A REPENSAR LO OCURRIDO
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO
Cada proceso en el que se convoca a la ciudadanía a que manifieste su voluntad, tiene ingredientes propios, que dependen no solamente del contenido de las preguntas que se hacen sino también del momento en el que se las formulan, de las cosas no dichas pero que impactan en quienes tienen en sus manos el derecho de pronunciarse.
Las circunstancias que rodean a una consulta popular suelen variar muy rápidamente, y lo que en un momento determinado se da por hecho, puede cambiar radicalmente en el momento siguiente, más aún si la consulta se la hace al margen del entorno que rodea a las personas consultadas.
Me refiero a lo que se denomina el “timing”, es decir la oportunidad o la sincronización de lo que se pregunta con lo que sienten las personas que van a pronunciarse sobre la temática.
Parece que estos análisis no se los hicieron, o no los efectuaron de manera adecuada los asesores gubernamentales, ya que la consulta se hizo en medio del alza de combustibles, el paro indígena, las luchas contra la minería, por citar solo algunos componentes, lo que dio como resultado un “no” rotundo en las preguntas planteadas.
Creo que al gobierno y a la sociedad en su conjunto nos toca repensar lo ocurrido a fin de encontrar esa sintonía tan necesaria entre quienes gobiernan y sus mandantes. Estamos obligados a ello si es que queremos construir y reconstruir de la mejor manera el tejido social que tan importante es para la convivencia pacífica y la realización de la vida en comunidad.
Las lecciones que dejan los resultados electorales deben ser leídas con calma y con mesura, para extraer lo mejor que se pueda hacer en servicio del país al que nos pertenecemos.



