Feria de preseas y condecoraciones
Feria de preseas y condecoraciones
A pesar de tratarse de un tema muy espinoso, –sabiendo que la vanidad se impone sobre la sensatez en los humanos—decidí escribir sobre este asunto porque me temo que habiéndose tomado a las instituciones que aglutinan a los que son y no son periodistas, podría dar paso a la industria artesanal del halago, altamente rentable, que genera francachelas y no paga impuestos.
Las organizaciones gremiales de los comunicadores sociales de aquí, tales como el Colegio de Periodistas del Guayas, la Unión Nacional de Periodistas del Ecuador, núcleo del Guayas y últimamente la Federación Nacional de Periodistas del Ecuador (que por ley la integran los colegios provinciales de periodistas del país), de cierta parte a hoy se han impuesto la tarea de reconocer, de tiempo en tiempo, las labores profesionales de los periodistas de sus registros; pero, una dirigencia alcahueta extiende esos reconocimientos a funcionarios públicos y autoridades, que nada tienen que ver con el mundo de la comunicación social, supongo que los consideran “amigos” de los gremios. La amistad no se la premia, se la cultiva…
A los maledicentes, troles y <
¿Por qué no terminan con esto, de un solo tajo?… La FENAPE, la UNP y el CPG pueden unirse y crear un premio nacional, único, para el mejor trabajo periodístico publicado el año precedente, merecedor a UNA medalla y a UN premio económico. Nada de categorías, un solo premio discernido tras el análisis y determinación de una Comisión que la integrarían figuras de las letras y la academia. Ese Premio Nacional de Periodismo podría llamarse Eugenio Espejo, J.J. de Olmedo, Hugo Delgado Cepeda, Benjamín Carrión, Juan Montalvo o cualquier otro nombre extraído de la historia, del periodismo y la literatura.
Recuerdo: No muy atrás y perdida en la bruma del tiempo hubo en Guayaquil una organización periodística a la que se le “sacaba el sombrero” por la especialización que alcanzó con las condecoraciones, de toda índole. Medallas y diplomas para cada ocasión histórica, diplomática, cultural, industrial, bancaria o política. Una auténtica industria: salones a la medida, banquetes para todos los niveles, cocteles y recepciones, oradores, presentadores, boletines de prensa, presencia de radios y televisoras, gobernantes y autoridades y, obviamente, las reseñas en la prensa rosa. No creo que el CPG, la UNP o la FENAPE anden tras esos caminos… lo primero que deberían hacer es que el Estado les devuelva sus facultades gremiales y de control del ejercicio pleno del periodismo, porque desde que el tirano innombrable convirtió a esas organizaciones en clubes sociales nadie reclama por la naturaleza de su existencia, sencillamente porque algunos de sus conductores reptan obsecuentemente con servilismo frente al poder económico y político.
Los directivos están acostumbrados al status vigente, porque les otorga réditos… olvidando su lucha frontal por la verdad, porque sólo la verdad nos hará libres.
OPINIÓN
Por: Antonio Molina
Premio Nacional de Periodismo
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