ECUADOR RIQUEZA NATURAL Y MISERIA POLÍTICA
Por Holguer Mariano Jara
Nuestro país goza de una riqueza cultural envidiable, naturaleza incomparable, clima excepcional, un pueblo maravilloso, tierra fértil, productiva y muy generosa, muy rica en tradiciones, así como expresiones artísticas, pero con gobiernos dañinos, sin ideología, con prejuicios de poder, sin capacidad intelectual, convertidos en usureros, explotadores y enemigos del pueblo.
La casta” política” convertida en mafias y carteles del crimen disciplinadamente organizados para causar caos, desorganización, miseria y convertir al Ecuador en un paraíso de los narcotraficantes, dejando a los ecuatorianos en absoluta orfandad.
Ecuador tiene gran riqueza de recursos naturales, pero su economía se basa exclusivamente en petróleo, cacao, camarón, banano, flores y obviamente impuestos. Sin embargo, se percibe un desencanto, pues pese a todas las ventajas del país, nuestra situación económica, política, de seguridad y social, empeora cada día.
Hace 4 décadas, se respiraba un aire de cambio y euforia que permitía a propios y extraños pensar en la enorme posibilidad de encontrar de manera más sencilla la solución a gran parte de los problemas, con el retorno al sistema democrático.
Después de la “embriaguez democrática”, la realidad como siempre cruel, se encargó de recordarnos que la tarea por desempeñar es casi titánica, pues representa la suma de rezagos históricos, que en la actualidad se convirtió en basura política.
Lo más lacerante de esta realidad, no es que exhiba la inoperancia del gobierno, sino que la propia sociedad queda en entredicho, pues finalmente el gobierno es un producto creado y modificado por nosotros.
De hecho, la democracia en pañales que experimenta el país, junto con una pésima interpretación del espíritu que motiva la misma, ha creado nuevos conflictos como confusión y parálisis política entre los poderes del Estado, participación desorganizada de la sociedad, oportunismo de grupos sectoriales, etc., lo que ocasiona un desempeño ineficiente del gobierno en su conjunto.
A pesar de la voluntad de gobernantes y gobernados parece que no se consiguen resultados satisfactorios y sostenibles, dando la impresión de que no se avanza hacia ninguna parte, tal vez porque no se utilizan las herramientas adecuadas, tal vez porque resulta muy conveniente que la situación no cambie.
Ni siquiera el propio gobierno conoce realmente las causas que lo han llevado hasta este punto de inoperancia. La realidad es muy sutil y se empeña en esconderse de muchas formas, por lo que se requiere de una gran capacidad de observación y paciencia para comprenderla, siendo necesario el uso de análisis más profundos.
Es imprescindible estudiar los problemas del gobierno ecuatoriano, partiendo de los elementos teóricos básicos del análisis institucional. Existe de esa manera, la posibilidad de destruir el mito de la ineficiencia que mueve al gobierno y que contribuye a anular las propuestas de racionalidad en su desempeño y también se puede difundir nuevas metodologías desarrolladas por la disciplina económica, para analizar los problemas del país mediante enfoques más cercanos a la realidad.
Por desgracia estamos en una cultura, en la que predomina es lo emocional y que se ha acentuado últimamente en la política. Uno de los ejemplos más destacados, es que las relaciones políticas ya no se estructuran en torno a la convicción racional, sino a la adhesión emocional.
Vivimos con profundo sentimentalismo hacia la política, en la cual todo posible rasgo razonable, está condenado a morir. Y así llegamos a la intolerancia emocional, cuando la verdad se personaliza de tal manera que es mi verdad y todo ataque a ella, es un ataque personal. De esta forma, las sociedades amplían su ámbito de influencia, que ahora abarcan desde los pensamientos y las ideas, hasta lo emocionalmente correcto.
Estamos pasando de lo políticamente correcto a lo emocionalmente correcto, que acaba en intolerancia emocional. Y esto es muy peligroso, porque como saben ustedes, las emociones van y vienen, dependiendo del estado de ánimo y las circunstancias del momento y la política no puede adaptarse nunca a las emociones pasajeras de las personas, sino al bien común y general de la sociedad.
Al pueblo y al gobierno, nos rige la constitución y las leyes emanadas de ella; las religiones poseen ritos y dogmas que deben seguir sus fieles; la escuela establece reglamentos de ingreso, permanencia y egreso para sus alumnos y maestros; en las empresas existen políticas, reglamentos y valores para realizar una producción de calidad. Las reglas son importantes, porque crean un orden social a través de incentivos, castigos, convicciones, valores, principios y creencias.
Es importante una reforma estructural del sistema político ecuatoriano, que permita una consolidación de la democracia. Se hace obligatorio que el pueblo exija a nuestros representantes en la Asamblea Nacional y Gobierno central, la eliminación de la Constitución de Montecristi y recoger la Constitución que regía antes del mamotreto elaborado como un traje a la medida para los correistas.
OPINIÓN
Holguer Mariano Jara
Especial para Ecuador News
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