La tormenta perfecta
La tormenta perfecta
Los rumores de la guerra de precios del crudo entre Arabia Saudita y Rusia fueron realidad tras su desacuerdo en la OPEP.
Los sauditas empezaron a dar descuentos de $ 10 por barril e iniciaron un incremento en la producción. El domingo, todos los indicadores de precios estaban muy volátiles. Especialmente para los crudos de menor calidad del tipo Brent y WTI (West Texas Intermediate), que es nuestro crudo marcador.
A la noche del domingo empezaron las primeras transacciones y el WTI estaba a $ 32 por barril. Por tanto, nuestro crudo que tiene castigo de unos $ 5 por barril, se cotizó a unos $ 28 por barril. Si el presupuesto estaba fijado a $ 51,3 por barril, el diferencial de $ 23,3 es espantoso.
En 539.000 barriles diarios de producción eso significaría $ 12,5 millones de pérdida diaria, pero realmente es de unos $ 7 millones diarios que corresponde a la cantidad de crudo exportable. Un golpe muy duro.
Pero esto se complica con la crisis sanitaria del covid-19, que ha paralizado a China desde enero, reduciendo el flujo de pagos en nuestras exportaciones, especialmente camarón, banano, flores y otras más pequeñas.
China es nuestro segundo cliente mundial más importante y a su vez es un gran pro-veedor para el país. Nos quedamos sin flujo de dólares y sin inventario. Y para ponerle la cereza al pastel, el FMI no aceptó el informe para el desembolso de marzo y en cierta forma ha puesto distancia en nuestro acuerdo.
De nada valió la gestión de la embajadora Baki ante su amigo Donald Trump, quien tuvo un especial detalle hacia nuestro presidente en su visita a Washington. La señora Baki no hay duda de que tiene contactos y pone glamur al servicio exterior, aunque no profesionalismo. Pero en marzo no hay esta plata.
Desde 1991 no ha habido una crisis similar; son tiempos distintos y economías diferentes; sin embargo, ahora se presenta una tormenta perfecta económica, lo cual obliga al Gobierno a hacer cambios bruscos y sobre todo a encarar difíciles situaciones fiscales.
Eliminación de subsidios, incremento de impuestos y achicamiento del tamaño del Estado son las sugerencias obvias. Pero pienso que debemos ser más creativos. Y, de hecho, ejercer un liderazgo pragmático.
OPINIÓN
Por Antonio Quezada Pavón
Ecuador News
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