TERROR SANGRE Y MISERIA CONSIGNAS DE MADURO
Por Holguer Mariano Jara
El ruido de las botas militares sobre el asfalto sobresalta a cada momento a 28 millones de venezolanos. La intervención militar violenta, es como si todas las calles fueran un cuartel. Una pena de muerte disimulada para los venezolanos y lo llaman Operación de Liberación del Pueblo, una mano demasiado dura del gobierno y todo, sólo por la ambición de poder.
Terror o nada, al parecer es la consigna del “símbolo” del socialismo del siglo XXI. Las calles de Venezuela manchadas de sangre, nadie puede vivir con dignidad, en libertad, con Democracia, la tiranía del “chavismo” convirtió este país en el infierno para su pueblo.
Nicolas Maduro, pretende justificar el golpe de estado que perpetró contra la soberanía popular, con el más grande fraude electoral de la historia en Venezuela y Latinoamérica y lo más triste, con la complicidad de los organismos electorales, imponiendo violencia.
El fin de semana pasado, los gobiernos de Argentina, Costa Rica, Chile, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, rechazaron categóricamente el anuncio del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, al haber concluido una supuesta verificación de los resultados del proceso electoral del 28 de julio, emitidos por el Consejo Nacional Electoral y que pretende convalidar los resultados sin sustento emitidos por el órgano electoral.
La ambición de poder del dictador Maduro, lo llevó a perder el poco cerebro, que pudo haber tenido, a ser violento e implacable contra el pueblo, su sed de venganza baña de sangre las calles venezolanas y deja impresa las huellas de la tiranía socialista.
Las elecciones ganan con sangre del pueblo, con represión y el encarcelamiento de los inconformes; la realidad supera cualquier ficción, frente a un pueblo rebelde, dispuesto a no ceder un solo milímetro de lo obtenido en las urnas electorales.
El supuesto triunfo de Maduro, sólo le permitió cavar su propia tumba política, acompañado del desprecio popular sin precedentes. Venezuela no está dividido, hay una sola manada de enemigos del pueblo, que no quieren aceptar la derrota que recibieron en las urnas electorales y ratificar el empeño para destruir una nación rica, próspera y orgullosamente rebelde.
La sensatez política de Machado, cuenta con el respaldo de muchos países democráticos, del pueblo que exige un cambio radical en el gobierno, incluidos políticos que no comparten su corriente ideológica, quien tiene la verdad en sus manos es un preciado de mucho valor y que no se puede hoy más que nunca perder, especialmente cuando la transición está en marcha de manera irreversible, de manera particular en cada venezolano que ama su patria, quiere un país donde todos puedan vivir con dignidad, donde la democracia sea junto a la bandera nacional, los símbolos del progreso, unidad y desarrollo.
No ceder en la esperanza y en la conciencia cívica es el empeño en el que debemos enfocar todas las fuerzas en este momento tan peligroso y oscuro. La verdad, como acto supremo de toda libertad, no necesita de la violencia para imponerse. No hay verdades violentas. La violencia es el último recurso de aquellos que tienen que imponer por la fuerza una mentira para que sea verdad.
La crisis en que se encuentra Venezuela tiene su origen en el colapso en la actividad económica, debido al intervencionismo estatal, los cambios en las reglas del juego en el sector petrolero y una gestión macro económica irresponsable.
El capital humano, insumo fundamental para la reconstrucción, está diezmado. El aumento de la pobreza y la desnutrición, salud, seguridad, vivienda, empleo, educación en general, el incremento de jóvenes que no estudian ni trabajan y el proceso de migración que ya supera los 9 millones de personas, afectan el potencial de crecimiento del país.
Si Maduro respeta la decisión del pueblo en las urnas, un proceso de transición ordenada en Venezuela, posibilitaría tomar las medidas necesarias para atacar de manera contundente los retos que enfrenta el país. Mejorar la calidad de vida de la población y la recuperación de la economía, luego de años de mal manejo e inacción.
La reconstrucción de Venezuela será un proceso, responsabilidad, trabajo arduo y que va a llevar por lo menos 10 años, todo depende del gobierno que enfrente estas dificultades y cómo los enfrente para encontrar soluciones y especialmente que se despojen de la politiquería.
El proceso de reconstrucción del país, representa también una oportunidad para que Venezuela realice un salto hacia un modelo de crecimiento moderno y sostenible. Es la mejor oportunidad para Venezuela, no solo de recuperar el bienestar perdido, sino para adoptar su modelo de crecimiento en un entorno mundial.
Repudiamos toda acción de violencia, venga de donde venga, exigimos respeto a los derechos del pueblo y el retorno a una real democracia.
OPINIÓN
Holguer Mariano Jara
Especial para Ecuador News
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