ARTE Y ARTESANÍA
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO
Me gustan las ferias, donde siento el sabor de lo popular, el aroma de lo hecho en casa, las tradiciones preservadas y también los nuevos diseños, el dialogar personalmente con los artesanos y artistas, con los agricultores, con quienes valoran el tarro de miel sin aditivos, el pan fresco, las verduras cuidadosamente cultivadas, es algo que lleva alimento a nuestros espíritus.
Pues bien, eso es lo que he sentido este último fin de semana, cuando en el tradicional barrio de Bellavista, en los jardines de la Casa Artes, liderada por Shirma Guayasamín, se llevó a cabo la feria Trazos y Huellas, con una selección espectacular de objetos de arte, de elementos artesanales escogidos con primor y esmero, porque cada pieza que allí se exhibía y que estuvo a disposición del público, se sentía como parte de una muestra o colección armónica, de gran belleza.
Organizar una feria no es nada fácil, y seguramente hay mucho trabajo para que fluya bien esa relación entre quienes exponen y quienes asistimos a solazarnos y también a adquirir piezas hermosas destinadas a ser parte de nuestros hogares o a regalárselas a quienes consideramos especialmente.
Una feria de esta naturaleza es también dar la oportunidad a quienes exponen, de mostrar sus obras, de sentirse valorados como artistas y artesanos de diversa índole, lo que es parte de una experiencia que queremos resaltar.
En esta feria, que la recomiendo de manera amplia, se pueden observar cuadros y piezas de arte realizadas en diversos materiales, objetos de barro y de metal, la utilización de residuos como materias primas, para ser convertidos en obras de hermosa factura. La riqueza de lo expuesto da pie para que sigan realizándose más de estos espacios en los que el espíritu y la vista se recrean y nos sentimos orgullosos de la creatividad de los ecuatorianos.
Bien por el entusiasmo y el trabajo de Shirma Guayasamín en la hermosa Casa Artes.



