Censura, marchas y odio
Conversaba estos días con una chica de origen peruano cuya familia se mudó a Ecuador. Su padre es un pastor evangélico y toda su familia está involucrada en asuntos de su iglesia.
Ella salió de casa hace poco por la oportunidad de independizarse, pero principalmente para poder ser quien es, sin prejuicios.
Conoció a su actual novia y viven juntas en un cómodo departamento de Quito. Sin embargo, lamenta siempre la discriminación que sufre de parte de su familia.
Ella marchó en el Orgullo LGBT, mientras su familia lo hacía en la de “Con mis hijos no te metas”. Algo similar sucede con muchas otras personas de la diversidad sexual e incluso activistas.
El sábado del orgullo, uno de los abogados que trabajó en la causa del matrimonio igualitario marchaba por sus derechos, a la par que su madre marchaba en la de los llamados grupos provida.
Esa es una realidad cruda y dura. Sus familias marchando contra los derechos de sus hijos o de que ellos sigan siendo estigmatizados socialmente. ¿Cómo convencer a alguien que no quiere entender?
Es la conclusión de ambos, y es que aquello de que la “fe es ciega”, se refleja en el bloqueo que tienen esas personas que en primera persona tienen un familiar, sea hijo, hermana, amistad; y mucho peor si es un desconocido.
Entre desconocidos e incluso rivales políticos han desnudado otra cruda realidad en Ecuador: la del prejuicio convertido en la causa del odio.
Se han juntado para censurar, como hicieron con el mural del artista Apitatán; y organizar sendas marchas para pedir hasta la destitución de la Corte Constitucional y hasta del presidente.
Una “hoguera bárbara” oscurantista en pleno siglo XXI contra una decisión avalada por organizaciones internacionales en derechos humanos, bajo la premisa de que la fe está por encima de las personas, del amor e incluso de los derechos. No duden, ecuatorianos, que en las elecciones de 2020 veremos a muchos de ellos de candidatos de aquí a un año.
Hacen plataforma bajo el engaño y basados en el discurso del odio. Solo un recado: es una lucha inútil, recordemos lo que le pasó a Nelson Zavala.
Solo un ejemplo: políticos fundamentalistas, como Bolsonaro o Trump, no pudieron retroceder los avances en derechos LGBT en sus países.
Censura, marchas y odio
Por Fredy Lobato
Ecuador News
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