Los beneficios menos conocidos de enseñar idiomas a los más pequeños

- El profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Europea de Canarias, Daniel Rodríguez, destaca que “los niños bilingües desarrollan una mayor flexibilidad cognitiva, una conciencia metalingüística superior y mayores funciones ejecutivas”
- Los primeros años de vida son idóneos para empezar a adquirir un segundo idioma, “gracias a la plasticidad cerebral, aunque el aprendizaje sigue siendo beneficioso a cualquier edad”.
El bilingüismo no solo enriquece la competencia lingüística, sino que también promueve un desarrollo cognitivo más sólido, tal y como señala Daniel Rodríguez, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Europea de Canarias. “Las investigaciones han demostrado que los niños bilingües presentan una mayor flexibilidad cognitiva, reforzando sus funciones ejecutivas (memoria de trabajo, control atencional e inhibición de respuestas impulsivas)”, explica el docente, quien destaca además que “esta estimulación cognitiva retrasa el deterioro neurocognitivo en la vejez y la aparición de enfermedades como el Alzheimer”.
De acuerdo con el experto, los primeros años de vida, antes de los siete, son los más adecuados para introducir un segundo idioma, “gracias a la plasticidad cerebral que facilita la adquisición de fonética y estructuras gramaticales sin esfuerzo consciente”. No obstante, matiza que el aprendizaje sigue siendo altamente efectivo en cualquier etapa de la vida “si se dan las condiciones apropiadas de exposición suficiente y uso regular del idioma”.
Rodríguez advierte que muchos padres caen en errores comunes al criar a sus hijos en un entorno bilingüe. Por ejemplo, la “falta de exposición suficiente y variada” o los miedos infundados a supuestos retrasos en el habla: “La evidencia científica indica que, aunque puedan tardar un poco más en alcanzar ciertos hitos lingüísticos, su desarrollo global no se ve afectado. No hay que abandonar la educación bilingüe por este motivo, pues el beneficio a largo plazo es mayor que cualquier ligera demora inicial”.
Para implantar el bilingüismo con éxito, el profesor sugiere métodos como AICLE/CLIL (Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lenguas Extranjeras), la inmersión temprana y el uso de juegos, cuentos y canciones. “El aprendizaje debe ser natural y lúdico, evitando forzar al niño con ejercicios repetitivos o memorizaciones que puedan generar rechazo”, indica. Además, recalca la necesidad de que los docentes “no solo tengan un alto dominio del idioma, sino que también estén capacitados en metodologías específicas de enseñanza bilingüe”.
En cuanto al rendimiento académico y social, Rodríguez subraya que “los niños bilingües desarrollan una conciencia metalingüística mayor, lo que facilita la adquisición de nuevas lenguas y fortalece el razonamiento y la resolución de problemas”. Asimismo, en el ámbito social y emocional, asegura que “ser bilingüe fomenta la empatía y la tolerancia cultural, al permitirles entender que hay diversas realidades lingüísticas y culturales”.
Por último, el profesor lamenta la persistencia de mitos como la confusión de los niños al hablar dos lenguas o la supuesta interferencia con la lengua materna. “No existe evidencia de que aprender un segundo idioma perjudique la primera lengua. Los niños bilingües pueden alternar códigos, pero eso forma parte de su flexibilidad cognitiva, no de una confusión”, concluye.