SANDINO Y SU LEGADO
Por Rodolfo Bueno
Augusto César Sandino es un patriota y revolucionario nicaragüense, que en la primera mitad del siglo XX defendió a su país contra la ocupación estadounidense. Bajo su mando, unos seis mil guerrilleros se aglutinaron en las selvas de Nueva Segovia y se ganaron la admiración popular por ser prácticamente invencibles.
El periodista William Grigsby escribió que Sandino tiene dimensión nacional, pues es el fundador de Nicaragua como patria y que “Hasta su aparición dicho territorio era simplemente un apéndice de cualquier potencia. Fue de Gran Bretaña, fue de Estados Unidos, fue de España. Pero Sandino funda la patria porque coloca al pueblo como protagonista.
Hasta ese momento a los empobrecidos de Nicaragua, a los peones, simplemente los mandaban a morir y no tenían ningún tipo de decisión en ningún asunto de ningún tipo en la política o la economía nacional”.
Sandino, cuando tenía 17 años, presenció el fusilamiento del general Zeledón por las tropas norteamericanas. Le impresionó que el cadáver del patriota fuera llevado por los Infantes de Marina de Estados Unidos en una carreta de bueyes, para sepultarlo en el pueblo de Catarina; lo denigrante del espectáculo lo convirtió en un nacionalista fervoroso.
Con apenas 29 combatientes y 40 fusiles comenzó la guerra contra los gobiernos sumisos de Díaz y Moncada, de Nicaragua, y la ocupación estadounidense.
El 16 de julio de 1927, en la histórica batalla de Ocotal, después de adueñarse de casi toda la ciudad y obligar a los marines y a las tropas nacionales a atrincherarse en las dos manzanas centrales, aviones estadounidenses bombardearon la ciudad diezmando las tropas de Sandino, por lo que se vio forzado a retirarse. La derrota, causada por el elevado poder de fuego de los marines, lo decidió a iniciar la guerra de guerrillas contra los invasores y los gobiernos que pidieron la intervención estadounidense. Sandino incrementó sus efectivos hasta formar el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, alrededor de unos 6000 hombres. Sus actos le dieron tal popularidad, que muchos compatriotas de América Latina se integraron a sus filas.
En 1928, el revolucionario salvadoreño Agustín Farabundo Martí llegó a Nicaragua para involucrarse en la lucha de Sandino contra la invasión estadounidense; el 4 de mayo de 1929, fue nombrado coronel del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua. El destino de estos revolucionarios se unió por una causa común: La lucha de los pueblos de América Latina contra el imperialismo norteamericano.
En noviembre de 1928, el contralmirante Sallers propuso a Sandino abandonar la lucha a cambio de numerosos beneficios. Sandino le respondió: “La soberanía de un pueblo no se discute, sino que se defiende con las armas en la mano. La resistencia armada traerá los beneficios a que usted alude, exactamente como toda intromisión extranjera en nuestros asuntos trae la pérdida de la paz y provoca la ira del pueblo”.
EEUU, al comprender que no podía derrotar a la guerrilla de Sandino, conformó bajo su mando a la Guardia Nacional de Nicaragua, que entrenó y equipó para que se enfrenten pueblo contra pueblo, lo que no influyó notoriamente en la guerra contra Sandino, quien, más bien, expandió sus zonas de operación. Las propiedades estadounidenses fueron destruidas y los colaboradores de EEUU fueron ejecutados por traicionar a la patria.
Cuando en EEUU hubo la Gran Depresión, fue electo presidente Franklin D. Roosevelt, quien, entre otras medidas, combatió la crisis mediante la política de buena vecindad, o sea el retiro de las fuerzas militares de EEUU de la cuenca del Caribe; en enero de 1933, las retiró del territorio nicaragüense, razón por la que Sandino negoció con el gobierno de Nicaragua la deposición de armas y el retorno a la vida civil. Como su prestigio político y militar eran una amenaza para Anastasio Somoza, jefe de la Guardia Nacional, el 21 de febrero de 1934, luego de ser invitados por el Presidente Juan Bautista Sacasa a una cena en el Palacio Presidencial, fue detenido, junto con sus lugartenientes, los generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor, por órdenes de Somoza. Los tres: Sandino, Estrada y Umanzor fueron asesinados a las once de la noche por efectivos del batallón que los custodiaba. No se conoce dónde exactamente enterraron el cuerpo de Sandino, aunque eso no importa, puesto que toda Nicaragua es ahora su cuerpo. Rosario Murillo, vicepresidente de Nicaragua, expresó que gracias a este héroe los nicaragüenses viven en libertad a los 90 años de su asesinato.
