EL LEGADO DE UN HOMBRE VISIONARIO
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO
El tiempo aquilata y nos da la verdadera dimensión de los hechos y de las personas, cuando tenemos la perspectiva de los espacios, de los tiempos transcurridos y como la vida de un individuo ha impactado no solamente en su familia y en su entorno cercano, sino que va mucho más allá, puesto que sus ejecutorias se sintieron y continúan ejerciendo su influencia en un radio de acción mucho más amplio.
Estas ideas surgen precisamente en torno a la personalidad de un constructor, idealista, que proviene del interior de la provincia de Loja y que impacta con su trabajo, sus iniciativas y su visión en las diversas geografías del país, nos referimos a Julio Hidalgo González, quien supera las dificultades de una niñez y de unos primeros años nada fáciles, en los que el trabajo es parte de sus actividades diarias, combinado con el estudio y luego con aprendizajes y emprendimientos que le impulsan a sentar las bases de un grupo empresarial poderoso, consciente de su rol en el desarrollo del país y que ha extendido su accionar a diversos países del continente americano.
Ese empuje y trabajo es secundado de manera firme y amorosa por su esposa Olvia Barahona, con quien no solamente conforma una familia, sino que también forjan el emprendimiento que dará inicio al despegue de una robusta empresa constructora.
He visto el trabajo de la empresa Hidalgo & Hidalgo constructores, una empresa generadora de empleo y de bienestar, solidaria con sectores a los que ha llegado con su influjo benéfico, protectora de las artes, la educación la cultura, tanto en la provincia natal de la que surge el patriarca, como también en diversos sectores del país, lo que habla bien de los miembros de la familia Hidalgo Barahona y de quienes son parte de su entorno empresarial.
Pero hay también otro elemento que quiero destacar, y es que, bajo el liderazgo de Juan Francisco Hidalgo, ya en esta segunda generación que se hace cargo de la empresa, prima un amor filial, un reconocimiento de la valía de los progenitores que son quienes inician la saga familiar y cuya memoria cultivan con un afán encomiable y que habla tan bien de esta familia que desciende de un tronco robusto, excepcional.
En tiempos como los actuales, duros, difíciles, vale la pena resaltar los valores familiares, empresariales, ciudadanos, que en este caso, dieron inicio con la figura y la personalidad de Julio Hidalgo González, en cuya memoria escribimos estas palabras, como un homenaje al centenario de su nacimiento.