Tercera vía: Nada por ahora
Por Cristian Bravo Gallardo
La tercera vía en política representa un intento por trascender aquella división ideológica tradicional entre izquierda y derecha. Si bien, dicho planteamiento ha sido adoptado y promovido por varios líderes y partidos en el mundo, también ha sido blanco de críticas. A pesar de ello se mantiene como una alternativa de equilibrio entre la eficiencia económica y la equidad social en un mundo globalizado y en permanente cambio.
En el Ecuador, la configuración del panorama pre electoral ha generado debate en torno al surgimiento de una nueva alternativa política que supere esa división entre las ideologías tradicionales. La idea de una tercera vía se refiere a un enfoque político que supere las divisiones ideológicas partidistas y encuentre soluciones que combinen elementos de corrientes políticas diversas, un modelo de gobierno responsable, pragmático, moderado y que busque soluciones equilibradas.
Ante una nueva opción que acoja las necesidades y el sentimiento popular, varios sectores empiezan ha plantearse la pregunta ¿existe un espacio para una tercera vía? Previo a las elecciones del 2025, el tablero político está marcado por una pugna entre el movimiento liderado por el presidente Daniel Noboa y el correísmo, ambos con un desgaste importante en las últimas semanas.
En un contexto marcado por la polarización, es necesario el surjimiento de una opción política que esté por fuera de los extremos y que tenga la capacidad de aglutinar electoralmente aquel espectro de votantes que no se ven representados por los proyectos y que actualmente copan el tablero político electoral ecuatoriano.
La construcción de dicha alternativa, requerirá de una coalición que incluya a líderes políticos moderados, figuras de la sociedad civil y técnicos en diversas áreas dispuestos a compartir el poder. Deberá estructurarse a través de un proceso de diálogo que escuche a los diversos sectores de la sociedad, a partir del cual conformar un programa de gobierno sólido, que ofrezca soluciones pragmáticas a los principales problemas del país, como la inseguridad, el desempleo y la crisis económica.
Si bien una tercera vía política podría ofrecer una gobernanza más inclusiva, responsable y orientada hacia el bien común, no existen por el momento señales de que esta opción se esté conformando en el país. De las mediciones presentadas por algunas empresas encuestadoras, no se ve aún la posibilidad de que una nueva alternativa pueda posicionarse.
Por ahora, el llamado a fomentar la participación activa de la ciudadanía en la toma de decisiones políticas, a través de foros de discusión y espacios de diálogo sigue siendo necesario.
Una propuesta de tercera vía deberá comprometerse firmemente a combatir la corrupción y establecer medidas efectivas de transparencia y rendición de cuentas. Para ello, será necesario buscar puntos en común entre diferentes sectores de la sociedad y construir consensos que impulsen políticas y reformas en beneficio de la ciudadanía. Esto implicará superar divisiones y buscar el bienestar general por encima de intereses partidistas. De momento la posibilidad para una nueva alternativa política con las características señaladas es baja.
OPINIÓN
Cristian Bravo Gallardo
Columnista invitado
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