El acontecimiento estelar del año 2023
Por Rodolfo Bueno
En el año 2023 se dio un elevado proceso de cambio en la geopolítica mundial, cuyo acontecimiento estelar fue el acuerdo para reanudar los lazos diplomáticos entre Irán y Arabia Saudita, rotos en 2016. El 10 de marzo de 2023, Arabia Saudita, de fe musulmana sunnita, e Irán, musulmana chiita, luego de mantener conversaciones en Pekín, acordaron la reconciliación entre sus naciones, no enfrentarse en conflictos armados y mutuamente respetar sus soberanías. El acuerdo modifica radicalmente la geopolítica mundial, porque termina con años de guerras y rivalidades entre ambas naciones, fomentadas por insidias de Occidente, y abre la posibilidad de una era de paz en el Medio Oriente.
En China, que supo dar pruebas de imparcialidad, se negoció el acuerdo sobre la base de la no injerencia en los asuntos internos de otras naciones, es que las relaciones interestatales, que promueven Rusia y China, se basan no en el enfrentamiento, sino en el respeto mutuo, no en la división y las guerras, sino en el intercambio, el comercio y la cooperación. Al lograr este acuerdo, Pekín se posicionó como un actor de elevado rango en el sur global, donde la influencia de las potencias occidentales anda de total capa caída.
Los iraníes podían temer que los chiitas de Arabia Saudita se viesen afectados por el acuerdo, pero comprenden que los tiempos han cambiado y que los árabes respetarán a su propia minoría chiita, porque la paz es favorable a sus intereses. Teherán y Riad acordaron no solo reabrir sus embajadas, sino también reanudar la cooperación en materia de seguridad, economía y comercio, medidas que contraponen los esfuerzos de EEUU para aislar a Irán mediante sanciones económicas.
Se hace una pequeña sinopsis histórica que muestra como las dos grandes vertientes del islam se enfrentaban entre sí, para beneficio de Estados Unidos, la UE e Israel.
Luego del derrocamiento del shah Reza Pahlevi, Washington empujó al presidente iraquí, Saddam Hussein, a emprender una guerra contra el Irán del ayatolá Khomeini. Desde 1980 hasta 1988, Estados Unidos y sus aliados armaron a los dos bandos, para que se desangraran en una guerra que costó más de un millón de vidas.
Entre 1992 y 1995, EEUU provocó en Bosnia-Herzegovina la guerra, que desmembró Yugoslavia; para ello manipuló la rivalidad de musulmanes bosnios contra serbios, macedonios y montenegrinos, de cultura eslava. Los musulmanes fueron comandados por Osama ben Laden, consejero militar de Alija Izetbegovic, presidente bosnio.
Cuando la revolución, que intentó derrocar a la dinastía sunnita, estalló en Bahrein, de población mayoritaria chiita, Arabia Saudí envió sus tanques y la aplastó; Irán, en cambio, apoyó a los chiitas de Bahrein, que enfrentaron los tanques sauditas.
A partir de 2015, cuando la República Árabe de Siria iba a caer en manos de los yihadistas de Daesh, armados por EEUU, e Irán había agotado toda su capacidad de ayuda, Rusia y sus soldados lucharon junto a los sirios y derrotaron a los yihadistas.
Irán rompió relaciones diplomáticas con Arabia Saudita en 2016, cuando el gobierno saudí ejecutó al jeque Nimr al-Nimr, líder de la oposición chiita.
Irán apoyó al grupo Ansarallah de Yemen, que en enero de 2022 bombardeó Abu Dabi, capital de los EAU, y que en septiembre de 2019 atacó con misiles la refinería saudita de Abqaiq-Khurais, lo que casi hizo colapsar el mercado mundial de petróleo. Este conjunto de hechos comprueban la importancia del acercamiento entre Riad y Teherán. Sucede que desde 2019, luego de los ataques contra Abqaiq-Khurais, Arabia Saudita duda que Washington pueda protegerla, y cambió su rumbo estratégico para evitar encontrarse en el fuego cruzado, en una posible guerra entre Irán y EEUU.
La causa real del conflicto palestino israelí es el incumplimiento del acuerdo del 29 de noviembre de 1947, en el que la Asamblea General de la ONU estableció dos Estados, Palestina e Israel, resolución de obligatorio cumplimiento, que no se ha cumplido porque Israel ocupa Palestina. Solo después de la creación del Estado de Palestina, con las fronteras de 1967 y su capital en Jerusalén Este, la paz será posible.
