EL PAPA FRANCISCO Y EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO
Los antecedentes de la preocupación del Papa Francisco por el diálogo entre las religiones, hay que buscarlos en su trabajo como Obispo de Buenos Aires, en donde sienta las bases de lo que sería una preocupación permanente por estimular los diálogos con otras religiones, su afán de encontrar puntos de convergencia y así mismo buscar la paz entre los diversos credos.
Por ello, no sorprende que fuera uno de los impulsores del Instituto para el Diálogo Interreligioso en Argentina, que se ha constituido en un ejemplo para otros sectores, en la búsqueda de esos acuerdos que minimicen los roces y las oportunidades para las confrontaciones.
Se puede decir que Jorge Bergoglio en su calidad de obispo de la capital argentina, deja un legado de respeto y cooperación y cimenta un compromiso con el diálogo, que es muy valioso y que servirá de base para sus esfuerzos, ya en su calidad de Pontífice máximo de la Iglesia Católica, para impulsar intercambios que se afianzan con las numerosas visitas que realizó a diversos y remotos lugares, que no harían otra cosa que difundir su pensamiento universal y de respeto por las diferentes creencias.
El Papa Francisco mantuvo amistad con jerarcas de otras iglesias: judíos, musulmanes, ortodoxos… sin dejar de ponerse en las circunstancias de los otros y de sentar las bases para que los diálogos fluyeran y se dejara de ver a los otros como antagonistas permanentes.
La comprensión y cooperación entre diferentes comunidades de fe era parte de su vivir diario, siendo instrumentos de su accionar el diálogo y la reflexión interreligiosa. Procuró la paz y la justicia como aspectos fundamentales del convivir humano.
El obispo Bergoglio sentó las bases para el Papa Francisco, y esto es relevante en el ámbito del diálogo entre los líderes religiosos, por ello no sorprende que, a su sepelio en Roma, asistieran los más importantes cabezas de las diferentes iglesias en el mundo, así como presidentes, monarcas, primeros ministros, a prestar sus respetos ante la tumba de Francisco.