En 2012, seis mineros de Yunnan, una provincia china a mil millas de distancia de Wuhan, mostraron síntomas de lo que hoy conocemos como SARS-CoV-2: tos seca, fiebre alta, dificultad para respirar, dolor muscular y dolores de cabeza. Todos habían trabajado en una mina llena de excremento de murciélago y hongos; tres de ellos murieron.
El médico tratante de los mineros escribió entonces una tesis de maestría sobre el caso, misma que acaba de ser traducida por unos científicos que señalan a esa mina china como el posible origen del coronavirus que se remonta a 2012.
La nueva teoría, sostenida por los doctores especialistas en biología molecular, genética y virología, Jonathan Latham y Allison Wilson, se basa en la tesis escrita por el doctor chino Li Xu titulada “El análisis de seis pacientes con neumonía severa causada por virus desconocidos”.
Hasta ahora, la teoría del origen de la pandemia que hoy vivimos aceptada por la comunidad científica internacional se remonta al mercado de animales exóticos de Wuhan, luego de que alguna persona consumiera un animal que podría haber sido un murciélago o un pangolín en 2019. Pero según Latham y Wilson, los primeros casos del virus en humanos pudieron haberse presentado varios años antes.
Según el artículo de Latham y Wilson, publicado en el sitio web Independent Science News, los trabajadores habrían enfermado luego de pasar 14 días en la mina limpiando heces de murciélagos. El tratamiento médico que recibieron consistió en esteroides, antibióticos, anticoagulantes y ayuda respiratoria es similar al que hoy reciben millones de enfermos de COVID-19 en el mundo.
Ante la rareza y la letalidad de la enfermedad, el doctor Li Xu consultó con varios médicos especialistas, incluido el virólogo Zhong Nanshan, considerado el mayor científico de China y experto en SARS. Así llegó a la conclusión de que la enfermedad pudo haber sido causada por un virus similar.
¿Y cómo llegó el nuevo virus a Wuhan, la provincia china donde se registraron los primeros casos de COVID-19 en el mundo? El hospital donde fueron atendidos los mineros envió muestras de tejidos de los mineros al laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan, de donde el coronavirus habría escapado.
Latham y Wilson escribieron en su artículo que, una vez habiendo infectado a los mineros, un betacoronavirus conocido como RaTG13 (o uno muy similar) “evolucionó a SARS-CoV-2, un coronavirus inusualmente patógeno altamente adaptado a los humanos”. También señalan que las muestras de los mineros fueron investigadas en el laboratorio de Wuhan, y “fue este virus adaptado a los humanos, ahora conocido como SARS-CoV-2, el que escapó del WIV (Wuhan Institute of Virology) en 2019“.
Si bien estos investigadores niegan que el nuevo coronavirus sea un virus “diseñado”, señalan que “si no se hubiera llevado a Wuhan y no se hubieran realizado o planificado más investigaciones moleculares, el virus se habría extinguido por causas naturales, en lugar de escapar para iniciar la pandemia de COVID-19″.