Día de Acción de Gracias
El pueblo de los Estados Unidos con verdadera devoción celebra
“EL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS”
El afamado Día de Acción de Gracias, el pueblo norteamericano celebra con verdadera unción, degustando la famosa carne de pavo que tiene una característica muy controversial en todos los países del mundo, por su excelente sabor y por ser muy vitaminica, se constituye en la más cara, saboreándola solamente, las personas de alta posición económica, en cambio en los Estados Unidos, esta ave, que es considerada la más sabrosa del mercado, pero bajo las circunstancias que su precio es el más rebajado, comparado con las otras aves y carnes.
Podrán decir lo que quieran que esta es una fiesta forastera o que es una fecha en el calendario del consumismo. Pero si hay un momento para agachar la cabeza y reflexionar sobre las cosas que aún nos quedan por hacer en lo que se relaciona a poner en efecto el verbo agradecer. Todos pero todos en los Estados Uidos, siendo nacionales o extranjeros, ese día se vuelven angelicales…
El origen de la celebración, que en Estados Unidos ocurre en noviembre y en Canadá en octubre, nos remonta a un puñado de migrantes europeos del siglo 17 y su primera victoria sobre el hambre y el frío invernal en este lado del Atlántico.
Muchos de los peregrinos que llegaron a Nueva Inglaterra en 1620 murieron enfermos o por falta de comida, y fueron los nativos quienes les ayudaron a adaptarse y les enseñaron qué plantar y cazar.
En la primavera de 1621 los migrantes sembraron, y al inicio del otoño por fin lograron cosechar. El Día de Acción de Gracias es la culminación de una gesta de supervivencia y adaptación a una realidad inhóspita, ajena y demoledora.
Pero también es inmprescindible recordar que estos europeos blancos, que llegaron eran personas analfabetas, sin ningún tipo de educación, ni principios. Al comienzo por el hambre que les acosaban a sus niños y sus familias, encontraron miles de indígenas que poblaban esas inhóspitas tierras y era gente dulce y amable, que durante un largo tiempo les dieron una noble mano y ayuda.
Pero cuando estos inmigrantes extranjeros aprendieron a sobrevivir de las enseñanzas de los indígenas, dueños naturales de estas tierras, demostraron su voracidad y comenzaron a exterminar, a toda esta gente buena y los europeos, se quedaron para siempe en estas propiedades robadas, producto del crimen.
Exactamente cuatro siglos después aquí seguimos, resistiendo mientras esperamos a que amanezcan días más abrigados. El 2020 ha sido por la pandemia, ese invierno cruento, pero si el 2021 resulta ser un poco más generoso con nosotros tendremos la oportunidad de inventariar alguna cosecha y empezar a recuperarnos.
Quizás celebrar resulte contradictorio cuando la muerte acecha o cuando el encierro nos ha arrebatado las oportunidades que tanto procuramos.
Llegado el momento hay que hacer que las cicatrices se conviertan en músculo. Mientras tanto, la meta es mantenernos alerta porque en la oscuridad de la pandemia nos querrán arrebatar todo, desde las medicinas hasta la dolarización.
Esa gente que abre la boca sin escrúpulos para escupir leyendas y enredarnos en sus mentiras. Los hay en el norte y en el sur: unos se aferran al poder mientras laceran la institucionalidad, y otros ambicionan heredar coronas auspiciados por sus delirios feudales.
Ojalá llegado el momento podamos dar gracias por haber aprendido a ser menos ingenuos y más proactivos.
Que el drama y las obsesiones del mundo virtual hagan una tregua de sensatez frente al desangre de la tragedia real. Que aterricemos calzando la medida que nos plantea las circunstancias y que sepamos dar ejemplo priorizando los temas urgentes y vitales.
Que maduremos por fin. En estos años que los ecuatorianos subsistimos en los Estados Unidos (entre idas y venidas) Acción de Gracias logró justificar su significado en nuestro interior porque cada tropiezo y caída llegaba siempre con el empuje necesario para levantarnos.
Este jueves 26 de noviembre lo celebraremos algunos en soledad, porque entendemos, que la razón debe ir por delante de los afectos para precautelar la integridad de todos. Y afortunadamente así lo harán millones de personas en este país.
No me sentaré en una mesa llena ni me estrecharán abrazos, pero cuando salga a correr esa mañana para
respirar la simplicidad de la vida, seguramente avanzaremos, agradecidos porque los seres que amamos están sanos y porque algún día, cuando toda esta pandemia pase, tal vez tengamos una sociedad más reflexiva, involucrada y resiliente.
Gracias Día de Acción de Gracias!
EDITORIAL
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