Aniversario 80 de la victoria Aliada (II)
Luego una impresionante flota, compuesta por 5.339 barcos, copó las aguas del Canal de la Mancha en la zona de Normandía. De estos navíos partieron incontables lanchas de desembarco, que al abrir sus compuertas depositaron a miles y miles de soldados. La lucha adquirió un ritmo frenético, cercano al salvajismo. Después los soldados debieron vencer los enormes acantilados que separan la tierra firme de la playa, lo mismo las minas, las alambradas y los fortines enemigos. Los alemanes no se rendían sino que luchaban con mucha bravura. Los ingleses, como siempre, dieron muestras de excepcional valor y coraje.
A partir de la primera semana, toda la iniciativa en este frente quedó en manos de las fuerzas aliadas. Para la segunda semana habían desembarcado cerca de 600.000 hombres y 100.000 vehículos. Para el 26 de junio, este ejército tomó Cherburgo. El 17 de agosto, el general Patton tomó Rennes, capital de la Bretaña francesa, y se apoderó de Saint Malo, al sur de Normandía. Para el 21 de agosto había concluido la batalla. Los aliados, luego de un aplastante triunfo, hicieron 50.000 prisioneros. Los alemanes se retiraron en desorden en dirección a París.
El 19 de agosto se produjo el levantamiento de París. Las tropas aliadas se dirigieron rápidamente hacía la capital francesa, a la que entraron cuando las fuerzas de la resistencia francesa la habían liberado. El General Leclerc comandó las tropas francesas que primero entraron a París y el 20 de agosto, desde Montparnasse, anunció la rendición de 10.000 alemanes a cargo de la guarnición de París. Al día siguiente, el General De Gaulle desfiló a píe por los bulevares de la Ciudad Luz. La batalla por Francia le costó a la Wehrmacht 500.000 bajas. Los alemanes se dirigieron maltrechos a resguardarse tras la línea Sigfrido.
Así terminó esta importante, desde todo punto de vista, etapa de la guerra. Importante ¡Sí!, pero de ninguna manera definitiva ni determinante. La Enciclopedia Académica Norteamericana escribe lo siguiente sobre la batalla de Normandía: “Los alemanes resistieron más de un mes, mientras las fuerzas aliadas se fortificaban en las repletas costas. Los defensores, sin embargo, se encontraban en una situación no muy equilibrada, puesto que Hitler se vio obligado a enviar a gran parte de sus fuerzas desde Francia al frente oriental donde atacaban los soviéticos”. Se refiere a que la URSS cumplió la promesa hecha a los aliados en Teherán, de que después del desembarco en Normandía, la URSS comenzaría una ofensiva general en el Frente Oriental, con el fin de disminuir la presión que sobre los aliados se produciría en Francia. Esta ofensiva, denominada Operación Bagratión, produjo tales derrotas a la Wehrmacht que el alto mando alemán las calificó de “Peor que Stalingrado”.
El 16 de diciembre de 1944, cuando en las Ardenas los alemanes desencadenaron la contraofensiva “Viento del Norte” y la Wehrmacht rompió las defensas de los Aliados en un sector de 80 Km y se introdujo dentro del territorio aliado unos 100 Km en 10 días, con lo que las tropas anglo-norteamericanas corrían el peligro de un segundo y más desastroso Dunquerke, Churchil envió el siguiente telegrama a Stalin: “El General Eisenhower está deseoso de conocer qué planes tienen ustedes. ¿Se podrá contar con una gran ofensiva en el Vístula o en cualquier otra parte durante el mes de enero? Este tema es muy urgente para nosotros”.
El 7 de enero, Stalin le contesta a Churchill: “En vista de la situación en que se encuentran nuestros aliados en el Frente Occidental, el Comando Supremo del Ejército Soviético ha decidido completar la preparación, en un ritmo rápido y, sin tomar en cuenta las condiciones meteorológicas, desencadenar una ofensiva a gran escala contra los alemanes a lo largo de todo el Frente Central, no más allá de la mitad del mes de enero”. A lo que Churchill respondió: “Le estoy enormemente agradecido por su emocionante misiva. Ojalá, los acompañe la buena suerte en su noble tarea. Sus noticias reconfortaron inmensamente al General Eisenhower, puesto que los alemanes deberán dividir sus fuerzas”. El viernes 12 de enero, los soviéticos comenzaron una ofensiva generalizada en la línea Óder-Vístula. El 14 de enero, el mismo Eisenhower envió un telegrama a Stalin en el que le decía: “La importante noticia acerca de que el indomable Ejército Rojo con un nuevo y poderoso asalto se mueve adelante ha despertado en las fuerzas aliadas de Occidente un gran entusiasmo. Yo le expreso a usted, y a todos aquellos que dirigen esta gigantesca ofensiva y participan en ella, mis felicitaciones y mejores deseos”.
