La obscuridad se está haciendo costumbre
LOS CORTES DE LUZ PONEN PATAS ARRIBA AL ECUADOR
Un día desperté en la obscuridad profunda, no la cotidiana, de pequeños resplandores eléctricos, una obscuridad desconocida que me hizo sentir que me había quedado ciego. No lo estaba, por supuesto. Era otro apagón, pensé que el horror de días anteriores había terminado, pero no, me encontré con algo tan terrorífico, como esa obscuridad sin mácula, como de terciopelo que me rodeaba, aunque el Estado lo llama “mantenimiento”.
Los días pasan y la obscuridad se está haciendo costumbre, como el amor. Veo la ciudad apagada, en silencio, sin existencia, como quien desconecta un circuito gigantesco y vital, es otro apagón y esta vez será más prolongado, como para reducirme a la desesperación y de pasito a la impotencia.
Miro por la ventana y la obscuridad solo era un hilo, pero podía ver una luz… eran luciérnagas y me hicieron ilusionar por unos segundos. Salté de emoción en la obscuridad y con el eco de mis saltos se crearon sombras. Me quedé paralizado, atontado y después vino un sobre salto en medio de esta perversa belleza de la obscuridad.
Han pasado tres semanas de total desconcierto, obscuridad y obscuridad, por donde lo quieran ver, si es que puede, nadie es generoso para regalar una migaja de información verdadera sobre la realidad por la que nos están robando la luz, porque todos pagamos las planillas, aunque sean caras, desproporcionadas e irreales.
Todo es diferente ahora, nada se deja para luego, porque no se podrá hacer nada. Las calles medio desiertas y asfaltadas en la Avenida levantan nubes de polvo con el paso de los carros. El tiempo se vuelve ahora, eso justamente que lo arrebata el gobierno irresponsable: Luz.
De noche todo es más complicado; la obscuridad se traga el llanto de los niños, las tareas sin acabar y los platos a medio comer, no debiera sentirse calor, pero en Guayaquil y Guayas hasta los mosquitos difieren. Mañana será el mismo día, sin luz, sin economía, sin trabajo, sin soluciones, con inseguridad, corrupción y el silencio cómplice del gobierno.
Hoy son más las horas de apagones que las horas que tenemos electricidad. En el poco tiempo de luz que nos dan, por lastima, tenemos que hacer todo: cocinar, trabajar, estudiar, limpiar la casa, bañarse, atender a los niños, hasta ir al baño y por supuesto, cabrearse por tanta mentira, pero menos trabajar.
¿ Cómo un niño, un adolescente que pasó la noche entera sin dormir porque le quitaron la energía eléctrica de 6 a 12 de la noche y luego le volvieron a quitar a las cuatro de la madrugada, hasta las diez de la mañana del otro día, se puede levantar a las seis para ir a la escuela a píe y estar el día entero recibiendo clases? ¿ después de tomarse qué desayuno, cuándo esos niños no tienen leche y tampoco pan ? ¿ a merendar qué, cuando a los padres no les alcanza el salario para comprar lo que venden en la calle? ¿ puede ese niño tener deseos de estudiar, de ir a la escuela, de rendir en las asignaturas para obtener buenos resultados y tener un acumulado que le permita acceder a una carrera universitaria?
Además, cuando llega a la escuela algunos maestros no están, porque al igual que esos niños, ellos también pasaron la noche entera sin dormir y están pensando cómo enfrentar las dificultades económicas, como ir al trabajo si no hay medios de transporte, como superar el cansancio por no haber dormido, ‘¿cómo ch… puede dar clases?
EL PAÍS NO SOPORTA MAS CORTES DE LUZ
La crisis del suministro de luz que afecta al país ha puesto a 18 millones de ecuatorianos patas arriba, los pocos centavos de dólar que tenía ya están agotados, cientos de fábricas han debido parar máquinas o reducir su producción. Si el dinero hace girar al mundo, Ecuador está paralizado y de rodillas por la negligencia y ausencia de recursos.
Estos obligados cortes, destacan la fragilidad de la infraestructura energética del país y la necesidad urgente de soluciones sostenibles y resilientes, ya que estos eventos generan pérdidas significativas para sectores clave, afectando la economía del Ecuador hasta el momento en cerca de mil millones de dólares. La resiliencia y la adaptabilidad serán cruciales para superar los desafíos actuales y garantizar un suministro eléctrico confiable para todos.
