El mágico encanto porteño
DESDE EL GRAN GUAYAQUIL CON FERNANDO NARANJO-VILLACÍS
Uno de los grandes dones que debemos constantemente ejercitar, es el de la creatividad. En mi personal experiencia, pienso que ayuda muchísimo, saber disciplinar los silencios y la contemplación. Es cuando uno se adentra en ese atelier mágico que habita en nuestro interior.
Es así, como resulta interesante, salir por las mañanas, aprovechando la frescura y claridad para observar detenidamente nuestro entorno y tratar de ir más allá de la simple mirada. Esta tiene que ser contemplativa y es allí
donde están las formas, los colores y diseños.
Es posible, que no sea interesante para el común de los transeúntes quienes están con la mirada fija en el celular y por lo regular van muy entretenidos, apurados y agotados con sus urgencias.
Es así como se pierden de apreciar lo que esconden edificios abandonados, viejas casonas y otros parajes citadinos.
En estas caminatas matinales o nocturnas, he podido dar forma a una visión distinta del mágico encanto porteño y comparto con ustedes queridos lectores, una parte de esta experiencia creativa, realizada con uno de mis hobbies, la fotografía. Y las aquí publicadas, tienen derechos de autor.
EL WALL STREET
La experiencia del disfrute en Manhattan, me lleva a pensar en un símil con algunos lugares de Guayaquil. Observo el Boulevard 9 de octubre y me la imagino como una pequeña “Quinta Avenida”. Se han esmerado en darles artísticos diseños a las fachadas de los edificios donde funcionan oficinas, almacenes, restaurantes, hoteles y pisos residenciales. Además del “Wall Street”, el sector de la banca e instituciones financieras, que vemos en el hermoso detalle fotográfico que ilustra estas líneas. Ojalá podamos disfrutar por muchos años de la ciudad magnífica y galana. Es el gran ideal cosmopolita.
CIUDAD DEL RÍO GRANDE Y DEL ESTERO
Parecería un cuadro pintado con su río y malecón, embarcaciones y aves. Además de edificios, la cúpula de una iglesia y todo lo que la imaginación de cada observador pueda agregar. Este reflejo, resulta un interesante ejercicio creativo para ser disfrutado, dedicando unos momentos de tranquilidad, de activa meditación con los ojos abiertos, dispuestos al gozo de una composición de arte y belleza.
DISTORSIÓN ESTÉTICA
Vemos un céntrico edificio abandonado. Por la frenética rutina del día a día, no se aprecia esta fachada que refleja diversas y bellas imágenes, todo depende del ángulo que se lo mire. Luego de varias observaciones me detengo en el punto ideal para captar esta foto que como apreciarán resulta una admirable obra de arte. Hay que buscarla con paciencia y deleitarse.
GUAYAQUIL
Por: Fernando Naranjo-Villacís
fnaranjo@gye.satnet.net