La noche del 17 de enero de 1945, los soviéticos forzaron el Vístula y luego de cruentos combates liberaron Varsovia, que estaba en ruinas. El 19 de enero, las tropas de Koniev liberaron Cracovia y para fines de enero las tropas de Zhukov cruzaron al sur de Poznan la frontera polaca-alemana de 1938 y en su camino hacia Francfort del Oder tomaron la provincia alemana de Brandemburgo. El 29 de marzo, las tropas soviéticas entraron en Austria; el 30, en Danzig; el 4 de abril, en Bratislava, capital de Slovakia; el 9 de abril capturaron Königsberg y toda Prusia Oriental; el 13 de abril, las tropas de Malinovsky liberaron Viena. Ahora a las tropas soviéticas sólo les faltaba forzar el paso de los ríos Oder-Neisse, para que se despejase el camino a Berlín, que era no sólo capital política del nazismo sino también el centro industrial de Alemania. La lucha por tomar Berlín sería a muerte.
La mañana del 18 de abril, los rusos se acercaron al río Spree, que atraviesa Berlín, lo forzaron e iniciaron la ofensiva contra la ciudad. Por doquier las batallas se caracterizaban por su extremada dureza, y el avance soviético disminuyó de ímpetu, pero no fue detenido. La mañana del 22 de abril, el tercer ejército de tanques rompió las defensas del sur de la capital de Alemania, lo que imposibilitó el envío de refuerzos alemanes por esa ruta. El 24 de abril, las tropas de Koniev y las de Zhukov se reunieron en el suroriente de Berlín y el 25 de abril, en la región de Torgau, sobre el río Elba, las tropas soviéticas y las aliadas entraron en contacto y se produjo una verdadera fiesta de amistad entre los soldados de ambos ejércitos.
Para fines de abril, el Comando Soviético fijó su atención en la toma de Berlín. El General Rokosovsky hizo el siguiente llamamiento a las tropas bajo su mando: “Ante ustedes, valientes soviéticos, está Berlín. Ustedes deben tomar Berlín y tomarla lo más pronto posible, de tal manera que el enemigo no logre recobrarse. ¡Por nuestra patria, adelante! ¡A Berlín!” El 26 de abril, el Ejército Soviético rompió la férrea resistencia de las tropas alemanas de Berlín y el 29 de abril comenzó la lucha por la toma del Reichstag. El 30 de abril las batallas fueron extremadamente duras, todo el tiempo se combatía sin descanso; los contrincantes de ambos bandos no conocían de fatigas, aun así las guarniciones alemanas cayeron una a una.
El 30 de abril, Hitler contrajo matrimonio con Eva Braun, escribió dos testamentos, uno personal y otro político, mató a lo único que de verdad llegó a querer en su vida, su perro “Blondi”, y, aparentemente, se suicidó.
El 1 de mayo fue tomado el Reichstag y la bandera roja, izada por los sargentos Mijail Yegórov, Abduljakim Ismaílov y Melitón Kantaria, flameó como símbolo del heroísmo soviético. La instantánea, que inmortalizó la toma de Berlín por el Ejército Soviético, fue tomada por el fotógrafo Evgeni Jaldei. Ese día, el General Krebs pidió un alto al fuego e iniciar conversaciones soviético-alemanas. La parte soviética rechazó la propuesta porque no contemplaba la capitulación incondicional, tal como lo exigían las fuerzas aliadas. A las 15 horas del 2 de mayo, la guarnición de Berlín se rindió incondicionalmente. La batalla de Berlín duró 17 días, fue larga y sangrienta.
Desde la fatídica madrugada del 22 de junio de 1941, cuando Alemania Nazi atacó a la Unión Soviética, habían transcurrido 1.418 días de incesante lucha. Vale la pena recalcar que Alemania Nazi había perdido la guerra antes de comenzarla, porque se había ido en contra de todos los sueños de libertad del hombre.
La Segunda Guerra Mundial dejó cambios profundos en la estructura social del mundo y en la consciencia colectiva del género humano. La victoria aliada es la más grande epopeya de los pueblos del planeta por conquistar su derecho a la vida, contra el fascismo, que es por naturaleza propia su negación. Esta lucha no ha concluido mientras subsistan en el seno de nuestras sociedades el anticomunismo, el racismo, el chovinismo, la intolerancia y el militarismo, banderas bajo las cuales se ocultan los mayores enemigos de la especie humana.
Por: Rodolfo Bueno