro de la Natividad.
Amor y Paz, fue el signo que popularizaron los hippies en los años 60, es posible que se dé, ahora, si ambos valores tienen contenido y no son vacuos, si trabajamos por ellos y NO nos nutrimos de ello. Hagamos, entones, que la celebración de esta Navidad, realmente, tenga su auténtico contenido.
OPINIÓN
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