Segundo Bautista el poeta del pueblo
Por Holguer Mariano
La música es una manifestación artística y un medio para expresar sentimientos, emociones, ideas o pensamientos. Esta experiencia de belleza genera un estímulo sonoro que puede servir para el entretenimiento, la diversión, la comunicación y la integración.
La música ecuatoriana, nos permite hacer un recorrido por la grandeza musical del país. Hoy rendimos homenaje a SEGUNDO BAUTISTA VASCO al cumplir cinco años de su fallecimiento, sus notas musicales siguen en vigencia, los ángeles disfrutan sus melodías y su cuerpo tiene un eterno descanso. Plan retorno, bajo un prisma nuevo y necesario, multiplica el mensaje sabio de un artista invidente, pero con una visión inmensa de sentimientos.
SEGUNDO BAUTISTA VASCO nació en el recinto Santa Ana de la parroquia Mullinquil, cantón Salcedo provincia del Cotopaxi el 23 de diciembre de 1.933, sus padres Segundo Bautista y Carmelina Vazco, sufrieron mucho, pues su hijo perdió la vista y esto, supuestamente, motivó para que su padre abandone a su vástago. En realidad, su padre no les abandonó a su hijo ni a su esposa, fue víctima del engaño de unas enfermeras de la Cruz Roja, quienes le llevaron a Segundo Bautista (padre) a un instituto de ciegos en Quito, en el que se encontraban leprosos y enfermos muy graves.
Su Madre sufrió mucho, pero lejos de cruzarse de brazos ante esta cruda realidad, sacaron fuerzas y sin pensarlo dos veces decidieron darle todo el apoyo a su hijo, para que se integre a la sociedad de manera positiva. Fue así, como lo internaron en un instituto de ciegos, para que estudie música.
A los 5 años aprendió a tocar el piano, demostró tener una innata cualidad de aprendizaje. Su permanencia en el Instituto de Ciegos fue muy tranquila, tenía y recibía lo que deseaba para aprender a tocar instrumentos musicales, especialmente el piano. Alejandro Cruz, dedicó todo su tiempo, para nutrir de conocimientos y se convirtiera a tempana edad, en el Rey del piano.
Periódicamente le visitaban sus familiares, le estimulaban, le hacían bromas y hasta jugaban, de vez en cuando. Se levantaba temprano a tocar el piano, quería aprender lo más rápido y retornaba a su cama muy tarde, era el último en irse a descansar.
Los profesores del Instituto de ciegos, en un evento intercolegial reconocieron todo su raudal artístico y a partir de ese momento las cosas cambiaron, para él, su familia y para la música ecuatoriana. Desde entonces, Alejandro Gualotuña, se convirtió en su mejor compañero e instructor. Bautista entendió que su foco estará encendido mientras viva, en las voces silenciadas de sus ojos. También pintó alegrías y tristezas en la cara de vecinos y hoy nadie quiere olvidar su música.
Una de las particularidades de Bautista fue el dominio de diversos instrumentos: piano, guitarra, requinto, órgano, acordeón, hasta hoja de capulí. En su forma de cristalizar sus composiciones, transmitía un poderoso mensaje de vida, amor, ilusiones y desilusiones. El desafío de construir su propia identidad, su música, movimientos e incluso emociones encontradas respecto a las historias de la música ecuatoriana y hasta la muerte, lo convirtieron en un ídolo.
Bautista, transmitió el orgullo de pertenecer a Ecuador a través de sus innumerables canciones, que resuenan hasta hoy en muchas partes del mundo.
El himno de los migrantes, de su puño y letra. COLLAR DE LAGRIMAS. «Así será mi destino, partir lleno de dolor, llorando, lejos de mi Patria y de mi amor. Collar de Lagrimas dejo en tus manos y en el pañuelito consérvalo mi bien y en las lejanías será mi patria, que con mis canciones recordaré. Y a mi madre santa le pido al cielo, le conceda siempre la bendición». Canción grabada como un Fox Incaico y no se utilizó el piano, a pesar de ser su instrumento favorito.
También compuso entre otros temas: Señor mi Dios, Huérfano de Padre, Ojos que Amaron, Triste Abandono, Cansancio, El Santo de mi Guambrita, Infortunio y el icono de los manabitas, Cumbia Chonera, que lo inmortalizó, Don Medardo y sus Players.
