¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?
Po Mauricio Riofrío Cuadrado
Esa es la pregunta clave no solo para el señor Anderson Boscán, sino para todos quienes hacen de todo, a fin de lograr una primicia o conseguir datos certeros o indicios dentro del periodismo en cualquiera de sus géneros. La relación con las fuentes debe guardar una prudente cercanía, estrechar lazos de amistad o generar familiaridad en el trato de lado y lado, siempre podrá ser confundido con complicidad, confundido en el mejor de los casos.
La respuesta, desde nuestra óptica, es afirmativa, el fin si justifica los medios, PERO cuando éstos son lícitos y guardan las formas y los fondos que la ética exige y tienen los valores que, al final del día, se pretende sean los correctos para una sociedad como la ecuatoriana, siempre necesitada de pulcritud, coherencia, objetividad y sindéresis.
Quienes ejercen la comunicación social están moral y profesionalmente obligados a ser y parecer. Los valores señores…los valores… esos que no se aprenden en las presentaciones de power point o en los mapas y procesos teórico-científicos, sino se traen impregnados en cada historia vivida, en cada experiencia, en los triunfos limpios y las derrotas dignas, esa es la referencia que requiere la nación.
El mega operativo ejecutado por la Fiscalía General del Estado, nos ha mostrado a muchos alguaciles alguacilados, y esto solo es el principio, con el paso del tiempo las investigaciones irán cuajando y se podrá evidenciar la metástasis -nombre claro y contundente, tristemente real- de un entramado que va más allá de los capos, testaferros, cómplices, campaneros y encubridores.
No cabe ninguna duda que, el gran problema es sistémico, no se ganará ni se solucionará nada, si únicamente se reemplazan nombres, caras y fichas. Si la estructura que ha generado este caos se mantiene, caeremos en el profundo agujero negro que provoca el gatopardismo, es decir cambiar todo para que nada cambie.
El país del “vale todo” debe terminar, no es suficiente poner “cara de circunstancias” para pedir acongojado disculpas públicas, aquí debe haber una sanción que sirva de ejemplo, no podemos seguir en medio de malas mañas, burlas, groserías y vulgaridades, tanto en los medios tradicionales, que afortunadamente tienen muchas excepciones, como en los digitales. Hay gente, equivocada del medio a la mitad, que cree que la procacidad y el manejo de lenguaje soez les hace rebeldes y contestatarios, cuando lo único que causan es pena y repulsión en quienes tenemos la mala suerte de encontrarlos en las ineludibles redes sociales. No se pretende que los periodistas sean Unamuno, Vargas Llosa o García Márquez, pero por lo menos guarden un mínimo de recato y buenas maneras, para que leerlos o verlos no sea un verdadero castigo y no precisamente divino.
¿Vale la pena ejercer el periodismo, en busca de una sociedad mejor, sacrificando la ética, la pulcritud y sobre todo la legalidad? Es otra pregunta que deben responder los preguntadores que presumen de saber lo que otros no saben y gozan con tumbar ministros o gobiernos.
Reflexionar sobre los dilemas éticos es un deber para las profesiones, en realidad para el género humano entero y no se trata de memorizar un código de conducta, se trata de pensar en lo que vamos a hacer, buscar las motivaciones y finalmente asumir las consecuencias de lo hecho, más aún en la comunicación social porque su naturaleza es la exposición pública.
Buscar la verdad es una obligación de todos, presumir o jactarse de haberla encontrado es un absurdo que no tiene nombre, solo nos deja ver que hay que mejorar como personas y desde luego como profesionales. Hay que estar conscientes de que la historia de los pueblos la empiezan escribiendo los periodistas.
La travesía por el 2023 nos ha dejado un país mal herido, un estado al borde del abismo por la violencia y la muerte, esperamos voltear la página en el 2024, ya es hora de comentar buenas noticias, el Ecuador lo merece…
OPINIÓN
Mauricio Riofrío Cuadrado
Columnista invitado
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