QUE PASEN LOS “DESGRACIADOS” DEL RENCOR Y ODIO POLÍTICO
Por Holguer Mariano Jara
La política ecuatoriana en los últimos 30 años se ha convertido en una pasarela interminable de “desgraciados”. Los aludidos carecen de simpatía; la mayoría son cínicos, viles, corruptos, antipáticos, enemigos del pueblo, por lo que repelen de forma natural a los ciudadanos.
El término “desgraciado”, se atribuye a un tipo audaz o un tipo desafortunado, que siempre está en la mira. Este es el caso de los asambleístas ecuatorianos, candidatos a la Presidencia de la República, Alcaldes, Prefectos, concejales, consejeros y políticos criollos.
Hablar de políticos caseros, nos remite a la icónica frase de la conductora peruana, Laura Cecilia Bozzo , quien en su trabajo como conductora de TV hacía pasar al set, al invitado cuestionado, desvalido, miserable o canalla, con un sonoro grito que precedía al adjetivo. “Que pase el desgraciado”.
Para infortunio del Ecuador, nuestros políticos, (casi todos) provocan risa, en vez de infundir respeto, regalan lastima en lugar de pulcritud. Estos minúsculos representantes de la ciudadanía han perdido toda honorabilidad, aunque muchos no la tuvieron nunca; son dignos representantes del escándalo mediático y personajes adecuados para saturar las redes sociales, donde en su mayoría, impera lo banal e insulso y se convierten en desechables.
Su desempeño público genera desgracia al ámbito político, ya que en vez de alentar situaciones pro/positivas, dignas de reconocimiento público, empeoran el ya de por sí devaluado sistema político, con su pobre y dislocado comportamiento.
Los asambleístas, según ellos, enjuiciarán a la Ministra del Interior Mónica Palencia, por fútiles motivos y rencores políticos; al Primer Mandatario, Daniel Noboa le harán la vida imposible para que encargue la Presidencia de la República y así el correísmo pueda cumplir sus objetivos de impunidad a los fugitivos y su destitución por pedido de la Vicepresidenta.
Los “honorables caretuko” desnaturalizan toda opinión, declaran el día nacional del bizcocho, se condecoran entre ellos y se olvidan de leyes en beneficio del pueblo. De esa manera, hacen a un lado su función pública institucional, que es la de velar por la gobernabilidad, la unidad y el diálogo político. Así se convierten en la versión barata, quizá pirata, del político bravucón, engreído, corrupto e incapacitado.
Para el 2.025 ya están en línea de partida preparados para subir a las tarimas de circo una manada de candidatos a diferentes dignidades. Sin gracia, sin peso político, sin propuestas, sin honestidad, sin apoyo, pero con un costal de mañas a cuestas, que le permite lo mismo valerse del espionaje político en contra de los adversarios , que sumergirse en las cañerías para hacer política sucia y maloliente.
Para el próximo año, serán 15 asambleístas más, de acuerdo con el censo de población. La propuesta de reducir el número de representantes a la asamblea no surtió efecto y todo quedó en simples enunciados, mientras el país se hunde en la miseria, obscuridad e inseguridad, estos desgraciados se llenan los bolsillos de dinero con el sacrificio del pueblo.
¡Que pasen los desgraciados!, parece escucharse a nivel nacional, cuando viene a nuestra mente esta clase política, que en su mayoría se han olvidado de sus funciones centrales y ahora están metidos en una sucesión de asambleístas y presidencial, a pesar de que cada día son menos los que creen en su discurso y en sus maromas políticas.
¡En Ecuador abundan los hijos bastardos de la desgracia, los ( !políticos desgraciados¡). ¿una bendición o una maldición?, sin duda, ambas cosas. Es indispensable ser devoto de la inteligencia emocional y dominado de la inteligencia artificial, como uno de los recursos más poderosos para conducir un puñado de traficantes de la esperanza del pueblo, que están programados al revés.
El político debe salir a la cancha, cada día, sabiendo que tiene que hacer en beneficio del país y no de su movimiento político o banda delictiva. Más allá de metáforas o alusiones al mundo del espectáculo, el análisis político plantea que esta descomposición política que tenemos frente a nosotros es apenas el principio y que escalará en nuevos y más radicales problemas.
La política es un saco, donde caben todos, menos los honestos. Lo que se necesita saber es, si los descarados, “vende patria”, están a favor o en contra del Ecuador. No pueden seguir con su perorata en donde el manejo del término pueblo va acompañado de adjetivos, entiéndase, sobre todo, como el “pueblo bueno y sabio” en donde los pobres juegan un rol importante.
No podemos seguir escuchando discursos de rencor y odio. Me queda claro que, quien asuma la presidencia el 2025 debe tener como primera encomienda unir a los ecuatorianos, de lo contrario, seguiremos siendo el país de la abundancia, gobernado con encono y mezquindad. Mas que hablar de transformación, anhelemos un país con cambios positivos.
El Pueblo está acostumbrado a lidiar con la adversidad y no le espantan los retos, pero esta vez, cuando vayamos a las urnas, nuestro voto no irá al tacho de basura, no podemos darnos el lujo de mantener una vez más, a una cuadrilla de desgraciados. El pueblo en masa no tiene inteligencia, sino instinto. Y ese instinto es siempre justo. El gobierno que sepa dirigirlo hacia un desarrollo gradual y libre recogerá paz y prosperidad. Quien no conoce la historia, repite sus errores.
OPINIÓN
Holguer Mariano Jara
Especial para Ecuador News
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