Democracia Manipulada
Hay seres humanos que no merecen llamarse así. Lamentablemente, algunos hombres tienen en sus cerebros sentimientos de odio y racismo como Adolfo Hitler que se creía superior a sus semejantes o a Judas Iscariote que por unas miserables monedas traicionó a Jesús de Nazaret y se humilló ante Poncio Pilatos, quien luego de ejercer su “Justicia” condenando a Jesús y liberando a un delincuente llamado Barrabas, se lavó sus manos sucias más sucias que la lepra.
Bajo este contenido la política en la actualidad sigue igual o peor; pues la democracia la disfrazan como demagogia entre sobornos escondidos, en maletas y armas de fuego que las manejan desquiciados mentales creyendo ser “salvadores” de vulnerables comunidades que engrandecen la economía de los Estados Unidos con su trabajo y pago de impuestos legales.
La inmigración es una excusa de ciertos políticos y empresarios públicos y privados para mantenerse en el poder y manipular las utilidades reales de los trabajadores mediante “contratos colectivos” que benefician a quienes más sueldos ganan en perjuicio de las mayorías que ganan sueldos miserables, es decir lo contrario que ordena el código de trabajo (el total de utilidades anuales dividirlas para el número de trabajadores de una empresa; así se ordenaba en el código del trabajo vigente en el año 1979). Contribuyendo además a perjudicar al estado y utilizando a “supervisores” cómplices y encubridores, quienes en diez minutos han supervisado estados financieros como balances generales, estados de pérdidas y ganancias, inventarios de muebles y enseres, etc.; solo con la presencia del gerente o propietario de la empresa privada, sin la presencia del contador general!
Quizás se evitaría esta patraña si se hiciese cumplir la declaración de rentas internas de dichos “supervisores”.
La Contraloría General de Estado también se ve afectada en su administración; puesto que en sus recomendaciones de los informes no sabemos si se sugieren sanciones para empresarios que acuerdan con dichos supervisores, encareciendo así la canasta familiar del pueblo ecuatoriano. Y obligando a firmar a los trabajadores un documento adicional de reparto de utilidades, como si se hubiese cumplido con el código del trabajo vigente.
Por: Luis Lobato