Ecuador perdió 100 años de crecimiento económico por invertir lo mínimo en investigación
Un informe del Banco Mundial revela que Ecuador perdió un siglo de crecimiento por no incorporar ni aplicar tecnologías desde la Segunda Revolución Industrial. Mientras Corea del Sur y Finlandia apostaron por ser sociedades de aprendizaje, Ecuador mantiene una inversión mínima en investigación (0,44 % del PIB).
Informe de La Hora, Ecuador
Imagine presionar pausa en la historia del desarrollo. Eso es lo que le ocurrió a Ecuador y gran parte de América Latina, según el estudio Reclaiming the Lost Century of Growth del Banco Mundial: la región no logró convertirse en una sociedad capaz de “aprender a aprender”, es decir, de absorber nuevas tecnologías, adaptarlas y transformarlas en innovación propia.
En Ecuador, esta carencia se traduce en una modernización a medias: se abren mercados y se buscan inversiones, pero la matriz productiva sigue atada a materias primas y con muy poca capacidad para competir en sectores de valor agregado.
Baja inversión en conocimiento
La región destina en promedio apenas 0,62 % del PIB a investigación y desarrollo (I+D), frente a un promedio mundial cuatro veces mayor. Ecuador está aún más abajo: 0,44 %.
El contraste es brutal con Corea del Sur, que en la década de 1960 tenía un ingreso per cápita menor al ecuatoriano, pero hoy invierte más del 4% del PIB en I+D y lidera exportaciones tecnológicas.
Alejandra Pérez, economista e investigadora en temas de desarrollo, explicó que, cuando se habla de calidad de gasto público, precisamente temas como el I+D deberían ser el destino de ahorros en ineficiencias o malgastos en otras partes. “Ahora que Ecuador ha decidido dejar de subsidiar el consumo del diésel, debería repensarse todo el gasto estatal para redirigirlo a dónde más retornos y beneficios puede dar a mediano y largo plazo, De lo contrario, solo será cambiar de un bolsillo a otro un gasto que seguirá siendo ineficiente”, dijo.
Educación débil y sin suficientes
ingenieros
El Banco Mundial advierte que en economías como la ecuatoriana, el número de ingenieros prácticamente no ha crecido en más de un siglo. Mientras tanto, países como Finlandia, Japón o Corea del Sur multiplicaron varias veces su número de técnicos e ingenieros, consolidando la base de su revolución industrial y tecnológica.
En Ecuador, la educación secundaria y universitaria muestra brechas críticas: baja calidad, limitada cobertura y poca oferta en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Solo 17% de los graduados universitarios provienen de estas áreas, empatando con África Subsahariana en el último lugar global. Apenas 2% se gradúa en ciencias puras, y menos del 8% opta por programas técnicos cortos, frente a más del 30% en Norteamérica y Asia Oriental.
Empresas rezagadas e innovación ausente
La estructura empresarial refleja el mismo rezago: la mayoría de las compañías opera sin digitalización avanzada, con baja inversión en innovación y gerentes poco especializados para liderar procesos complejos.
El resultado: productividad estancada, baja competitividad internacional y empresas atrapadas en sectores de bajo valor agregado.
Como en su momento analizó LA HORA, solo una de cada diez empresas en el Ecuador reporta ventas reales. Es decir, existe un tejido empresarial mayoritariamente de subsistencia e informal.
Universidades aisladas del sector productivo
Otro quiebre señalado por el Banco Mundial es la desconexión entre universidades, centros de investigación y empresas.
En Ecuador, la investigación rara vez responde a necesidades productivas. Iniciativas como INÉDITA de la Senescyt han financiado proyectos de innovación, pero sin escala, continuidad ni verdadera articulación con el sector privado.
LA HORA también analizó que mientras que el empleo adecuado alcanza a menos de 4 de cada 10 trabajadores a escala nacional, más del 15% de las empresas en Quito y el 10% en Guayaquil tienen vacantes sin cubrir.
El riesgo de seguir atrapados en la trampa de ingreso medio
Sin un giro profundo hacia la educación técnica, la investigación aplicada y la innovación empresarial, Ecuador seguirá creciendo con commodities o materias primas y sin diversificación, quedando atrapado en la trampa del ingreso medio.
El Banco Mundial plantea un camino posible:
• Multiplicar la formación de ingenieros, técnicos y científicos.
• Conectar universidades con empresas en proyectos de innovación reales.
• Incentivar a las compañías a invertir en nuevas tecnologías y capacitar talento.
• Construir instituciones estables de largo plazo para sostener la transformación.
“Lo que Ecuador decida hoy marcará su destino para el próximo siglo: seguir preso de la dependencia y el rezago o dar el salto hacia una economía diversificada, innovadora y competitiva”, concluyó Castro. (JS)
La crisis de la innovación y desarrollo en cifras
• STEM en educación superior: solo 17% de graduados universitarios son de carreras STEM; Ecuador está en este rango, empatando con África Subsahariana en el último lugar global.
• Ciencias puras: apenas 2% de los graduados, la tasa más baja del mundo.
• Educación técnica: menos del 8% estudia programas técnicos cortos, frente a 30% en Norteamérica y Asia Oriental.
• Desigualdad educativa: 55% de los jóvenes del quintil más rico accede a al menos dos años de universidad, frente a apenas 6% del quintil más pobre.
• Gasto en educación: en Ecuador, menor al 4% del PIB, por debajo del umbral recomendado.
• Tasa de matrícula universitaria: 54% en la región, pero solo la mitad se gradúa.
• Inversión en I+D: Ecuador destina 0,44% del PIB; el promedio regional es 0,62%; Corea del Sur invierte más del 4%.
• Producción científica y patentes: América Latina produce menos del 3% de las publicaciones científicas mundiales. Ecuador registra menos del 0,01% de las patentes internacionales.
• Empresas y tecnología: la adopción tecnológica en sectores como textil y farmacéutico es muy baja, muy por detrás de países comparables en Asia y Europa del Este.
Ecuador no logró convertirse en una sociedad capaz de “aprender a aprender”.
La educación debe empezar desde bien abajo para asegurar un buen número de profesionales en el futuro.
Varias universidades aisladas del sector productivo, lo que se traduce en fracaso.
El Banco Mundial sugiere invertir más en tecnología.



