NI IMPUNIDAD, NI PERSECUSIÓN
Por: ROSALÍA ARTEAGA SERRANO
Todos nos hemos sentido conmocionados y conmovidos con la desaparición de los cuatro menores desde un barrio de Guayaquil, desde esta columna nos solidarizamos con sus familiares, comprendemos su dolor, su angustia y rabia frente a la situación.
Es indispensable que se extremen las investigaciones respecto de estas desapariciones, que se continúen todos los procesos requeridos para establecer lo que ocurrió y para que los padres y familiares tengan respuestas coherentes y válidas sobre todo lo sucedido.
Las investigaciones apuntan hacia miembros de las fuerzas armadas, quienes presuntamente habrían detenido a los menores y todavía no se dan explicaciones convincentes respecto de su actuación en el día y en días posteriores a la desaparición de estos menores, lo que indudablemente preocupa a la ciudadanía en general y particularmente a los familiares de los desaparecidos.
La fiscalía, la justicia, tienen la capacidad de generar respuestas en sus manos. Pero también cabe analizar el tema desde la institucionalidad de las Fuerzas Armadas que no pueden ser acusadas en su conjunto, ni vilipendiada su actuación, porque, si existen responsabilidades, estas deben ser tomadas en contra de individuos, de personas que cometen delitos u omisiones y que deben responder por sus actos.
Por ello es que es indispensable llegar al fondo de las investigaciones, ya que, en un país de tan escasa institucionalidad y credibilidad en las instituciones, hay que precautelar a las que si existen y han tenido un prestigio reconocido en el Ecuador.
Lo contrario sería hacer el juego a quienes quieren sembrar el caos, la inestabilidad y además enlodar a todos, como una medida que diluya las responsabilidades de unos frente a la acusación y persecución a colectivos respetables.