El Ecuador que merecemos.
Se acabó el botín burocrático, Daniel Noboa limpia la casa y devuelve el Estado al pueblo.
Daniel Noboa ha hecho lo impensable: recortar el Estado sin miedo, sin cálculo político y sin pedir permiso a los intocables de siempre. Hoy el país despierta con una noticia histórica: de 20 ministerios pasamos a 14, de 9 secretarías a solo 3, y con la salida de 5.000 funcionarios improductivos, se inicia una nueva era donde gobernar significa servir, no servirse.
Durante la década perdida, se construyó un Estado clientelar, donde la burocracia se inflaba con militantes, familiares y operadores disfrazados de técnicos. Era un sistema que devoraba recursos y ahogaba al ciudadano. Hoy, esa estructura empieza a derrumbarse, pieza por pieza, gracias a un presidente que no le debe favores a nadie y solo responde al pueblo.
Esta no es una medida administrativa, es una declaración de principios. Noboa no gobierna para sostener una casta, sino para liberar al Ecuador de ella. Las plazas que se cierran darán paso a oportunidades reales para los jóvenes, los profesionales honestos, la gente que ha esperado toda su vida una chance sin rosca ni padrino.
Los de siempre, gritan: “despidos”, “atropello”, “crisis”. Son los mismos que hicieron negocios con el caos, vendieron turnos, protegieron a vagos y se llenaron los bolsillos mientras el país se hundía. Hoy tiemblan porque se les acabó el negocio. Hoy entienden que el Estado ya no está a la venta.
Y es que, por primera vez en años, el pueblo siente que alguien le habla con la verdad y actúa con el corazón. Daniel Noboa no ofrece humo, ofrece hechos. No habla de revolución, habla de reconstrucción. No gobierna para gritar consignas, gobierna para cambiar vidas. Este es el Ecuador que merecemos. Y ya empezó.
Por:
Ab. Marco Vinicio
Ludeña Bastidas



