LA DEMAGOGIA DE DONALD TRUMP

Juan Negrón Ocasio / Especial para Ecuador News
La demagogia de Donald Trump ha escalado malvadamente todo sentido de sensatez, pero en realidad no puede pedírsele sensatez a quien no la tiene ni la tuvo. Porque Trump, en sí, no es un presidente de estado, sino un ente que se representa a él, a los multimillonarios y a la oligarquía de Estados Unidos. Desde 2015, que asumió un rol político, se percató de que existe en EE.UU. un buen porcentaje de electores vinculados al racismo, la xenofobia y, sobre todo, a los más acaudalados del país. Estas condiciones le bastaron para usarlas a su favor y arrasar con las elecciones de noviembre, 2024.
Lo que nadie esperaba, ni siquiera los mismos republicanos, es que en deportaciones serían arrestados, en su gran mayoría, hispanos decentes, humildes y trabajadores. Es indiscutible, que hay entre los deportados, personas envueltos en asuntos ilegales. Sin embargo, son los menos, no la mayoría.
Este hecho de “ilegales” le provee a Trump la frenética oportunidad de deportar a cuanto extranjero hay, no importa sus condiciones económicas ni valores éticos y morales. Además, de que las deportaciones de anglosajones es imperceptible o insignificante.
Actualmente, la Corte Suprema examina la ilegalidad de otro asunto, si el presidente tiene potestad de desnacionalizar a los hijos de emigrantes nacidos en Estados Unidos. El primer día de su segundo mandato, firmó la orden ejecutiva de “negarle la ciudadanía a los hijos de inmigrantes indocumentados nacidos en territorio estadounidense.”
La controversia legal es que, de acuerdo a la Constitución de Estados Unidos, Enmienda 14, “…toda persona nacida en suelo estadounidense obtiene automá- ticamente la nacionalidad, independientemente del estatus migratorio de sus padres”.
No debe extrañar a nadie que esta condición xenofóbica se origina de los grupos ultraconservadores de Estados Unidos. Quienes, como se menciona al principio, son parte de los grupos que Trump utilizó a su favor en las elecciones. No obstante, para redefinir esta controversia de la ciudadanía por nacimiento, habría que redactar una nueva enmienda en la Constitución. Dicha enmienda tendría que ser apoyada por dos tercias partes de los representantes de la Cámara Baja y del Senado, y tres cuartas partes de los estados de la unión. Para desdicha de Trump una codicia improbable.
Pues tres días después, que Trump somete su orden ejecutiva de desnaturalización, recibe su primer desafío legal. El Juez Federal John Coughenour, en Seattle, emitió una orden de restricción: suspende la orden del presidente en limitar la ciudadanía por nacimiento. El 13 de marzo llega un pedido de los abogados de Trump a la Corte Suprema para eliminar la suspensión. La susodicha orden descabellada, sin embargo, ya fue retada por los tribunales estatales de Massachusetts, Maryland y Washington.
Así que, a pesar de que el presidente goza de la mayoría de republicanos en el Congreso, no necesariamente implica que su poder es categórico. Para los que desconocen las jurisdicciones de Estados Unidos, cada uno de los 50 estados tiene su propia soberanía y, aunque pertenecen a la unión, pueden a su vez regirse por sus propias constituciones y leyes independientes.
No obstante, es importante entender que estas peticiones intentan limitar los derechos legales que corresponden por decreto a los mandatos de la Constitución de Estados Unidos. A su vez, es importante contemplar que, aunque Trump no tiene el poder absoluto, sus solicitudes pueden crear histeria dentro de la sociedad, e inclusive amedrentar a la población con ideas corrompidas que inciten un estado dictatorial, y posibles levantamientos violentos por grupos racistas. Esto último se comprobó el 6 de enero de 2021.
Por consiguiente, esas peticiones no sólo logran intimidar, sino que sirven para desafiar los derechos democráticos que a base de luchas sociales fueron adquiridos en Estados Unidos.
Donald Trump es el presidente. Fue electo, sin embargo, para representar a todos los electores. O sea que, de la misma forma que fue electo pudiera ser destituido si no cumple con los requisitos de la Constitución la cual representa a todos los ciudadanos y residentes legales en Estados Unidos.