CAJA DE RESONANCIA PLANETARIA
CAJA DE RESONANCIA PLANETARIA
De la Amazonía se han dicho muchas cosas, sobre esta vasta extensión territorial se han construido historias fabulosas, algunas de ellas sumergidas en el mito y la leyenda, lo que la ha transformado en un espacio codiciado, sujeto de ambiciones, de intenciones de apropiación.
Muchos ubicaron allí la leyenda de El Dorado, y ya desde los tiempos de la conquista y la colonia española y luego la portuguesa, ese fue un acicate para moverse hacia una región, que aparecía como impresionante por el tamaño de sus ríos, por la espesura de sus selvas, por la enorme cantidad de especies animales que la pueblan.
El Dorado fue el móvil de los conquistadores, pero todavía sigue siéndolo en los tiempos actuales, en los que se ha descubierto que sus riquezas no solo están a flor de piel, es decir en su superficie, sino que muchas de ellas se encuentran en su subsuelo: el petróleo, el oro, la plata, el cobre, el niobio, las piedras preciosas y semipreciosas, en fin, el listado es casi interminable.
En los actuales momentos, todo lo que ocurre en la Amazonía tiene repercusión inmediata en los más lejanos lugares, una prueba tangible la tenemos en lo ocurrido durante los incendios y los fuegos del año pasado, que si bien afectaron duramente a los territorios de Bolivia, Brasil y el resto de los integrantes de la cuenca, sin embargo, no alcanzaron la dimensión de lo ocurrido en Siberia o en Australia.
Los casos de ilegalidades que se cometen en la zona son múltiples y variados, desde el comercio de especies animales y vegetales, el narcotráfico, las quemas y ampliación de la frontera agrícola, pero también los desafíos que deben enfrentarse como la necesidad de atender a los requerimientos de las poblaciones originarias y de los colonos asentados desde hace tiempo en las diversas regiones de los países integrantes de la cuenca.
La importancia de la región Amazónica tiene dimensiones enormes, al ser la selva continua más grande del planeta, aquella mancha verde que se divisa inclusive desde las naves espaciales y los satélites; la importancia de la generación de oxígeno que hizo que se denominara a la Amazonía como los pulmones del planeta, situación que ha sido desvirtuada por los estudios posteriores; la condición de reserva de biodiversidad, de moderador del clima, etc., ponen un foco especial en toda la región.
Por todo ello podemos concluir en que la Amazonía es una caja de resonancia planetaria, todo lo que allí se hace o todo lo que sobre esta región se dice, tiene resonancias enormes. Es tan importante para el mundo esta maravillosa región que compartimos 8 países y un territorio, que la responsabilidad con la que actuamos sobre la misma los gobiernos y los seres humanos que la habitan, no puede diluirse, se requiere atención permanente.
Una atención que debe mirar a la defensa y preservación de la rica biodiversidad en la que no puede desconocerse el rol que juegan sus habitantes.
OPINIÓN
Por Rosalía Arteaga Serrano
ExPresidenta Constitucional de la República del Ecuador
www.ecuadornews.com.ec