LAS VACUNAS Y EL PROGRESO
Por: ROSALÍA ARTEAGA SERRANO
Desde que el médico inglés Edward Jenner, en el siglo XVIII, desarrollara la primera vacuna contra la viruela, ha transcurrido mucho tiempo, y es indudable que millones de vidas se han salvado, no solo por la prevención de la temida enfermedad de la viruela, que ha sido erradicada, sino también por una serie de otras vacunas que permiten la vida libre de ciertas dolencias, la mayor parte mortales, gracias al desarrollo de la ciencia.
Como hija de médico pediatra, estuve muy familiarizada con la importancia que las vacunas tienen para la prevención de enfermedades, vi transitar por el consultorio de mi padre a cientos de madres y padres para que sus hijos fueran inmunizados, así como después he llevado a mis hijos a procesos de inmunización y junto a mi padre hemos llenado la cartilla para completar todas las dosis de vacunas que en ese momento estaban disponibles.
Por supuesto que los procesos de la ciencia no se detienen, ahora es posible vacunarse contra varias enfermedades más y pensamos que los científicos seguirán trabajando en sus modernos laboratorios para proveernos de las buenas noticias respecto de estos avances.
Con certeza muchos de nosotros no estaríamos vivos o sufriríamos los estragos del virus salvaje de la polio, si nuestros padres no habrían tenido la precaución y asumido la responsabilidad de llevar a sus hijos a vacunarse.
Tampoco esto hubiera sido posible si no se contara con gobiernos y organizaciones que alienten las campañas de vacunación y provean a los centros médicos con las dosis de vacunas necesarias.
Por ello nos preocupa la política actual de los Estados Unidos de Norteamérica, país que ha llevado el liderazgo en la producción de vacunas con una política que pone en duda su eficacia, la investigación y el suministro de fondos para que las investigaciones y la provisión de vacunas se expanda.