Pescador que sobrevivió más de 90 días en altamar llegó a Lima y tuvo emotivo reencuentro con su familia

Rescatado por pesquero ecuatoriano
Tras más de tres meses de incertidumbre, el pescador relató cómo sobrevivió sin agua ni comida en el mar. Con un miedo constante a no ser encontrado y morir sin poder ver a su familia una vez más.
Despachos asociados latinoamericanos
El pescador peruano Máximo Napa Castro, de 61 años, quien estuvo más de 95 días perdido en altamar, llegó a Lima la tarde del 15 de marzo. Había finalizado su odisea que casi le cuesta la vida. El hombre arribó a la capital desde la ciudad norteña de Piura, luego de recibir el alta médica, tras permanecer en observación por algunas horas en el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes de Paita.
Había partido desde el puerto de Nazca a sus labores de siempre, introduciéndose al mar para buscar lo del sustento suyo y de su familia. Pero jamás regreso al quedar a la deriva en una zona desconocida para él. Sin equipos técnicos de comunicación, su vida quedó en manos del destino durante más de tres meses.
Máximo iba en su bote artesanal ‘Gatón 2, y la intención era pescar una especie llamada huevera. Diez días después de su partida, se perdió todo contacto con su familia. La última señal lo ubicó a 40 millas de la Isla Santa Rosa, en Pisco. A partir de ahí, la familia comenzó una intensa búsqueda en coordinación con la comunidad pesquera y las autoridades marítimas.
Todas las embarcaciones hicieron correr una alerta, pero pasaba el tiempo y el pescador no aparecía. Sin embargo, familia, amigos y autoridades jamás perdieron la fe.
Determinación
Fue una experiencia que desafió los límites de la resistencia humana. El pescador peruano logró sobrevivir gracias a su determinación, sin agua potable, pero aprovechando las lluvias esporádicas y los pocos recursos que llevaba en su bote artesanal.
La soledad y el hambre no fueron sus únicos enemigos. La exposición al sol durante largas horas le provocó una grave insolación, y la falta de refugio adecuado empeoró su situación. A pesar de la desesperación, Máximo mantuvo la esperanza viva, luchando contra el agotamiento físico y psicológico.
“Pensaba en mi madre, en mis hijos… Solo Dios podía salvarme. Nunca dejen de creer en Dios. Me ha dado una segunda oportunidad”, expresó, emocionado, al recordar cómo se aferró a su fe mientras las horas y los días parecían interminables.
Por fin, tras días de desesperación, un barco pesquero ecuatoriano lo encontró. Sus colegas de un país diferente pero hermanos de corazón lo rescataron y lo atendieron como si se tratase de un miembro más de su familia, relata Máximo. A pesar de su delicado estado de salud por la deshidratación, desnutrición e insolación, Napa sacó fuerzas y se comunicó con su familia. Quería escuchar la voz de su madre, y cuando eso ocurrió rompió en llanto.
“Mi vida, mi vida, hijito de mi vida, hijo, papacito lindo… Tranquilo nomás hijito, ya vas a estar con nosotros, yo te voy a cuidar. ”, fueron algunas de las frases que se le escuchar decir a su madre Elena en medio de lágrimas tras ver gracias a una comunicación telefónica el rostro de su hijo por el que lloró día y noche suplicándole a Dios que estuviera vivo.
En su tierra
En este emotivo encuentro virtual también participaron Inés y Eder, los hijos de Máximo, quienes no dejaron de buscar a su padre por todos los medios posibles. “Agradezco a Dios. Me encontró una tripulación hermosa, sensacional. Parecían mi familia. Llegué sin poder caminar. He sobrevivido gracias a la lluvia y he estado cocinando en leña casi un mes en mi bote. Me hacía mi arrocito… Hace 15 días no llovía, 15 días que no tomaba agua ni comía… Ahora estoy tomando suero, comiendo despacio”, relató.
Máximo también detalló que casi no podía respirar cuando llegaron a auxiliarlo a más de 300 millas de la costa.
Napa Castro llegó a suelo del Perú tras ser encontrado en aguas internacionales, frente al puerto de Chimbote, de acuerdo con la Marina de Guerra peruana. El hombre permaneció desaparecido desde el pasado 7 de diciembre de 2024 tras zarpar del puerto de San Juan de Marcona, en Ica.
A su arribo al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, el pescador fue recibido por sus familiares, entre ellos su hija Inés Napa, quien le dio la bienvenida y un efusivo abrazo. «Quiero ver primero a mi familia», dijo el pescador a la prensa a su salida del terminal aéreo. La hija del pescador indicó que se trasladarían a Pisco (Ica), donde lo esperaban sus familiares, entre ellos la madre de su progenitor, para darle la bienvenida.
A su llegada a Paita, Máximo Napa Castro fue recibido por su hermano. En declaraciones a la prensa tras el emotivo encuentro, el pescador contó igualmente que otra clave para su supervivencia en altamar fue comer insectos.
“Yo no quería morir, he llegado a comer cucarachas, pájaros, lo último fue una tortuga, no quería morir. Tengo a mi madre viva, no quería morir por mi madre. Tengo una nieta de dos meses, me aferré a ella, todos los días pensaba en mi madre”, dijo entre lágrimas.
Sobrevivió con agua lluvia y comiendo insectos, fue un ejemplo de superación unida a la fe….
Su sobrina, Leyla Torres Napa, señaló que le celebrarán su cumpleaños debido a que pasó este día en altamar y solo pudo comer una galleta.
“Estamos felices de poder recibir a mi tío, con mucha alegría y ansias de poder abrazarlo, ya que ha estado por mucho tiempo fuera de nosotros. La verdad nunca perdimos la fe y aquí hay una clara representación, que dios nos lo haya traído con vida. Estamos felices, le vamos a celebrar su cumpleaños, ya que la pasó en altamar. Como lo cuenta mi tío, el día de su cumpleaños lo único que pudo comer es una galletita, entonces es muy significativo para nosotros poder celebrar, porque para nosotros vuelve a nacer”, señaló.
“Para su cena vamos a prepararle su sopita porque tiene que seguir fortaleciéndose, tiene un estómago muy sensible por estar tantos días sin comer. El día de mañana le estamos preparando su comida como le gusta, su carapulcra (guiso típico en Perú) y arroz con pato”, concluyó.