LA INVENCIÓN DE LA NATURALEZA
Por Rosalía Arteaga Serrano
Debo confesar que estoy deslumbrada, fascinada, entusiasmada luego de cerrar la última página del libro “La Invención de la Naturaleza” de la autora germano-británica, nacida en Nueva Delhi, Andrea Wulf. Pero también puedo coincidir con muchos que ese entusiasmo existe desde las primeras páginas y capítulos de este fantástico libro.
Andrea Wulf nos va develando la personalidad del científico más importante del siglo XIX, del naturalista Alexander von Humboldt, una mente brillante, que se interesaba por las ciencias al igual que por las artes, que encontró esa vinculación entre todas las especies del mundo, la relación de los pisos climáticos, la ubicación de las especies.
Me confieso admiradora de Humboldt desde que conocí algo de su vida y de sus aportes a la ciencia, pero ahora, tras la lectura de “La Invención de la Naturaleza” no dejo de pensar en esa mente privilegiada que abrió los caminos para otros descubridores y estudiosos para quienes sus libros entre los que consta “Cosmos”, fueron una especie de Biblia, de camino a seguir, de mapa para continuar con el análisis de diversas disciplinas, de teorías que encontraron en los libros del naturalista alemán su más importante fuente de inspiración.
La vida de Humboldt es en sí misma una aventura, en la que se van develando con un apasionamiento fuera de serie, las emociones que absorbía de la propia naturaleza con la que mantenía una imbricación innegable.
En Humboldt encontramos los antecedentes de las teorías y los estudios de Darwin, de Muir, de Thoreau, descubrimos los nexos con los grandes poetas y filósofos, ahí están los vínculos con Goethe, con Wordsworth, pero también con personajes como Bolívar, Jefferson y otros tantos adalides de las luchas libertarias.
Humboldt, de la mano de Andrea Wulf, se vuelve más fascinante aún, si esto fuera posible, nos contagia la magia por la aventura del gran naturalista alemán, pero también desvela, una vez más, la imbricación de Humboldt con América, su enamoramiento de las geografías de este continente, desde la llanura del Orinoco hasta el majestuoso Chimborazo, que le sirve como telón de fondo para su Naturgermalde. Sugiero el estudio de Humboldt y sus aportes a la ciencia, a las artes, al descubrimiento real de la naturaleza a todo ser humano, tal es la grandeza de su aporte para el conocimiento, para los conocimientos.
OPINIÓN
Rosalía Arteaga Serrano
Ex Presidenta Constitucional de la República del Ecuador
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