El conflicto actual es parte de la estrategia de EEUU: controlar el mundo mediante la guerra. En el Medio Oriente su enemigo principal es Irán, por eso los sucesos del 7 de octubre fueron organizados contra Teherán. Israel, aupado por Estados Unidos, busca incendiar toda la región para obligar a Irán a intervenir de manera abierta en el conflicto, lo que habilitaría a la administración Biden a establecer una guerra de gran escala contra la nación persa, razón por la que tanto Washington como Tel Aviv intentan por todos los medios de involucrar a Teherán, no sólo en Gaza, sino también en las operaciones de los hutíes, que desde mediados de noviembre de 2023, en apoyo a Palestina, han iniciado una serie de ataques con misiles contra cualquier nave que surque el mar Rojo desde y hacia el Canal de Suez, para lograr que Israel ponga fin a sus crímenes y lleguen alimentos, medicinas y combustible a la población asediada de la Franja de Gaza, según declaran sus dirigentes.
Lo confirma John Kirby, portavoz de la Casa Blanca: “Vemos a corto plazo la perspectiva de una escalada mucho más significativa contra las fuerzas y el personal de EEUU. Y seamos claros al respecto, el camino conduce de nuevo a Irán. Irán financia, arma, equipa y entrena a milicias y fuerzas interpuestas en toda la región”.
Lindsey Graham, senador republicano, instó a EEUU que ataque a Irán para proteger a sus soldados en Oriente Medio, ya que, en su opinión, Teherán está respaldando a los hutíes, que lanzan ataques regulares contra las fuerzas estadounidenses. Criticó al secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, y la Administración Biden, porque “están fallando a nuestras tropas sobre el terreno (…) Los hutíes están totalmente respaldados por Irán. Llevo seis meses diciéndolo: golpeen a Irán. Tienen campos petrolíferos al aire libre. Tienen el cuartel general de la Guardia Revolucionaria. Pueden verlo desde el espacio, bórrenlo del mapa”.
John Bolton, ex asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump y ex embajador de EEUU ante la ONU, opinó que “Occidente ahora puede que no tenga otra opción que atacar a Irán”, porque Teherán ha cruzado la línea de las hostilidades armadas, lo que da a Occidente luz verde para actuar de igual manera. Al mismo tiempo, criticó a la actual administración Biden por no actuar con decisión en estas circunstancias. “Tanto los ataques de las milicias hutíes como las de chiitas han encontrado solo respuestas occidentales débiles e ineficaces. Ni Hamás, ni los hutíes, ni la milicia iraquí han incitado todavía a EEUU o a Israel a tomar represalias directas contra Irán. Obviamente, Teherán no se siente lo suficientemente presionado para frenar a sus sustitutos prescindibles, lo que demuestra que Occidente no ha establecido condiciones para la disuasión, lo que podría enfriar el conflicto. La Casa Blanca y sus taquígrafos mediáticos repiten sin cesar que no quieren que se extiendan las hostilidades actuales, pero la ‘no estrategia’ de Biden, basada en la esperanza, no tendrá éxito”. Opina que Israel, EEUU y el Reino Unido podrían persuadir a los ayatolás de que seguir adelante les traerá un dolor intolerable solo si “demuestran que poseen la determinación y la capacidad de imponer costos significativos a Irán, como castigo por su agresión. Es muy probable que solo la fuerza militar directa, aplicada contra objetivos críticos dentro de Irán, imponga tales costos, demostrando a Teherán que ha calculado mal no solo respecto de Israel, sino también respecto del presidente Biden y de Occidente en general”.
Ahora bien, no es tan fácil borrar a Irán del mapa, un intento como ese sumiría en el caos a la economía mundial; además, Irán tiene capacidad de respuesta para devastar tanto las bases militares estadounidenses de la región, como las ciudades israelíes. Ni EEUU ni Israel tienen capacidad militar para derrotar a Irán, ni siquiera si actúan juntos, a menos que usen armamento atómico, lo que sería el fin de la humanidad.
Meir Dagan, ex jefe del Mossad israelí, calificó los planes de atacar Irán de la cosa más estúpida que ha oído y que un ataque significaría una guerra regional que colocaría a Israel en una posición imposible. Otro ex jefe del Mossad, Ephraim Halevy, dijo que Irán no plantea una amenaza existencial para Israel y que un ataque a Irán “impactará a la región durante cien años”.
Para terminar, la explicación de lo que actualmente sucede se escuchó en marzo de 2019 en el Knéset de Israel: “Cualquiera que quiera impedir la creación del Estado Palestino debe apoyar la fortificación de HAMÁS y apoyar económicamente a HAMÁS. Esta es parte de nuestra estrategia: aislar a los palestinos de Gaza de los palestinos de Cisjordania”. El autor de esta estrategia macabra es nada menos que Benyamin Netanyahu, actual adalid del combate a Hamás, por lo que el teatro del absurdo, con el que EEUU e Israel intentan engatusar al mundo, se desmorona por su propio peso.
OPINIÓN
Rodolfo Bueno
Corresponsal de Ecuador News en Quito
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