QUIERO VERTE MADRE, comenzó como un acróstico, escrito por Don Matías Alcívar, un poeta no vidente, este hermoso contenido literario estuvo dedicado a su madre. Alcívar, presintió que su composición poética tendría una excelente acogida y solicitó al maestro Carlos Rubira Infante, la creación de los arreglos musicales. Quien inmortalizó esta canción, fue el polifacético don Segundo Bautista Vasco, con una magistral interpretación, inigualable voz, estilo y sentimiento.
«En este grandioso día, recibe Madre querida, este sencillo recuerdo, de un hijo que te ama tanto, porque le diste la vida. No puedo contemplarte Madre mía, obscuridad eterna hay en mis ojos, esta vida sin la luz del día me parece todo tan obscuro y frío y a mi mente vienes, oh, Madre querida. Feliz fui en mi niñez porque veía, recuerdo el cielo azul, la luna bella; acostumbrado a mirar las estrellas, ni el mar inmenso, lo puedo olvidar. Consuelo para mí, para mis penas, oh símbolo de amor sagrada guía, mis ojos me hacen falta Madre mía, obséquiame la dicha solamente, ruégale al señor me deje verte, aunque sea un momento, Madre en este día, aunque sea un momento, Madre en este día».
PATRIMONIO DE LA MÚSICA ECUATORIANA
Segundo Remigio Bautista Vasco, tuvo en común algo más que su profesión de músico; vio en la composición literaria el cielo, en sus notas musicales, las estrellas, que mágicamente se unieron en maravillosas canciones y plasmadas en el acetato, constituyen obras maestras del pentagrama ecuatoriano. Su meta fue siempre provocar aplausos y satisfacciones, su ceguera fue un obstáculo, pero no una limitante, un excelente ser humano, nacido para triunfar.
Calificó el año 1944 como el mejor de su carrera artística en Ecuador; hizo todo lo que quiso y lo que salía del “tocte” (cabeza). En 1.948 comenzó a trabajar como pianista en Radio Comercial, luego en radio Ecuador Amazónico, Emisoras Gran Colombia en Quito, donde Alejandro Cruz, lo instruyó como principiante de profesor de braille en música, e incluso le dio trabajo.
En 1.956 compuso canciones para Los Tres Caballeros, Los Panchos, Los Tres Diamantes y decenas de temas que luego fueron interpretadas por el mismo y constituyen un éxito en la música ecuatoriana. Segundo, era muy tímido, pues pensaba que las críticas serían muy fuertes a lo que hacía, pero con el transcurrir de los días, superó esta limitación y tomó confianza. La Sra. Laura Rivera de Arteta le regaló una guitarra, fue lo mejor que recibió en esos momentos.
Su vida fue siempre alegre a pesar de todo. Alejandro Cruz se convirtió en manager y tenía la comunicación artística, fue cuando le dijo “a la olla”. (inició su carrera). Compuso más de 300 canciones, pero no tuvo una preferida. El meditaba primero y luego componía la letra y música de sus canciones, lo que salía, salía, pero siempre era música de éxito. Recordó que por curiosidad compuso la canción “Collar de lágrimas”.
Segundo Bautista, siempre se inspiraba con el piano, no le gustó inicialmente la guitarra, porque era muy grande, posteriormente se adaptó al instrumento de cuerdas. Su música y letras tristes, no guardan relación con ser un no vidente.
Aprendió sin límites y alcanzó sus mejores composiciones literarias y musicales, que hoy reposan en la músi-coteca del Pentagrama Nacional. Encontró su estilo muy joven, cuando empezó su periplo, lo genial es que, pronto hizo lo suyo, lo puso marca registrada, su música, sus canciones y composiciones, sus posibilidades de éxito siempre fueron al 100%.
Su mayor habilidad, fue la lectura en braille y su constante apoyo a muchos colegas que compartían el arte: Dúo Miño Naranjo, Los Pibes Trujillo, Hermanos Villamar, Hermanas López Ron. Descubrió al Dúo de los Hnos. Núñez, Olimpia Chiliquinga, Trío Sensación con Noé Morales. Fue músico de Pepe y Julio Jaramillo, entre otros.
