LA BARBARIE ES PARTE DEL PAISAJE ECUATORIANO
Por Holguer Mariano Jara
Las imágenes de la violencia comenzaron a tapizar el mapa del territorio ecuatoriano en el gobierno de Rafael Correa, que fue muy permisivo con el Narcotráfico y la Narco Política. El ex-Presidente Lenin Moreno, se preocupó de frenar la arremetida del socialismo del siglo XXI.
Guillermo Lasso, estuvo más preocupado por enfrentar a la oposición implacable del correísmo en la Asamblea Nacional, trazar los lineamientos y sentar las bases para enfrentar al crimen organizado.
Desde cuando Daniel Noboa, Presidente de la República ordenó el despliegue del ejército y la policía en las calles y vías públicas para luchar contra el crimen organizado, la violencia recrudeció a extremos insoportables, con matanzas violentas e indiscriminadas.
Declaró abiertamente la “guerra al narcotráfico” y como era de esperarse, los cadáveres se multiplicaron en todo el país. Algunas bandas de criminales inauguraron fosas clandestinas, desde las cárceles imponen miedo, terror y sangre. En las condiciones sociales, económicas y políticas de Ecuador, la estrategia exclusivamente militar de lucha contra el crimen organizado nos conduce a una espiral diabólica.
Las acciones policiales y militares entorpecen la disminución de los índices de criminalidad organizada, al obligar a los grupos delictivos a enfrentar la amenaza provocada por la expectativa del aumento de la represión contra ellos, mediante el simple cambio de dirección de sus recursos financieros, que el Estado les ha dejado intactos, para ampliar sus redes de corrupción.
En las circunstancias dramáticas que soportamos los ecuatorianos, sólo la indignación, una indignación que no por justa deja de ser desgarradora, dolorosa, criminal, parece ser la única vía para conservar la dignidad y por supuesto exigir al gobierno responsabilidad y objetividad en su accionar contra la violencia.
El país se ha fragmentado y con el paso del tiempo se ha convertido en un Estado clientelar, débil, susceptible de ser chantajeado con relativa facilidad, por aquellos grupos a los que se ve obligado a recurrir para sostenerse a lo largo y ancho del territorio, o sea, de los corruptos viejos políticos, enemigos de la patria.
Ecuador, donde la barbarie se ha vuelto parte del paisaje de nuestro bello país. La guerra contra el narcotráfico, en el que varios Municipios del país, Cuerpo de Bomberos, empleados públicos, Fiscalías, Registro de la Propiedad, están involucrados en grados diversos con la delincuencia organizada, incluso funcionan oficinas paralelas, para tener efecto positivo en sus malvadas pretensiones.
Al parecer, la ciudadanía está aprendiendo a convivir con los muertos mutilados, esparcidos en lugares públicos, con carteles de amenazas a los familiares y a las instituciones encargadas de la seguridad; obviamente el gobierno nacional, solo puede decir, que están trabajando para terminar con la inseguridad y cobijarse con el miedo de exponerse a violentos sicarios del crimen organizado.
Según el gobierno, en lo que va del año, las cifras de muerte violentas se han reducido en la mayoría de las provincias, a excepción de Manabí y los Ríos. Los cantones con más asesinatos son: Guayaquil, Durán, Babahoyo, Buena fe, Quevedo, Manta, Portoviejo y Ponce Enríquez.
Pese a todo lo que se invente el gobierno, hay cantones, en los que la violencia se ha incrementado. Con las cifras actuales se observa que las peores tasas están en las ciudades pequeñas, porque, aunque no tienen muchas muertes, su población tampoco es extensa.
Sin embargo, están también los que, arrinconados por contextos de violencia, no encuentran otras vías o alternativas de vida más allá de la migración o la misma violencia.
Así, el Estado pierde invariablemente presencia, se ve impedido a realizar obra pública y más que invertir en su desarrollo generando empleos, competitividad, innovación e infraestructura, se ve empujado a financiar su subdesarrollo dilapidando sus recursos en el pago a élites y grupos corruptos.
Las muertes violentas en lo que va del año, ya llegaron a 4.000 según Mónica Palencia, Ministra del Interior. El Ministerio de defensa gastó cerca de 500 millones de dólares en compras reservadas. El gobierno incrementó el presupuesto general para seguridad, pero los resultados son desalentadores.
La expresión más cruel de esta crisis, son las muertes violentas, desaparición de jóvenes, niños, adultos, los secuestros de comerciantes. Este preciso momento que usted está leyendo, están asesinando a un ecuatoriano.
El Alcalde de Durán Luis Chonillo, en días anteriores confirmó que Sercop certificó a la empresa del “Negro Tulio”, cabecilla de los Chone-killers. De esa manera el Municipio adjudicó el contrato, por cerca de 300.000 dólares. El crimen organizado tiene bastante poder y llega hasta a funcionarios por coacción o intimidación.
Mientras esto sucede las cárceles del país permanece sin seguro, Wilman Terán, a través de supuesto emisarios cobraban 40 mil dólares a jueces corruptos para desvanecer sumarios, otras instituciones públicas también están ligadas con las mafias.
El pueblo debe ser capaz de alimentar la esperanza de que el país se reponga de este inmenso quebranto, con un adecuado ejercicio de racionalidad, aún podemos permitir a sus conciudadanos salir del funesto túnel, en el que nos tienen con la muerte entre ceja y ceja.
OPINIÓN
Holguer Mariano Jara
Especial para Ecuador News
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