LA PROSTITUCIÓN
Esta actividad para muchos es considerada fuera de lugar, en cambio para otras personas es un tabú. Sin embargo está latente en cada rincón de nuestra sociedad, y me atrevo afirmar que no existe un solo país que haya solventado este inconveniente radicalmente; sino, que es un problema social en el mundo entero: tolerado por unos y rechazado en su mayoría. Ya nos confirma uno de los grandes historiadores del Antiguo Oriente, Heródoto, pues en aquellos tiempos el lenocinio era apreciado como “sagrado” y a la vez una práctica común; así mismo según los registros, en Sumeria por el año 2400 a.c. esta fue vista como “una ocupación más”. Sin olvidar también que en Babilonia existió un templo dedicado a la Diosa Ishtar, mujer con atributos únicos, muchos le decían, la diosa del amor, de la guerra, de la fertilidad, siempre asociada a la sexualidad; dándose en aquella sinagoga una serie de grados de mujeres en cuanto a placeres y gustos se refiere. Y con la veneración del caso, las sagradas escrituras dice “Cuando la vio Judá, pensó que era una ramera; pues se había cambiado el rostro…..yo te enviaré un cabrito…” Génesis 38: 14, 16. El intercambio por este placer ha estado presente en todos los tiempos.
Y de esta manera podemos deducir la gran cantidad de tópicos relevantes, en cuanto a esta ocupación llena de incertidumbres, por lo frágil que conlleva para la familia y sociedad en general. No es que estemos a favor de esta profesión callejera por así decirlo, pero dada las circunstancias es claro que poco a nada podemos hacer como ciudadanos comunes, a excepción de las autoridades de turno. Da mucha pena observar la gran cantidad de damiselas por varias calles de la ciudad y más que todo por la avenida Roosevelt, donde podemos darnos cuenta de la proliferación desmedida de aquellas damitas, quienes buscan a toda costa conseguir un cliente y ofrecer sus servicios sexuales, a cambio de un pago monetario. Antes solo divisábamos a chicas de la China, cuales a nuestro criterio han sido las primeras en llegar acá en New York a ejercer su profesión, pero ahora nos topamos mujeres de varios países centroamericanos, africanos, latinos y hasta europeos.
Así mismo surgen otras interrogantes en cuanto a esta industria del sexo, con generación de dinero que oscilan los 100 millones de dólares a nivel mundial. Y según la Fundación Scelles, existe un aproximado de 42 millones de mujeres dedicadas a esta actividad. Sin contar con el supermercado de prostitución cibernética (internet). Realmente esto es un oficio de grandes dimensiones, pero como dije antes las más afectadas son las mismas mujeres y menores de edad, cuales son explotadas salvajemente por los proxenetas, quienes están al acecho de continuas victimas para ingresarlas al bajo mundo y las toman como esclavas sexuales, que para salir de ese laberinto inmoral, el precio es muy alto. Lo bueno es que se cuenta con movimientos Abolicionistas cuales luchan por la defensa de la libertad en toda su extensión, amparados en la décima tercera Enmienda Constitucional de 1865 de EEUU, cual prohíbe toda clase de esclavitud, como la trata de personas. Esperamos que nuestras autoridades cumplan a cabalidad el cometido y cierren o reubiquen estos centros que dan mala imagen a la capital del mundo.
Por: Dr. Manuel Díaz Córdova