¿CÁRCELES DE MÁXIMA SEGURIDAD Y LA REHABILITACIÓN?
Por: Holguer Mariano Jara
La realidad es que las condiciones al interior de las cárceles ecuatorianas, hacen prácticamente imposible que se cumpla el objetivo, rehabilitación; el encarcelamiento lejos de rehabilitar, se reduce a un extremo castigo que genera resentimiento, hostilidad, favorece la contaminación del crimen y lleva a la pérdida de habilidades básicas para la vida en sociedad.
¿La cárcel para qué?. Las cárceles son para lograr la reintegración de los reclusos a la comunidad. Hay una distancia grande, entre la filosofía idealista y la realidad dentro de las prisiones del Ecuador, en vez de servir como un territorio neutral en las guerras entre los grupos criminales organizados, se convirtieron en “escuelas del crimen”.
En lugar de alejar a los pequeños delincuentes de los crímenes más graves, las prisiones sobre/pobladas ubican a los delincuentes de bajo nivel al lado de los grupos criminales más influyentes, de quienes a menudo tienen que depender para sobrevivir.
Las cárceles son una región de desastre, espacios de profunda corrupción, mercados de la miseria humana, donde todo tiene precio: la vida, la integridad, el alimento, el sexo y la esperanza de un futuro mejor. Se debe hacer una limpieza profunda en las prisiones ecuatorianas
Lo más importante es erradicar la corrupción a todos los niveles, construir un sistema que siga una línea austera, verificar los resultados para incorporar correcciones, revisar la legislación, impulsar el desarrollo sustitutivo y correctivos de la prisión, elaborar programas, diseñar espacios y aplicar recursos que favorezcan el trabajo, la educación, salud y los derechos humanos.
Desde la declaratoria del conflicto armado interno, Ecuador reporta casi 7.000 detenidos, pero sólo 300 son presuntos terroristas o miembros de bandas narco/delictivas. Es el inicio de un urgente saneamiento del sistema penitenciario que ha estado durante décadas controlado por las mafias. ¿ Pero será la solución ? la calentura no está en las sábanas, mientras no haya una profunda reforma a la Ley, especialmente la Justicia, muy poco cambiará.
El problema es muy complejo porque, por un lado, los partidos o movimientos políticos se sienten obligados a atender los reclamos ciudadanos de más seguridad y prisión, pero por otra parte, la prisión se ha convertido en mecanismo para el incremento de crímenes.
La situación general es muy preocupante y las propuestas políticas de reforma brillan por su ausencia. El incremento de la criminalidad al momento, es atendido con políticas de encarcelamiento masivo. Este desface está provocando un empeoramiento progresivo de las condiciones de vida en las cárceles, el hacinamiento es evidente, aunque nadie dice nada.
Las nuevas cárceles de máxima seguridad que se construirán en Santa Elena y Pastaza, tendrán inhibición de señal celular y satelital, sistemas electrónicos con tecnología de punta, control de acceso digital y análogo, triple seguridad perimetral, construcción blindada, guardias sin rostro, modelo “Bukele”.
Modernizar el sistema penitenciario con estándares internacionales, es lo aconsejable. El papel del Estado NO se limita a incorporar derechos en la legislación ecuatoriana, sino actualizar y a verificar que estos derechos sean respetados.
¿Modernizar las cárceles, para modernizar el castigo o dar tregua a una batalla abierta desde la prisión ?. Las cárceles son gobernadas por bandas del crimen organizado. el Gobierno declaró la existencia de un “conflicto armado interno y los calificó de terroristas y beligerantes”, desde entonces, policías y militares se han desplegado en sendos operativos de control.
Esta lucha territorial por el control del negocio del narcotráfico, se da desde las cárceles de Ecuador, donde de acuerdo a las autoridades y varios reportes, se coordina el andamiaje criminal, demostrando que Ecuador es incapaz de atajar la crisis de las cárceles.
Se vive una corrupción sin precedentes en el sistema penitenciario. Toda esta violencia estaría financiada por el dinero de la droga y manejada desde las cárceles , convirtiendo de esa manera a esta nación en la autopista de la cocaína.
Mientras construyen cárceles de máxima seguridad a costos millonarios, se olvidan de los centros de detención para menores y por desgracia sus múltiples problemas, no son tomados en cuenta por el Estado. Debemos pasar de un sistema PUNITIVO a uno REEDUCATIVO, de REINSERCIÓN social.
Entiendo que el desafío es mayor por la falta de recursos económicos y especialmente por la escasa visión para reincorporar a niños y jóvenes con problemas y que muchos ya están en la “escuela delictiva”, pero no es motivo de justificación, para votar al tacho de la inmundicia el presente y futuro de la patria.
¿El Estado debe asumir su papel de garante de los derechos que tienen los menores? Se debe realizar alianzas público privadas y quienes apoyan con capital semilla. Hay que hacer un reconocimiento de las causas que originan el comportamiento delincuencial juvenil versus el de los adultos. Hay que prevenir y no lamentar, el gobierno tiene la palabra.