Anastasio Somoza, mediante la traición, logró lo que Estados Unidos intentó hacer durante muchos años, eliminar a Sandino, y dos años después derrocó al Presidente Sacasa y tomó las riendas del poder en Nicaragua. Anastasio Somoza afirmó haber recibido órdenes para matar a Sandino del embajador estadounidense Arthur Bliss Lane.
Años más tarde, un grupo de diplomáticos latinoamericanos reclamaron a Summer Wells, Secretario de Estado de EEUU, por el apoyo que su país brindaba a Somoza, quien, según ellos, era un hijo de puta. “Yo sé que es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”, les respondió Summer Wells. Actualmente, Antony Blinken podría responder si le preguntaran lo mismo sobre la mayoría de los gobernantes de la UE y Ucrania: “Yo sé que son hijos de puta, pero son nuestros hijos de puta”.
Con la muerte de Sandino no fenecieron sus ideales, que fueron tomados por Carlos Fonseca Amador, fundador, en 1962, del Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN. En 1979, la dictadura de Somoza fue derrocada mediante la lucha armada del FSLN, lo que disgustó a EEUU. Para derrocar al sandinismo organizó a la Contra, movimiento sobre el que la Corte Internacional de Justicia, en el “Caso Nicaragua contra Estados Unidos”, reveló que el gobierno del Presidente Ronald Reagan entrenaba, armaba, financiaba y abastecía, principalmente a través de la CIA.
En 1984, el Congreso de Estados Unidos prohibió ayudar a la Contra. Funcionarios del gobierno de Reagan organizaron una red clandestina de financiamiento para los contrarrevolucionarios nicaragüenses, cuyas fuentes principales eran: La venta ilegal de armas a Irán, que se encontraba en guerra con Irak, país aliado de EEUU. El dinero proveniente de la venta de armas se invertía en drogas, que se introducía masivamente en los barrios pobres de Estados Unidos. La droga ingresaba por el aeropuerto de Arkansas, Estado cuyo gobernador era Bill Clinton, que no notaba el ingreso de toneladas de narcóticos procedentes de Colombia y México y la salida de armas y pertrechos para la Contra, apoyada en gran parte por los partidarios de Somoza, que añoraban las delicias del poder. La ingente cantidad de dinero recibida por Clinton le ayudó para financiar su campaña presidencial.
Sandino es Héroe Nacional de Nicaragua y se le llama “General de Hombres Libres”, tal como en 1928 lo llamó el escritor comunista francés Henri Barbusse. Sus ideas, expresadas en el Manifiesto de San Albino, son recordadas en Nicaragua y el Mundo: “Soy trabajador de la ciudad, artesano como se dice en este país, pero mi ideal campea en un amplio horizonte de internacionalismo, en el derecho de ser libre y de exigir justicia, aunque para alcanzar ese estado de perfección sea necesario derramar la propia y la ajena sangre. Que soy plebeyo dirán los oligarcas, o sea, las ocas del cenagal. No importa: mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y el nervio de la raza, los que hemos vivido postergados y a merced de los desvergonzados sicarios que ayudaron a incubar el delito de alta traición: los conservadores de Nicaragua que hirieron el corazón libre de la Patria y que nos perseguían encarnizadamente como si no fuéramos hijos de una misma nación”. Su lucha por la libertad, la soberanía y la justicia siguen hoy más vigentes que nunca.
Durante la conmemoración del Tránsito a la Inmortalidad del General Sandino, que se llevó a cabo en el Centro de Convenciones Olof Palme de Managua, el Presidente Daniel Ortega recalcó la importancia de su legado ahora que se dan las agresiones de EEUU en contra de su pueblo y de otras naciones, pues los imperialistas no han desaparecido y, más bien, cometen crímenes horrendos, como el que cometen, día a día, contra el pueblo palestino a la vista y paciencia de los países que se llaman civilizados, los países europeos, cómplices de esos crímenes.
“Lanzan agresiones contra todos los pueblos, contra el pueblo nicaragüense, contra todos los pueblos del mundo” y agregó que “a pesar de estas agresiones los pueblos resisten, los pueblos no se rinden, los pueblos no se venden jamás”.
En un mundo lleno de retos y contradicciones, Sandino es referente de la lucha y la persistencia. Para los nicaragüenses, su legado tiene múltiples formas, la principal: El amor a su pueblo, ir las comunidades para servir al pueblo, al pueblo que Sandino luchó por ver libre. Por eso, hoy en día la lucha de la revolución es por llegar a todo el pueblo, que ahora necesita educación, salud y vivienda. Eso es lo que se llama libertad.
OPINIÓN
Rodolfo Bueno
Corresponsal de Ecuador News en Quito
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