Hay que invertir en políticas que promuevan el liderazgo femenino
Por Holguer Mariano Jara
Una evidente ausencia de liderazgo femenino en los espacios de toma de decisiones con implicaciones nacionales en los campos político, ejecutivo, empresarial, están dejando una inmensa brecha para el desarrollo colectivo de los ecuatorianos.
Que las mujeres apenas participen de los debates relevantes, representa no sólo un grave déficit democrático, sino también debilita la calidad misma del debate. Debemos avanzar hacia una democracia paritaria que incorpore, de forma plena, a la mitad de la población que representan las mujeres, como objetivo clave del progreso político y económico en la ecuación de crecimiento.
Todavía existen mujeres destinadas a ser objeto decorativo, de sonrisa eterna y actividades frívolas, mientras los hombres se ocupan de los temas serios e importantes y las encasillan en un papel subordinado, alejado de la toma de decisiones y en la periferia del poder.
Esta inequidad plantea muchas preguntas. ¿por qué éste progreso tan lento si las mujeres superan en número a los hombres en títulos universitarios? ¿Por qué las mujeres no avanzan al mismo ritmo que los hombres?
La lentitud de su progreso no puede explicarse sólo por falta de ambición o fortaleza, por el factor de la maternidad o por otras excusas. El Liderazgo Centrado puede ayudar a las mujeres a liberar su potencial como lideres en la política y negocios.
Está claro que las mujeres enfrentan mayores desafíos que los hombres. Las cargas y responsabilidades adicionales de ser esposa, madre. Por eso es importante la formación especializada para mujeres políticas y ejecutivas.
Detrás de estos desafíos están los prejuicios y sesgos inconscientes (aunque en muchos casos no son tan inconscientes). Nuestro sistema patriarcal, injusto e irracional, perjudica no sólo a las mujeres líderes, sino también al desempeño del negocio o la política.
La cultura social en la que vivimos sigue ligada al machismo, la educación en casa aún promueve esta diferenciación entre hombres y mujeres. En las organizaciones existen creencias de superioridad, así como el que un hombre pueda sentirse amenazado o minimizado por una mujer.
Persisten obstáculos para que las mujeres lleguen a posiciones de liderazgo, pese a contar con las calificaciones necesarias. Es notable el logro de mujeres líderes, ya que ser mujer es difícil; menudo están sujetas a más escrutinio para validar un ascenso, una especie de micro/machismo que las mujeres deben enfrentar a diario.
Invertir en políticas que promuevan el liderazgo femenino no es un juego de suma cero, donde las mujeres ganan y los hombres pierden. Al excluir a las mujeres de oportunidades, la sociedad está desaprovechando su potencial.
Las mujeres aportan mucho y pueden aportar más. Necesitamos lideres hombres y mujeres que hagan el esfuerzo adicional para remover los obstáculos que impiden aprovechar todo el potencial de las mujeres. Necesitamos un gobierno que invierta en las niñas, niños, en sistemas de cuidado y educación para que todos tengamos las mismas oportunidades.
Lograr un porcentaje mayor de inclusión de las mujeres, si es posible. Empoderar mujeres y hombres, tener conversaciones reales de desarrollo, hacerlos ver que su potencial es mucho más que una evaluación o que un proyecto puede definirlos.
En Ecuador no hay muchas mujeres en posiciones relevantes, eso, es una evidente vulnerabilidad, pero también es la oportunidad para crecer y convertirse en un espacio fuerte. Es imprescindible promover la generación de más oportunidades en la política, como: ejecutivas, dotar a las mujeres de las herramientas y oportunidades para escalar posiciones y enfrentar en mejores condiciones los retos del presente y futuro.
Nuestro país está experimentando una mejora significativa en la dimensión de empoderamiento político liderada por un aumento en la proporción de mujeres que ocupan cargos ministeriales y parlamentarios. La Fiscal General del Estado Abogada Diana Salazar, es un ejemplo. En el actual gobierno varias mujeres ya están como protagonistas desde varios ministerios. Fiscales, Jueces, pero no es suficiente.
Cuando una mujer hace bien las cosas en lo que no estaba preparada, demuestra que puede crecer y que hay madera para rato. Y para ser capaz de hacer las cosas tiene que atreverse. Ser atrevida está lejos de tener que saberlo todo, de competir por el poder, de tener muchos más atributos y pocas fallas.
Todo lo que puede involucrar el entorno y contexto es un terreno incierto, sin embargo, esto se vuelve doblemente difícil para una mujer. Se trata de factores y creencias que han influido a lo largo del tiempo dentro del rol que debe tener una mujer en todos los ámbitos de su vida. De ahí la lucha por sus derechos, por ser reconocida, por tener igualdad de oportunidades, por demostrar que es capaz de hacer las cosas y bien, debe continuar seriamente.
Observamos mejoras en la paridad de género en la participación de la fuerza laboral, la remuneración y la representación femenina en puestos directivos y de liderazgo, pero también en la política. Estas mejoras se han visto impulsadas por el aumento de las tasas de estudios, la evolución positiva de las normas sociales y los cambios más amplios del mercado laboral. La paridad de género en el Ecuador sigue una tendencia al alza, todavía hay camino por mejorar, sobre todo en los tipos y la calidad de los empleos de las mujeres. Se necesitan alianzas más estrechas entre los sectores público y privado para apoyar la capacitación y el perfeccionamiento profesional y la contratación de mujeres para ese tipo de funciones.
OPINIÓN
Holguer Mariano Jara
Especial para Ecuador News
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