José María Velasco Ibarra
El señorío de un político culto y honrado. Lo recordamos luego de 40 años de su partida terrenal.
QUIEN FUERA CINCO VECES PRESIDENTE, MURIÓ DE AMOR.
El gran amor de su vida fue la dama argentina Corina Parral Durán; uno de sus amigos más cercanos, refería que era el complemento indispensable del Dr. Velasco Ibarra. En su exilio en Buenos Aires, iban al cine, a veces al teatro, asistían a conferencias, pocas veces a cenar a un restaurante, y su biblioteca y estos almuerzos y cenas semanales con sus amigos, sus paseos por Florida y El Ateneo. Esa era su vida aquí expresa Eugenio Raúl Zaffaroni, profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires, exministro de la Corte Suprema argentina y Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Recuerda cuando lo llamaron a las siete de la mañana a informarle que Corina había fallecido a las tres de la mañana en el hospital Rivadavia. –“Era increíble, una primera dama fallecida al caer de un colectivo porteño. Velasco no tenía automóvil ni chofer. El pueblo ecuatoriano no debe olvidarlo: la múltiple primera dama muerta por la imprudencia del conductor de un vehículo donde viaja nuestro pueblo”- Relató que, al retornar a Quito, en un momento del vuelo, el comandante tomó la palabra por micrófono y dijo más o menos: «Yo quiero decirle al doctor Velasco Ibarra que en este preciso momento el avión está dejando tierra peruana y entrando al cielo ecuatoriano y le quiero decir también que por la información que tengo a través de la comunicación radial del avión, lo espera un pueblo silencioso, con pañuelos blancos».
El trágico fallecimiento de su amada esposa, precipitó la muerte de Velasco Ibarra el 30 de marzo de 1979. Aún están frescas las célebres palabras en respuesta a la pregunta de dos periodistas si volvería a hacer política, y Velasco respondió: «VUELVO PARA MEDITAR Y MORIR».
MUY FORMAL Y TÍMIDO.
Velasco Ibarra mantenía su formalidad, era siempre el señor presidente. Nunca perdía la dignidad, posiblemente era una manera de ocultar su natural timidez. Siempre acompañado de su querida Corinita.
A VELASCO IBARRA, LE IRRITABA TODO LO QUE SONASE A CORRUPCIÓN.
Con su acostumbrada elocuencia captaba la atención del pueblo. Su fogosa oratoria lo identificaba. Era el político que solo pedía un balcón para ser presidente. En uno de sus discursos dijo: “El Ecuador no muere y un día u otro impondrá tres principios: el de la Soberanía Popular, el de la Honradez Administrativa y el del Gobierno como Servicio”
RECUERDOS DE BUENOS AIRES
La sola presencia de Velasco Ibarra imponía respeto, siempre de traje y chaleco, Era un hombre cordial. Vivía en un departamento pequeño, de dos ambientes y recibidor. Casi todas las tardes tomaba el bus, caminaba por la calle Florida y llegaba a la librería El Ateneo, donde disfrutaba con la lectura de tantos valiosos autores. A veces viajaba en taxi y no le querían cobrar. Beatriz Ochotorena contó que una vez salían de una conferencia y tomaron un taxi. Al llegar, el taxista le pidió un autógrafo y como no encontraban un papel, le extendió un billete de cinco pesos para que se lo dedicase. Velasco le dijo que lo perjudicaba, porque ese billete no lo podría usar, pero el hombre le respondió que con su firma asumía un valor incalculable. El ciudadano cinco veces presidente deja imborrables recuerdos que constituyen valiosa lección de ética. Su ingreso económico era la pensión de expresidente, incluso rechazó el aumento que dispuso el régimen militar que lo había derrocado. Daba clases de Historia del Derecho Político. Muy apreciado por el pueblo argentino por lo que se mostraba siempre agradecido. “Aquí quedan mis verdaderos amigos”.
VELASCO FUE UN YOGUI
Su vida estuvo consagrada a la formación profesional y espiritual. Mantenía una intensa disciplina autoimpuesta; a las cuatro de la mañana ya estaba en pie para su aseo personal, luego meditar y ejercitarse físicamente, era vegetariano. Logró a lo largo de su vida una evolución que lo acompañó hasta el viaje que no se puede eludir. Reitero la expresión con la que llegó a Quito desde Buenos Aires. con el profundo dolor por la pérdida de su amada esposa. Con espíritu sereno otorgado por la generosidad, ternura y compasión de sus 86 años, dijo que venía a Meditar y a Morir. Igual que los grandes maestros, partió a voluntad, sin dramas ni angustias, emprendió su viaje a la cumbre de la sabiduría humana que lleva a la auténtica libertad.
MILAGRO UNA DE LAS CIUDADES PREDILECTAS DE VELASCO IBARRA
Tres áreas geográficas importantes para el velasquismo Guayas, Manabí y Esmeraldas. En Guayas era Milagro la ciudad donde se daba la clarinada de su campaña política, allí junto a Humberto –ChichoCentanaro Gando, (d) quien fuera presidente municipal, era su cercano colaborador. En Manta Emilio Bowen Roggiero, comandaba en Manabí la presencia del líder y César Plaza Monzón en Esmeraldas. Conocidos como los Tres Caciques. Yo era un adolescente, en Milagro, pude verlo personalmente y me impactó su presencia política y su esencia humanista, escuché a prudente distancia una de sus imponentes intervenciones. Con su voz potente, gestos y movimientos histriónicos hipnotizaba a la multitud.
DOÑA CORINA
Vemos a doña Corina Parral de Velasco Ibarra en un hermoso retrato pintado por Oswaldo Guayasamín. Como primera dama del Ecuador, logró que se apruebe la ley de fundación del Patronato Nacional del Niño y la Familia. Una mujer de extraordinarias dotes y sensitividad como poeta, pianista, compositora. Renunció a ser la artista brillante para acompañar al líder que llenó décadas de la historia ecuatoriana, y lo hizo en las buenas y en las malas, como primera dama y como exiliada, incluso en los peores momentos, pasando estrecheces muy graves en Venezuela, en Uruguay, en México. Varios de sus hermosos poemas fueron musicalizados e interpretados por su compatriota y amiga Olga Gutierrez primera voz del Trío Los Brillantes. La venta de los discos sirvieron para obras del Patronato.
Por Fernando Naranjo-Villacís
fnaranjo@gye.satnet.net
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