El comercio no se puede sostener con solo seis horas de luz al día a causa de los apagones. Este sector enfrenta una vez más, un panorama complicado y que a fines de año los resultados podrían ser incontrolables y de graves consecuencias para el país.
El gobierno sostiene que solo el aparecimiento de las lluvias han sido un apoyo, pero eso, en el estado actual de cambio climático global, es una ruleta rusa. En este escenario, las autoridades barajan varias alternativas de emergencia. Voltean a ver al sector privado cómo apoyo en este reto.
No obstante, estas posibilidades requieren su tiempo, esperemos que haya el correspondiente interés. Al pueblo ecuatoriano no le interesa que reduzcan las horas de cortes de energía, sino que terminen.
La economía se encuentra inmersa en una crisis energética de larga gestación y con profundas raíces estructurales, institucionales y políticas. Si queremos seguir insistiendo en que tenemos que retomar el mundo petrolero, sin ver con claridad qué significa eso en términos de nuestras potencialidades (energías renovables), en vez de que la transición energética sea un estímulo, podría ser un obstáculo
GOBIERNO PRESENTA PROYECTO PARA GENERACIÓN RENOVABLE A 100 MGB
Este proyecto plantea dos cambios fundamentales: elevar de 10 megavatios a 100 megavatios el tamaño del proyecto de generación renovable ( solar, eólico o geotermia) que una empresa privada puede construir sin pasar por concurso público y solo con la autorización del Ministerio de Energía. Este proyecto de Ley podría ser un incentivo para la empresa privada, los mismos pueden estar o no en el catálogo del Plan Maestro de Electricidad.
La crisis energética se gestó en Ecuador por restringir la inversión; no se construyó fuentes renovables, eficiencia y uso racional de hidrocarburos. El producto interno bruto de Ecuador registró un decrecimiento de 2.7% en el tercer trimestre de 2.024.
Recordemos que las velas han sido durante mucho tiempo herramientas poderosas para canalizar energías y manifestar deseos; una de las prácticas comunes en ellas, es abrir caminos, despejar obstáculos y allanar el terreno para la prosperidad y el éxito.
Las velas encendidas son portadoras de esperanzas y en diversas culturas se han empleado para hacer rituales, ceremonias, curas, brujerías o pedir al todo poderoso un milagro. La creencia es que la luz que brota de ella representa la conexión entre el mundo físico y el espiritual.
Las velas se convierten en una herramienta simbólica para iluminar la vía hacia nuevas alternativas. ¿Será entonces que a los ecuatorianos nos toca encender velas para que el milagro de la luz se haga realidad ?. Porque aún en la obscuridad, cada vela encendida mantiene viva la esperanza .
COMERCIOS AGONIZAN MIENTRAS LA OBSCURIDAD HACE FIESTA
Como en la época de la “chispa”, Ecuador convive en sana paz con la obscuridad, acepta en silencio que las planillas de luz de los siguientes tres meses no serán cobradas, aun sabiendo que las pérdidas serán superiores. Los asambleístas y gobierno en general se lavan las manos sucias, porque así lo tienen, mientras nos hundimos al precipicio todos los ecuatorianos y los politiqueros creen que somos “un atado de tontos útiles”.
Los vendedores de las calles en Guayaquil parecen haber perdido toda esperanza. Mientras sus lágrimas ruedan por las mejillas y la desesperación ahoga su respiración ante el temor de peores días, porque no hay dinero para nada, no pueden trabajar, sus hijos ya no soportan la miseria, solo temen que llegue el último suspiro. Las ventas en los negocios se han reducido del 60% hasta el 80%; no pueden pagar las deudas a los acreedores.
Las ciudades están apagadas, los establecimientos nocturnos cerrados, trabajadores despedidos, propietarios cruzados de brazo, clientes encerrados en sus casas, la economía contraída por los apagones derivado de la crisis energética. El alumbrado público no funciona, las residencias al acecho de los delincuentes, telefonía celular e internet con problemas, hospitales y clínicas con servicio a medias, los centros de privación de libertad en tinieblas, instituciones educativas suspenden actividades, seguridad descontrolada. En síntesis, estamos a un pasito de migrar y de una revolución social.
REPORTAJE
Por: Holguer Mariano Jara,
Ecuador News desde Quito
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