Se realizó en Quito audiencia de castigo en caso Sobornos
Se realizó en Quito audiencia de castigo en caso Sobornos
El martes 7 de abril de 2020 será un día de recordación nacional. Es el día que renació la justicia en nuestro país. Un trío de jueces nacionales, probos, respetuosos de las leyes y decididos a sancionar en derecho, declararon culpables y dictaron sentencia contra los ex mandatarios Correa y Glas junto al equipo corrupto de ex funcionarios y empresarios que, en la década perdida, unos se dedicaron a sobornar y los otros a permitir el soborno para mantener en los altos mandos del país, al grupo que pensaba que el poder sería para toda la vida.
Es la primera sentencia, luego vendrán los abogados, también corruptos, que apelarán la decisión de los jueces. Agotarán todas las instancias para impedir que se cumplan las penas, con toda seguridad llegarán hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Están en todos sus derechos. Eso se llama democracia. Pero la ciudadanía ecuatoriana que celebra alborozada la sentencia tiene que confiar en las habilidades del personal de soporte de la fiscalía, los documentos, los archivos y versiones de las colaboradoras eficaces para no permitir que quienes se declaran perseguidos políticos, se burlen de la justicia.
Muchos piensan que las sentencias son demasiado bajas. El pedido de la fiscalía se basó en las disposiciones del vigente Código Orgánico Penal y entonces tenemos que llegar a la conclusión que la Fiscal General, Dra. Diana Salazar se ajustó a las limitaciones de ley. Nunca hubo persecución política contra los acusados. Sencillamente las pruebas eran claras y contundentes.
Capítulo aparte merece esta dama. Un trabajo meticuloso dedicado a extraer todo lo que se necesitaba para comprobar ante los jueces y al país entero la culpabilidad de los extorsionadores. Una mujer valiente, llena de virtudes y valores que no se amedrentó ante las amenazas. La historia la recordará como la heroína que, con sus acciones, empezó el principio del fin de la mafia Correísta.
Y conste que no pensamos que ha llegado el fin. Esto es solo el comienzo. Faltan los exiliados voluntarios que huyeron a México. El que se fugó a Venezuela. Falta el fiscal Chiriboga para que responda por el caso “Palo Azul”. Faltan los responsables de las negociaciones corruptas sobre la venta del petróleo para entregas futuras. Faltan los contratos con sobreprecio de todo lo que dejo el “capo de tuti capo” como resultado de la década de prepotencia cuando compró las conciencias de muchos: los hospitales, las escuelas, los carreteros, los puentes, el dinero depositado en paraísos fiscales, los viajes no registrados de los aviones presidenciales, etc., etc. …. Tenemos que reconocerle algo a Rafael Correa Delgado. …. En muchos casos supo conjugar el verbo “comer” …. Miraba para otro lado cuando sus acólitos estaban apoderándose de las arcas del Estado.
Trabajo de proporciones para el futuro gobierno. El presidente que elijamos el 2021 tendrá que reconocer que ha heredado un país cargado de problemas: Una economía destruida; un sistema de salud en vías de recuperación, luego de la pandemia del corona virus; funcionarios aún correístas en todos los ministerios; un prestigio internacional en decadencia y un servicio exterior todavía con herencia correísta.
Afortunadamente, el voto todavía es secreto y el ciudadano pensante tendrá la oportunidad de escoger a quien demuestre capacidad, solvencia y conocimientos que le permitan encauzar al Ecuador hacia el futuro que todos anhelamos.
OPINIÓN
Por Ing. Ramón Alvarez,
desde Miami en especial para Ecuador News
www.ecuadornews.com.ec