UNA TRAMPA DEMOCRÁTICA , ELLOS CONTRA EL PUEBLO
Por Holguer Mariano Jara
La demagogía es una forma de argumentación, en la que no importan las ideas, las evidencias, los datos o los hechos, sino la identidad de las personas, sus lealtades de grupo y sobre todo, su supuesta bondad o maldad.
La demagogia divide a los ciudadanos en dos bandos irreconciliables y en una lucha permanente: Ellos contra nosotros. Se junta el hambre con las ganas de comer y para colmo, la demagogia es una trampa del régimen democrático.
Con las elecciones presidenciales encima, es fundamental reflexionar sobre el papel que desempeñan, tanto los candidatos como la sociedad en el proceso electoral. Hay que analizar con objetividad las acciones y propuestas de los “líderes políticos”, cuestionando su coherencia, viabilidad y sobre todo, su impacto en el bienestar general.
Por primera vez en la historia de la Democracia ecuatoriana, la SEGURIDAD será el tema decisivo de la campaña electoral presidencial y la principal preocupación de los ciudadanos. Los ecuatorianos deseamos poner fin a la inusitada escalada de violencia, criminalidad y extorsiones del crímen organizado, pero con la realidad, no con propuestas fantasmas.
Las nuevas elecciones deberían ser un momento de reflexión y análisis crítico sobre el estado de la democracia y el papel de los “líderes políticos” en la construcción de un futuro próspero y justo para todos. La demagogia representa una amenaza para estos ideales, pero con una ciudadanía informada y comprometida, es posible enfrentar este desafío y fortalecer los cimientos de una democracia verdaderamente participativa y responsable.
¿Cuándo dejó de importar la verdad en las elecciones ecuatorianas ? Una vez más. Las elecciones presidenciales del 2.025 serán recordadas y podrían pasar a la historia, como una gran lección sobre el problema de olvidar el valor de la verdad en la política. .
Lo cierto es que, todos los candidatos en su momento oportuno, se acusarán de mentirosos y para ello utilizarán todo el diccionario de insultos mutuamente. Buena parte del pueblo, no sólo parece haber perdido confianza en los políticos, una vez que la verdad, cada día se vuelve menos importante para ellos.
Hay políticos que han logrado envolver , de manera magistral, a un sector de la sociedad ecuatoriana, con una narrativa demagógica, que reduce toda la complejidad de los problemas públicos en un relato de buenos contra malos.
Pero, ¿ qué podemos hacer los analistas frente a los demagogos?. Ignorarlos es imposible. Algo tenemos que argumentar, aunque esto haga más ancho el camino para los demagógos. La demagogia, entendida como la manipulación de las emociones y los deseos del pueblo con el fin de obtener poder, es una amenaza latente en cualquier sistema democrático.
Recurren a discursos populistas, promesas grandilocuentes y simplificaciones excesivas para ganar adeptos y consolidar su base de apoyo. Sin embargo, detrás de esta retórica seductora pueden esconderse agendas políticas carentes de sustento o incluso contraproducentes para el bienestar común.
Lo malo de eso, no es cambiar las cosas, pero hay que preguntarse; ¿ con qué piensan sustituir este arreglo?, no es que piensen mejorarlo, arreglar lo que no funciona, dejar lo que sí. Es un proceso de destrucción institucional, todos los problemas del país en un relato de buenos luchando contra malos.
¿Cómo sociedad qué tanto hemos aprendido a hacernos responsables por quienes colocamos en los puestos, donde se toman las decisiones públicas ?. Reflexionemos juntos, el como podemos llegar a un Ecuador reconstruido y reconciliado, a pesar de los políticos.
Del lado oficialista poco importa brindar alguna prueba real de que el gobierno hace bien las cosas. Lo importante es conservar el poder y usarlo para aplastar al opositor, humillarlo y negarle legitimidad politica. La calidad de los discursos es lo de menos. El Poder Legislativo es una institución sin credibilidad, sin oxigeno político, en el solo crecen mentiras y odio al país.
Algo se ha roto en nuestra alicaída democracia. Algo se ha roto en el respeto a la verdad y no se pudo haber roto de la noche a la mañana. Claro que la mentira y la demagogia están lejos de ser un fenómeno nuevo en la política ecuatoriana.
A estas tendencias se suma el amplio descontento popular sobre el desempeño de la democracia, la baja confianza en las instituciones constitucionales , la permanente y radical demagogia de los políticos gobernantes, quienes funcionan como árbitros y porteros de flujos mentirosos, como de las dinámicas a nivel social.
El acelerado descenso de nuestra democracia hacia la demagogia, tiene una consecuencia funesta, de la que nos tendremos que hacer cargo tarde o temprano; nuestras instituciones son cada día más débiles y disfuncionales y por eso nuestros problemas están empeorando, sin que se les atienda con políticas públicas eficaces o con planes de gobierno sensatos. Solo tengo una esperanza, de que ese tipo de deshonestidad será menos tolerada en el futuro.
OPINIÓN
Holguer Mariano Jara
Especial para Ecuador News
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