Una arbitrariedad sin nombre
Una arbitrariedad sin nombre
En días pasados fue retenido el sociólogo ecuatoriano Juan Cuvi en el aeropuerto de Lima por las autoridades peruanas de migración. Cuando pidió explicaciones le dijeron que esa medida derivaba de un convenio internacional suscrito por varios países, entre ellos el Perú, denominado API, que opera cuando entre los pasajeros de la línea aérea hubiere sospechosos de actividades terroristas.
El compatriota debió permanecer en el área de tránsito durante largo tiempo, luego de que en una oficina lo ficharon tomándole fotos, anotando todos sus datos e incluso las características del iris de sus ojos.
Juan Cuvi dirige un Proyecto de Medicina Social que se ejecuta en el Azuay, y en esa calidad ha participado por varias ocasiones en eventos organizados por la entidad ciudadana Foro Salud, una institución que agrupa a ONG encargadas de llevar adelante programas colectivos de salud en las áreas deprimidas del territorio peruano y que cada dos años realiza sesiones de evaluación y conocimiento de experiencias que duran cuatro días.
En esta reunión, Juan Cuvi iba a exponer el estudio Campo minado de la salud: impactos del proyecto Cóndor-Mirador, que detalla los efectos de los programas que en esa área se ejecutan en el Cantón El Pangui de nuestra región oriental. El resultado de todos los encuentros y los logros conseguidos por esa organización peruana de segundo grado, son analizados de manera continua y sistemática con el Ministerio de Salud de ese país.
Resulta sorprendente que la medida adoptada por las indicadas autoridades derive, como Cuvi lo conoció cuando pidió explicaciones y pudo leer el documento, de una alerta emitida por el gobierno de los Estados Unidos y que fuera aplicada, al pie de la letra, por su similar de Perú. Ello significa que en política externa esa potencia ha retrocedido por lo menos cincuenta años, y que la sumisión de otros regímenes se convierte, nuevamente, en una lógica de persecución indiscriminada.
La posición de nuestra Cancillería debe ser contundente y categórica.
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Una arbitrariedad sin nombre
Por José Luis Ortiz
Columnista Invitado
www.ecuadornews.com.ec