Se convirtió en toda una leyenda para el país, fue uno de los cantantes con más premios ganados. Inició como solista, formó parte del trío Luz de América, más tarde los Montalvinos, Cuerdas y Fantasía y de los Barrieros. Pero también grabó villancicos con los pibes Trujillo de los Padres Redentoristas, tocó el piano en varias iglesias. Acompañó a Benites y Valencia, Hnas. Mendoza Suasti, los Tres Caballeros, los 3 Diamantes, los Panchos, hasta participó en una película.
Fue Presidente de Sayce, defendió al artista ecuatoriano, no le gustaba las injusticias, incluso en alguna ocasión discutió, pero con altura, hasta alcanzar el objetivo, dignidad para autores y compositores ecuatorianos. No ganó mucho dinero con la música, pero le dio la oportunidad de vivir cómodamente con su familia, lo que sobraba, se compraba chicles, caramelos, dulces, golosinas, era goloso.
UNA FAMILIA LLENA DE AMOR Y MÚSICA
Casado con Sofía Benavidez, quiteña de nacimiento, a quien conoció como “doña Sofía” por medio de un amigo, fue un amor “a primera vista” y “dale chico”. Padre de tres hijos de su matrimonio, Alex, Marco y Dennis. Su esposa tuvo un hijo antes del matrimonio llamado Patricio Salazar Benavides, Coronel retirado, todos adorables e inseparables.
Su hijo, el único que continúa con el legado artístico, Alex Bautista, que trabaja como productor, canta autor y director musical de teatro para niños en Estados Unidos, nos confirma que su Madre, era la fan número uno del “poeta del pueblo”, era la perfecta compañera de su padre, siempre estuvo a su lado, en las buenas y en las malas, además, exigía respeto, consideración y debido reconocimiento a su esposo.
Fue un excelente padre, permaneció junto a ellos, les enseñó siempre literatura, permanecía horas enteras leyendo. En los momentos libres jugaban fútbol, su papá hacía de arquero y mientras se divertían con el balón, les decía que, en la vida hay que dedicarse por completo y de manera responsable a una actividad.
Su padre, dedicó todo su tiempo a la composición de la letra y música de su repertorio, era muy exigente consigo mismo. No podemos negar que, su éxito musical documenta su vida. Cantó y amó como él, quiso como él amaba. Gracias a su ingenio, creatividad y talento, logró que su nombre suene y siga sonando en casi todo el mundo.
UN LUSTRO DE SU DESCANZO ETERNO
El Maestro del piano y poeta del pueblo, decide retirarse de los escenarios, luego de 70 años de vivir en el corazón de los ecuatorianos, de alegrar la vida de unos y entristecer la de otros, pero siempre mirando que su público tenga latente su música.
Fue un artista multifacético, tocaba el piano, guitarra, requinto, bajo, acordeón, bandolina, órgano, rondador, hasta hoja de capulí. Se desempeñó como director musical de muchos artistas, a quienes les brindo su apoyo incondicional, fue arreglista, tuvo su propio sello discográfico “Audioremi”, productor musical, junto a su esposa.
El compositor ecuatoriano Segundo Bautista falleció un miércoles 8 de mayo de 2.019, enlutando a la familia de la música popular ecuatoriana. Tenía 85 años. Invidente desde los 3 meses, condición que nunca le impidió convertirse en un multifacético e importante exponente de la música.
Se caracterizó por ser un niño muy alegre y fuerte como un toro. La época de oro de la música ecuatoriana fue suya, junto a Benites y Valencia, Mendoza Suasti, entre otros. Maestro en convertir lo sencillo en algo extraordinario; nunca dejó de aprender para evadir obstáculos y llegar a la cima, de donde nunca bajó
Recibió múltiples homenajes, uno de los últimos fue en marzo del 2019 en el Museo del Pasillo en Quito. Un gran coleccionista de premios y reconocimientos en su carrera y seguirá juntando más premios a su estante, pese a no estar con nosotros.
Su obra debe ser difundida y valorada, porque es Patrimonio de nuestra Identidad Nacional Cultural. En el acetato fue un caballero, con absoluta humildad, pero con inmensa sabiduría del arte. La Música Nacional Ecuatoriana sigue de luto.
ENTRETENIMIENTO
Por Holguer Mariano Jara
para Ecuador News
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